La traici¨®n de Sarkozy
El expresidente ha supeditado los intereses partidarios a una emergencia nacional tan grave como la del 13N
Nicolas Sarkozy ha cuestionado con descaro electoral el principio institucional de la union sacr¨¦e, expresi¨®n solemne arraigada en la pol¨ªtica francesa que previene del inter¨¦s partidario o partidista en tiempos de emergencia nacional.
Ninguna emergencia ha sido tan grave como el 13N, pero Sarkozy la ha subordinado a sus intereses particulares, atribuy¨¦ndose el liderazgo de su nuevo partido, Los Republicanos, con ins¨®lita frivolidad e incurriendo en un ejercicio de amnesia.
Tanto critica Sarkozy la pol¨ªtica exterior de Hollande y la inseguridad que amenaza e los franceses, tanto parece haber olvidado su m¨¢xima responsabilidad como ministro de Interior -pr¨¢cticamente de 2002 a 2007- y los superpoderes que ejerci¨® en su quinquenio como jefe del Estado (2007-2012), consolidando una vinculaci¨®n consecutiva de 17 a?os entre el palacio del El¨ªseo y la derecha francesa.
Conviene recordarlo antes de personalizar la responsabilidad de Hollande. O de recrear el problema del terrorismo isl¨¢mico -as¨ª lo hac¨ªa Le Figaro- como la deriva de una concepci¨®n condescendiente que la izquierda buenista hab¨ªa mantenido por miedo a ofender la libertad de palabra de los imanes en los alminares del terror.
Y no se trata de desmentir la candidez de la socialdemocracia respecto a la pujanza de islamismo -est¨¢ muy bien contada por Houellebecq en las p¨¢ginas de "La sumisi¨®n"- sino de subrayar que ha sido la derecha de Chirac y de Sarkozy la que ha definido el modelo de Estado, de sociedad y de geopol¨ªtica durante casi 20 a?os.
Forma parte de ellos el experimento de la cohabitaci¨®n -Jospin, primer ministro socialista al abrigo de Chirac-, pero la jerarqu¨ªa de la responsabilidad implica que el fracaso de la integraci¨®n, el comunitarismo resultante y el h¨¢bitat en que se ha larvado la serpiente del yihadismo obedecen a la negligencia de la gesti¨®n conservadora.
Sarkozy se ha desentendido de ella sin miedo a romper la lealtad elemental que requiere un pa¨ªs conmocionado. Ha aprovechado la audiencia de la cadena TF1 para anunciar que hab¨ªa 11.000 sospechosos yihadistas y para proclamar que urg¨ªa colocarles unos grilletes de ¨²ltima generaci¨®n como medida preventiva.
Sucedi¨® durante su acto de campa?a personal transcurridas apenas 48 horas de la masacre, pero el episodio m¨¢s delirante consisti¨® en poner de ejemplo el caso de un terrorista que hab¨ªa sido condenado ocho veces -"ocho veces", a?ad¨ªa Sarkozy vehementemente- sin haber si quiera pasado un s¨®lo d¨ªa en prisi¨®n.
Raz¨®n ten¨ªa el ex presidente, pero las acusaciones de laxismo al binomio Hollande-Valls hubieran resultado m¨¢s convincentes de no haber sido porque la secuencia o la frecuencia de las ocho condenas se produjo precisamente en la mutaci¨®n de Sarkozy de ministro de Interior a jefe del Estado. Ya lo ha escrito Sandor Marai. No hay mayor bajeza que vengarse de los propios errores.
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