?Ha disminuido la desigualdad en el mundo?
Es importante que Am¨¦rica Latina forje instituciones capaces de implementar pol¨ªticas de recaudaci¨®n tributaria y gasto social m¨¢s inteligentes
La desigualdad de ingreso est¨¢ de moda. Pululan los art¨ªculos, estudios, libros y programas de televisi¨®n que abordan el tema. Organismos multilaterales que antes no les interesaba la desigualdad ahora parecen obsesionados con ella. Y activistas, intelectuales y l¨ªderes pol¨ªticos la describen como uno de los m¨¢s importantes desaf¨ªos de nuestro tiempo.
Pero contrario a lo que muchos piensan el problema de la desigualdad no se ha agravado en todas partes. El ascenso econ¨®mico de China, India y otras naciones emergentes, donde cientos de millones de personas han ascendido a la clase media, ha acarreado una disminuci¨®n de la desigualdad a nivel mundial. Y no s¨®lo eso: adem¨¢s de disminuir entre pa¨ªses, la desigualdad de ingreso se ha reducido dentro de muchos pa¨ªses, incluyendo casi todos los de Am¨¦rica Latina.
Contrario a lo que muchos piensan el problema de la desigualdad no se ha agravado en todas partes
??A que se debe entonces la creciente ansiedad? A que la desigualdad se ha exacerbado en los pa¨ªses ricos y los pa¨ªses ricos, en particular EE UU, tienen una enorme capacidad para exportar preocupaciones y ansiedades al resto del mundo. Y en EE UU y Europa, a partir de la m¨¢s reciente crisis econ¨®mica mundial, el inter¨¦s por la desigualdad ha crecido como la espuma.
Ser¨ªa un error, sin embargo, generalizar en base a lo que ocurre en un grupo de pa¨ªses. Es verdad que en potencias regionales como China, Rusia, Sud¨¢frica e India tambi¨¦n hay un problema de creciente desigualdad. Pero en muchos otros pa¨ªses la tendencia es la contraria. De hecho, la profesora de la Universidad de Tulane, Nora Lustig, ha liderado un conjunto de estudios que revelan que en m¨¢s de la mitad de los pa¨ªses con datos disponibles el coeficiente de Gini ¡ªque asigna el valor cero a la igualdad absoluta y 100 a la desigualdad absoluta¡ª se redujo levemente entre 2000 y 2010. En promedio, pues, la desigualdad dentro de los pa¨ªses podr¨ªa estar disminuyendo.
Curiosamente, en ninguna regi¨®n ha ca¨ªdo tanto como en Am¨¦rica Latina. La mejora ha ocurrido en todas partes, bajo gobiernos de izquierda o derecha, en lugares donde la econom¨ªa ha crecido mucho o poco, y donde el salario m¨ªnimo ha aumentado o se ha estancado.
A partir de la m¨¢s reciente crisis econ¨®mica mundial, el inter¨¦s por la desigualdad ha crecido como la espuma
Seg¨²n Lustig, el gasto social explica parte de esta reducci¨®n. Muchos pa¨ªses aprovecharon la bonanza econ¨®mica de ese per¨ªodo para implementar pol¨ªticas fiscales redistributivas m¨¢s generosas y focalizadas que beneficiaron a millones de pobres. Pero a esto a?ade otro factor que influy¨® m¨¢s: la ca¨ªda en la desigualdad del ingreso laboral. Durante los noventa hubo en la regi¨®n una expansi¨®n masiva de la educaci¨®n que condujo a una importante recomposici¨®n de la fuerza de trabajo. La oferta de trabajadores con mayor preparaci¨®n creci¨® con el aumento del n¨²mero de personas con t¨ªtulos de educaci¨®n secundaria y universitaria. Por otro lado, la demanda de estos trabajadores creci¨® menos, lo cual llev¨® a que cayeran sus salarios y se redujera la brecha en los ingresos.
Por supuesto, esta merma no significa que Am¨¦rica Latina, a diferencia de los pa¨ªses ricos, debe dejar de preocuparse por la desigualdad. Al contrario: en este caso la regi¨®n hace bien sum¨¢ndose a este debate. Porque as¨ª la desigualdad sea menor hoy que hace quince a?os, Am¨¦rica Latina todav¨ªa es la regi¨®n m¨¢s desigual del mundo. A pesar del progreso, los niveles de desigualdad siguen siendo inaceptablemente altos ¡ªmucho m¨¢s altos que los que est¨¢n provocando una gran ansiedad en EE UU y Europa.
A pesar del progreso, los niveles de desigualdad siguen siendo inaceptablemente altos
?Y por qu¨¦ siguen siendo tan altos? En parte porque los pa¨ªses de la regi¨®n, con sus estados d¨¦biles e ineficientes, no han levantado a¨²n sistemas de redistribuci¨®n fiscal de gran escala como los que tienen los pa¨ªses ricos. Es cierto que EE UU y Europa, y sobre todo EE UU, podr¨ªan hacer mucho m¨¢s para disminuir la desigualdad. Pero el gasto social en esos pa¨ªses sigue siendo m¨¢s alto, eficiente y justo que el gasto social en Am¨¦rica Latina y otras regiones del mundo. Lustig calcula que la reducci¨®n del coeficiente de Gini en Europa como resultado de las pol¨ªticas fiscales redistributivas asciende a los nueve puntos porcentuales ¡ªsi las pensiones son consideradas consumo diferido. En Brasil no llega a los cuatro puntos. M¨¢s grave a¨²n: al 40% de los pobres brasile?os los impuestos ¡ªa¨²n tomando en cuenta las transferencias¡ª los hace m¨¢s pobres.
Por eso es tan importante que Am¨¦rica Latina forje instituciones capaces de implementar pol¨ªticas de recaudaci¨®n tributaria y gasto social m¨¢s inteligentes y de mayor alcance. Y el objetivo no es agrandar el Estado ni ampliar su abanico de funciones hasta convertirlo en una masa abotargada e ineficiente, sino simplemente hacerlo cumplir su funci¨®n b¨¢sica de ayudar y proteger a los m¨¢s desafortunados.
* Alejandro Tarre es escritor y periodista. Twitter @alejandrotarre
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