Brasil, una democracia atrincherada
La sociedad brasilera vuelve a sufrir una profunda crisis econ¨®mica nacida y agravada por el caos pol¨ªtico
El 2 de abril de 1964 el Congreso brasilero protagoniz¨® uno de los discursos m¨¢s infames de su historia. La sesi¨®n legislativa que hab¨ªa empezado en las ¨²ltimas horas del 1? de abril, d¨ªa de la mentira, concluy¨® justamente con una, al tiempo que las calles del pa¨ªs eran tomadas por las Fuerzas Armadas. Con las siguientes palabras y, de un solo golpe, el Presidente del Senado Auro de Moura Andrade minti¨® al pa¨ªs y fungi¨® como trompetista real del gobierno de Humberto Castelo Branco, primero de los cinco dictadores militares:
El se?or Presidente de la Rep¨²blica dej¨® la sede del gobierno, dej¨® la naci¨®n ac¨¦fala en una hora grav¨ªsima de la vida brasilera en que es menester que el jefe de Estado permanezca adelante de su gobierno. Esta acefal¨ªa configura la necesidad de que el Congreso Nacional, como poder civil, inmediatamente tome la actitud que le corresponde. De esta forma, declaro vacante la Presidencia de la Rep¨²blica...
Antes de su discurso, Moura Andrade hab¨ªa sido advertido por el entonces Ministro Jefe de la casa Civil, Darcy Ribeiro, de que el Presidente Jo?o Goulart segu¨ªa en territorio nacional, impedido de regresar a Brasilia por parte de efectivos militares en Rio de Janeiro. A esa altura, una mentira en el Senado agregar¨ªa muy poca tinta a la mancha de la conspiraci¨®n entre sectores pol¨ªticos y altos mandos militares.
El 21 de noviembre de 2013 el Congreso anul¨® la sesi¨®n del 1 y 2 de abril de 1964, en un ejercicio de discernimiento democr¨¢tico que a ratos vuelve a ser ignorado. El ¨²ltimo episodio de relieve democr¨¢tico tuvo lugar el pasado 2 de diciembre, cuando el Presidente de la C¨¢mara de Diputados, Eduardo Cunha, anunci¨® la apertura de un proceso de destituci¨®n parlamentaria contra Dilma Rousseff. Seg¨²n Cunha, la decisi¨®n de iniciar el proceso de impeachment tiene un embasamiento exclusivamente t¨¦cnico, a saber, los maquillajes en las cuentas del gobierno pese a las advertencias del Tribunal de Cuentas de la Uni¨®n. Esos maquillajes consisten en gastos financiados por bancos p¨²blicos y sin previsi¨®n en el presupuesto federal, en flagrante incumplimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal.
Hay casi un consenso de que la decisi¨®n de Eduardo Cunha est¨¢ lejos de basarse meramente en una cuesti¨®n t¨¦cnica. M¨¢s bien, se trata de una represalia por la postura del Partido de los Trabajadores de apoyar las investigaciones en la Comisi¨®n de ?tica de la C¨¢mara de Diputados que pueden conllevar a la inhabilitaci¨®n del congresista. Tales investigaciones tienen origen en evidencias presentadas por el Ministerio P¨²blico en la operaci¨®n ¡°Lava Jato¡±, de que Cunha habr¨ªa recibido millonarias coimas en contratos irregulares celebrados por PETROBRAS.
Mientras Rousseff ha denunciando un intento de canje pol¨ªtico por parte de Cunha, ¨¦ste ha manifestado que el gobierno le ha condicionado el apoyo en la Comisi¨®n de ?tica al rechazo de los varios pedidos de impeachment bajo consideraci¨®n de la mesa directora de la C¨¢mara de Diputados. Al margen de si la mentira radica en el Congreso o en la Presidencia de la Rep¨²blica, lo tr¨¢gico de todo eso es que la sociedad brasilera vuelve a sufrir una profunda crisis econ¨®mica nacida y agravada por el caos pol¨ªtico. Falta solamente el estallido de grandes agitaciones sociales para que el escenario actual sea una r¨¦plica de los ¨²ltimos meses del gobierno de Jo?o Goulart. A diferencia de la acefal¨ªa inventada por Moura Andrade en 1964, la actual tiene una dimensi¨®n ¨¦tica y abarca a las principales instancias del Estado, con dos honradas excepciones: el Poder Judicial y el Ministerio P¨²blico.
Aunque sobran razones para que los partidos, congresistas, ministros y ex ministros enlodados en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n paguen un alto precio pol¨ªtico, muchos se preguntan por el costo de un proceso de impeachment instrumentalizado por un diputado involucrado en esos esc¨¢ndalos y cuya credibilidad agoniza ante la opini¨®n p¨²blica. En efecto, la destituci¨®n parlamentaria de Rousseff podr¨ªa significar un espaldarazo de impunidad a uno de los partidos con m¨¢s miembros investigados en la operaci¨®n ¡°Lava Jato¡±, el Partido por el Movimiento Democr¨¢tico Brasilero (PMDB), al cual pertenecen Eduardo Cunha y el Vicepresidente de la Rep¨²blica Michel Temer. En todo caso, los ¨²ltimos conteos indican que ni una teratol¨®gica alianza entre la oposici¨®n y el PMDB alcanzar¨ªa el qu¨®rum especial requerido para aprobar el impeachment de Rousseff.
Si por la v¨ªa pol¨ªtica es improbable que se logre resucitar la gobernabilidad, queda la esperanza de que las entidades a cargo de administrar justicia hagan las veces de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, actualmente ocupados en autodestruirse. El desenlace de las investigaciones por corrupci¨®n conducidas por el Ministerio P¨²blico Federal, as¨ª como la decisi¨®n que adopte el Tribunal Superior Electoral en torno a las denuncias de irregularidades en la financiaci¨®n de la campa?a presidencial de Rousseff y Temer, parecen ser las principales trincheras de la democracia en Brasil.
Daniel Cerqueira es abogado, oficial de programa s¨¦nior de la Fundaci¨®n para el Debido Proceso (DPLF). Twitter: @dlcerqueira
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