El nuevo Gobierno libio nace debilitado frente al caos del pa¨ªs
Los expertos destacan las dificultades de seguridad de las nuevas autoridades en Tr¨ªpoli
Una vez firmado el acuerdo para formar un Gobierno de unidad en Libia en el plazo de un mes, ahora falta que ese Gobierno pueda imponer su autoridad frente a los dos Parlamentos -el de Tr¨ªpoli y el de Tobruk, cuyos l¨ªderes no han asumido el acuerdo- y frente a los cientos de guerrillas que campan en el pa¨ªs. Algunos de los principales expertos sobre Libia, consultados por este diario, se muestran muy esc¨¦pticos. Dudan incluso de que los nueve miembros del consejo presidencial nombrado por la ONU puedan poner el pie en Tr¨ªpoli, el lugar donde m¨¢s rechazo ha provocado el nuevo Gobierno.
Claudia Gazzini, miembro del centro de an¨¢lisis Internacional Crisis Group, escribi¨® el siguiente tuit nada m¨¢s firmarse el acuerdo: ¡°Me gustar¨ªa estar feliz, pero no puedo. Demasiado preocupada por lo que puede ir mal¡±. Este prestigioso centro de reflexi¨®n ya advirti¨® de que la ONU deber¨ªa haber esperado a cosechar m¨¢s apoyo dentro del pa¨ªs.
Mohamed Eljarh, miembro del centro de an¨¢lisis Atlantic Council, se?ala: ¡°Todo el mundo deber¨ªa ser muy prudente sobre este acuerdo. Porque si no sale bien, Libia quedar¨¢ m¨¢s fragmentada y los ¨²nicos ganadores podr¨ªan ser los grupos terroristas como el Estado Isl¨¢mico¡±. ¡°El acuerdo pretende lograr un Gobierno de unidad, pero con la oposici¨®n de actores clave en el terreno ser¨¢ solo otro Gobierno m¨¢s y no uno de unidad¡±, a?ade.
Eljarh advierte de que el principal obst¨¢culo para el nuevo Gobierno ser¨¢ afianzarse en la capital frente a los grupos armados que la controlan. ¡°Habr¨¢ que ver si el nuevo Gobierno decide enfrentarse en una guerra a esos grupos o ubicarse en otra ciudad. Las dos opciones conllevan grandes riesgos¡±. ¡°Adem¨¢s¡±, se?ala Eljarh, ¡°la cuesti¨®n de las milicias armadas y sus armas sigue siendo el elefante en la habitaci¨®n sobre el que nadie tiene una respuesta¡±.
Mohamed Eljarh recuerda que un punto clave para el nuevo Gobierno consistir¨¢ en ganarse la confianza de los ciudadanos en las pr¨®ximas semanas a trav¨¦s de la gesti¨®n para evitar el colapso financiero del pa¨ªs.
Jason Pack, presidente del centro Libya-Analysis e investigador de la Universidad de Cambridge, tambi¨¦n advierte: ¡°Otorgar el reconocimiento a un Gobierno que ha sido apuntalado casi exclusivamente por la comunidad internacional y que no tiene el suficiente apoyo sobre el terreno en Libia podr¨ªa condenarlo a la irrelevancia o peor a¨²n, instigar m¨¢s divisiones peligrosas¡±.
El escepticismo entre los analistas que siguen de cerca el devenir de Libia contrasta con las sonrisas que mostraban el jueves tanto el enviado especial de la ONU para Libia, el alem¨¢n Martin Kobler, como varios ministros de Exteriores de la Uni¨®n Europea. Claudia Gazzini explica a qu¨¦ se debe ese contraste entre expertos y pol¨ªticos: ¡°Los expertos no nos dejamos llevar por los intereses de la pol¨ªtica nacional y conocemos la complejidad de la realidad libia. La mayor¨ªa de los diplom¨¢ticos, sin embargo, conf¨ªan principalmente en lo que le dicen los interlocutores libios partidarios del acuerdo¡±.
Mattia Toaldo, miembro del think tank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, estima tambi¨¦n que el acuerdo ha sido ¡°un poco precipitado¡± y que la principal dificultad del nuevo Gobierno ser¨¢ garantizar su propia seguridad en Tr¨ªpoli, donde se encuentran algunas de las principales milicias que se oponen al acuerdo. ¡°Bernardino Le¨®n -el anterior enviado especial de la ONU- no trabaj¨® mucho sobre el tema del cese el fuego. Y Kobler ha empezado tarde a abordarlo. As¨ª que el acuerdo se ha firmado sin que haya ning¨²n compromiso de cese el fuego¡±.
Me gustar¨ªa estar feliz con la firma del acuerdo en Libia. Pero no puedo. Estoy demasiado preocupada por lo que puede ir mal Claudia Gazzini, miembro de International Crisis Group
Un ejemplo de la situaci¨®n ca¨®tica que vive el pa¨ªs se vivi¨® el mismo jueves en que en Marruecos se estaba firmando el acuerdo sobre el Gobierno de unidad. En ese momento, un grupo de 20 soldados de operaciones especiales provenientes de Estados Unidos aterriz¨® en la localidad de Wattiyaun. Los soldados actuaban en coordinaci¨®n con una parte del Ej¨¦rcito libio. Pero otra parte de las fuerzas a¨¦reas libias conminaron a los estadounidenses a regresar a su pa¨ªs, ya que no hab¨ªan sido informados de la operaci¨®n. A las pocas horas, el grupo tuvo que salir de Libia.
Desde la ONU, alguno de los forjadores del acuerdo insiste en que despu¨¦s de casi un a?o escuchando a todas las partes la situaci¨®n estaba estancada y el tiempo solo jugaba a favor del Estado Isl¨¢mico, que sigue afianzando su presencia a lo largo de 250 kil¨®metros de costa, en el centro del pa¨ªs. ¡°Se trataba de crear una din¨¢mica de cambio¡±, indica una fuente pr¨®xima a la ONU. ¡°El acuerdo del Viernes Santo en Irlanda tampoco lo apoy¨® todo el mundo y termin¨® ganando a todos¡±.
Todo el mundo es consciente de las dificultades que afronta el nuevo Gobierno. Hasta el alem¨¢n Martin Kobler, el enviado de la ONU, tras la firma del acuerdo, advirti¨® al reci¨¦n nombrado primer ministro libio, Fayez Sarraj: ¡°Le felicito, pero tambi¨¦n tengo que decirle que no le envidio¡±.
El Estado Isl¨¢mico, el petr¨®leo e inmigrantes
Hay tres cuestiones que explican el inter¨¦s de la comunidad internacional por apoyar lo antes posible a un Gobierno de unidad que imponga orden en Libia: refugiados, Estado Isl¨¢mico y petr¨®leo.
Desde las costas libias han partido este a?o decenas de miles de inmigrantes, muchos de los cuales se han ahogado en alta mar. En cuanto al petr¨®leo, basta saber que Libia produc¨ªa 1,6 millones de barriles de petr¨®leo al d¨ªa en 2011, antes de la ca¨ªda de Muamar el Gadafi, y ahora no produce ni la mitad.
El Estado Isl¨¢mico ejerce su dominio sobre 250 kil¨®metros de costa. Tiene su sede libia en Sirte, ciudad natal de Gadafi, desde donde operan entre 2.000 y 3.000 yihadistas, seg¨²n la ONU. El objetivo inmediato de esta formaci¨®n es hacerse con el control de refiner¨ªas y pozos de petr¨®leo. De momento, no lo ha conseguido. Pero el desorden que sufre el pa¨ªs juega a favor del Estado Isl¨¢mico
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