La deportaci¨®n de centroamericanos solivianta a las bases de Obama
Congresistas y activistas exigen un TPS para las madres y ni?os refugiados en EE UU
La decisi¨®n del Gobierno de Barack Obama de comenzar a deportar a madres e hijos centroamericanos llegados durante la oleada que caus¨® una crisis en la frontera sur de Estados Unidos en 2014 ha puesto en pie de guerra a las bases de apoyo tradicional del presidente dem¨®crata. Activistas, pero tambi¨¦n un n¨²mero creciente de congresistas, exigen que el presidente ordene de inmediato un alto a las deportaciones y conceda un permiso temporal a estas personas que, afirman, son refugiados, no simplemente inmigrantes. Los cr¨ªticos a la nueva pol¨ªtica de Obama acusan al presidente de ¡°prejuicios hemisf¨¦ricos¡± cuando se trata de proteger a refugiados y reclaman adem¨¢s que se busque una soluci¨®n de toda la regi¨®n a este problema.
Lo peor es el miedo. El miedo a que cualquier d¨ªa, en cualquier momento, la ¡°migra¡±, como se conoce a los agentes de la Oficina de Inmigraci¨®n y Control de Aduanas (ICE), llame a la puerta para llev¨¢rselos detenidos y acaben en esos pa¨ªses de Centroam¨¦rica -Guatemala, Honduras y El Salvador- de los que salieron con lo puesto huyendo de la pobreza y, sobre todo, de la violencia.
Sandra no da su apellido. Ni siquiera quiere revelar de qu¨¦ pa¨ªs centroamericano viene. Lleg¨® a Estados Unidos a finales de 2013 con su hijo, de ahora cuatro a?os, ¡°en brazos¡±. Ahora pende sobre ella una orden definitiva de deportaci¨®n. Desde que en v¨ªsperas de la Nochebuena se revelara que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) estaba preparando redadas en todo el pa¨ªs para detener y deportar a personas como ella, no ha pegado ojo.
¡°Vivimos con mucho miedo, tenemos miedo de que tal vez ¨¦l andando en la escuela o yo trabajando, nos agarren¡±, cuenta tras participar en una protesta por las deportaciones ante a la Casa Blanca este viernes.
Sandra lleva dos semanas sin acudir a su puesto de trabajo. Asegura que en su comunidad, en el Estado de Maryland, el miedo es compartido. ¡°Ahorita la gente est¨¢ encerrada, no quieren salir, tienen miedo y tienen mucha raz¨®n. Es muy dif¨ªcil, no somos delincuentes, simplemente estamos ac¨¢ para salir adelante y luchar por nuestras familias, huyendo de la delincuencia¡±, lamenta.
Todav¨ªa no hay cifras completas, pero desde las organizaciones de apoyo a los inmigrantes, como CASA de Maryland o el Fair Immigration Reform Movement (FIRM) se confirma que reciben cada d¨ªa decenas de llamadas de familias preocupadas que dudan si enviar a sus hijos al colegio o de ir a trabajar por miedo a ser detectados, detenidos y deportados.
Las deportaciones ya han comenzado
Eso es lo que les pas¨® a m¨¢s de 121 personas, muchas de ellas mujeres y ni?os, durante el primer fin de semana de redadas ordenadas por el DHS sobre todo en Georgia, Texas y Carolina del Norte. Seg¨²n precis¨® el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, esta semana, se trata de personas que fueron interceptadas en la frontera despu¨¦s del 1 de mayo de 2014 y que est¨¢n bajo una orden de deportaci¨®n pendiente despu¨¦s de haber ¡°agotado todas las v¨ªas legales adecuadas¡± sin que se les considerara aptos para que les fuera concedido el asilo.
Pero aunque la cifra es proporcionalmente menor, la indignaci¨®n ha ido en aumento en los ¨²ltimos d¨ªas y amenaza con convertirse en un problema mayor de cara al ¨²ltimo discurso sobre el Estado de la Uni¨®n que Obama pronunciar¨¢ en el Congreso el martes.
Protecci¨®n especial para los que huyen de la violencia
Un grupo de congresistas dem¨®cratas est¨¢ preparando una carta a Obama reclam¨¢ndole que detenga de inmediato las deportaciones y que afronte este asunto como una ¡°crisis de refugiados¡±, que es lo que son, sostiene el congresista por Illinois Luis Guti¨¦rrez, uno de los art¨ªfices de la iniciativa. Los legisladores han reclutado para su causa tanto a la l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata en la c¨¢mara baja, Nancy Pelosi, como a su par en el Senado, Harry Reid, quien la v¨ªspera critic¨® duramente las redadas y asegur¨® que hay una ¡°gran preocupaci¨®n¡± por este asunto y que se ha pedido al DHS que ¡°se abstenga de continuar hasta que se encuentre una forma mejor¡± de actuar.
Los legisladores, al igual que los activistas, consideran que Obama podr¨ªa hacer uso de su autoridad ejecutiva, tal como hizo esta misma semana para proponer medidas de mayor control a las armas, y garantizar un TPS para estas personas.
¡°Se puede, de forma unilateral, garantizarles un estatus de protecci¨®n temporal (TPS), no hay ninguna diferencia entre esto y un hurac¨¢n o una epidemia violenta. La muerte es algo seguro en las manos de esos carteles de drogas en esos pa¨ªses que controlan la sociedad civil¡±, asever¨® Guti¨¦rrez. El congresista record¨® que el hecho de que Obama solicitara -y haya recibido- en el presupuesto m¨¢s de 700 millones de d¨®lares para ayudar a esos pa¨ªses supone un reconocimiento impl¨ªcito de los graves problemas que los aquejan.
?Trato desigual?
El legislador reclam¨® adem¨¢s que se trate este problema como un ¡°asunto hemisf¨¦rico¡± que involucre a todos los pa¨ªses del continente, de igual forma que en Europa se est¨¢ actuando de forma conjunta en el caso de los refugiados sirios.
Para Kamal Essaheb, del National Inmigration Law Center, se ha producido un ¡°prejuicio hemisf¨¦rico¡± que hace que el Gobierno trate de forma diferente a los refugiados latinoamericanos que huyen de la violencia que los que proceden de otras partes del mundo. Sandra est¨¢ convencida de que, de ser deportada, le espera un futuro fatal. ¡°Enviarnos de regreso es enviarnos a una muerte certera¡±, advierte.
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