M¨¢s all¨¢ de Par¨ªs
Los recientes ataques encarnan, de manera radical, la historia y la mitolog¨ªa del yihadismo
Los recientes ataques de Par¨ªs encarnan, de manera radical, la historia y la mitolog¨ªa del yihadismo. El Estado Isl¨¢mico (ISIS) es el autor, pero en su ejecuci¨®n se acumula una experiencia de d¨¦cadas con la que no se acabar¨¢ a base de soluciones militares. No se trata de mirar al pasado en busca de razones o de culpables, sino de entender un presente en el que Europa, una vez m¨¢s, se asoma al abismo. Cuatro son las caracter¨ªsticas del ISIS que enlazan con la genealog¨ªa com¨²n del yihadismo, y una su se?a de identidad que lo proyecta hacia el futuro, a no ser que Europa sepa aprender de sus errores.
Los cuarenta y pocos a?os del yihadismo que hoy conocemos se remontan a las agrupaciones islamistas egipcias que, en la d¨¦cada de 1970, impuls¨® el r¨¦gimen de Sadat para frenar la pujanza de los movimientos izquierdistas que lo cuestionaban. Las yamaat egipcias recuperaron de la tradici¨®n isl¨¢mica la idea de una retirada estrat¨¦gica, de car¨¢cter pol¨ªtico y espiritual, una h¨¦gira de los musulmanes verdaderos a un territorio desde el que emprender la conquista del poder para implantar su islam. La h¨¦gira como estrategia y unas sinuosas relaciones con los poderes autocr¨¢ticos ¨¢rabes son dos premisas del yihadismo que hoy vemos bien encarnadas en el ISIS.
La guerra contra la URSS en el Afganist¨¢n de los ochenta permiti¨® a los j¨®venes islamistas jordanos, egipcios o argelinos vivir una experiencia de redenci¨®n y compartir la utop¨ªa de la umma en una internacional yihadista. La financiaci¨®n saud¨ª y estadounidense hizo el resto. Las fronteras nacionales, culturales y econ¨®micas que la yihad afgana traspas¨® ya nunca volver¨ªan a ser obst¨¢culo para la expansi¨®n del yihadismo. Desde entonces su internacionalizaci¨®n fue imparable. Nueva York, Washington, Nairobi, Casablanca, Madrid, Londres, Bombay, Ankara, Beirut, precedieron a Par¨ªs.
Pero cuando aquellos j¨®venes, conocidos como ¡°los ¨¢rabes afganos¡±, regresaron a casa, la internacionalizaci¨®n del yihadismo sufri¨® una importante mutaci¨®n: la reticularizaci¨®n de sus operaciones. Primero se prob¨® con las propias sociedades musulmanas, siempre v¨ªctimas preferentes y m¨¢s numerosas; luego se export¨®. Por m¨¢s que pueda parecer que los atentados del 11-S responden a una l¨®gica organizativa fuertemente jer¨¢rquica, su realizaci¨®n revela un ampl¨ªsimo margen de maniobra por parte de sus ejecutores, convertidos no en lobos solitarios sino en neuronas que, si caen, son reemplazadas. Tras el 11-S, que atac¨® el poder econ¨®mico y militar, los atentados de la primera d¨¦cada del siglo XX revelan una ¡°democratizaci¨®n¡± de los objetivos de la yihad. Los recientes de Par¨ªs tambi¨¦n son un ejemplo de ello: las v¨ªctimas han sido elegidas sin atender a clases, credo, ideolog¨ªa o procedencia.
El yihadismo ha llegado a su m¨¢s reciente etapa de poli¨¦drica posmodernidad tom¨¢ndonos a todos por objetivo y veh¨ªculo, instal¨¢ndose en el cerebro de buena parte de la humanidad. En t¨¦rminos de visibilidad y reclutamiento, las redes sociales son el rostro de esta modernidad compartida, que permite al ISIS existir de manera tan real como sobredimensionada. Por ello hay que rechazar las soluciones posmodernas, de un militarismo binario (nosotros / ellos, el islam / Occidente), que tan bien manejan los yihadistas, y volver a las causas estructurales que hacen posible la continua mutaci¨®n de la hidra: la inexistencia de un horizonte de futuro libre, igual y fraterno a ambas orillas del Mediterr¨¢neo. Y en concreto en la europea, la condena a la discriminaci¨®n por haber nacido en una banlieue y no en un buen arrondissement de Par¨ªs.
Luz G¨®mez es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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