Una palabra elemental que no existe en espa?ol
El vocablo ingl¨¦s ¡®compromise¡¯ tiene un significado m¨¢s amplio que ¡°pactar¡±: implica un acuerdo en el que cada parte hace concesiones. El concepto es ajeno a la cultura hispana
¡°El coraz¨®n siempre enga?a al intelecto¡±
Fran?ois de la Rochefoucauld
Hace tres a?os, conversaba en El Cairo con una feminista egipcia. Con sus tacones altos, falda blanca ajustada, escote ligeramente visible, rodillas y pelo al aire era un desaf¨ªo hecho carne al oscuro puritanismo que tanta huella ha dejado en su pa¨ªs y en el resto del mundo musulm¨¢n en los ¨²ltimos a?os.
Se llamaba Iman Bibars y me viene a la mente hoy no tanto por su exuberante aspecto, sino por algo que me dijo, algo que record¨¦ tras leer un par de art¨ªculos en EL PA?S ayer que me hicieron pensar que a Espa?a se le presenta una oportunidad hist¨®rica para hacer una revoluci¨®n cuyo impacto se sentir¨ªa no solo en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, sino en todos los pa¨ªses de habla hispana.
El 61% de los espa?oles quiere un pacto de gobierno tras el 20-D
Los art¨ªculos eran sobre la par¨¢lisis en la pol¨ªtica actual espa?ola. Uno contaba los resultados de un sondeo que indicaba que el 61% de los espa?oles deseaba que los partidos pol¨ªticos, ninguno de los cuales obtuvo una mayor¨ªa clara en las elecciones generales del mes pasado, ¡°pacten¡± (ojo a la palabra) un Gobierno; otro, m¨¢s anal¨ªtico, dec¨ªa que hace ya cuatro a?os que los espa?oles han estado expresando repetida y masivamente su deseo de m¨¢s negociaci¨®n y (otra vez esa palabra) ¡°pacto¡±.
Lo que me dijo Iman, que hablaba ingl¨¦s como una nativa, fue que le llamaba poderosamente la atenci¨®n la existencia de una palabra en mi idioma que en el suyo, el ¨¢rabe, no ten¨ªa traducci¨®n. At¨®nito, como ante un momento de revelaci¨®n, le contest¨¦, ¡°?Pero tampoco tiene traducci¨®n en espa?ol!¡±. ¡°?Aj¨¢!¡±, me sonr¨ªo, ¡°pues igual la culpa es nuestra¡±. ¡°Igual s¨ª¡±, le contest¨¦, pensando en los casi 800 a?os que sus antecesores ¡°moros¡± hab¨ªan ocupado tierras hispanas.
La palabra inglesa, verbo y sustantivo a la vez, es compromise. La ¨²nica palabra en espa?ol a cuyo significado se aproxima es, precisamente, ¡°pacto¡± o ¡°pactar¡±. Pero no llega. Compromise es m¨¢s sutil, m¨¢s amplio; envuelve una actitud generosa y pr¨¢ctica frente a la vida que posiblemente ayude a explicar por qu¨¦ el Gobierno democr¨¢tico ha funcionado con m¨¢s eficacia, solidez y longevidad en Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Canad¨¢ que en Espa?a, M¨¦xico, Venezuela o Argentina.
Veamos la definici¨®n de ¡°pactar¡± de la Real Academia Espa?ola: ¡°Acordar algo entre dos o m¨¢s personas o entidades, oblig¨¢ndose mutuamente a su observancia¡±. Veamos la definici¨®n de compromise en el Oxford English Dictionary: ¡°Un acuerdo al que se ha llegado con ambos lados haciendo concesiones¡±.
La Iglesia cat¨®lica espa?ola ha dejado h¨¢bitos mentales absolutistas
El hecho de que no exista una palabra con equivalente sentido en espa?ol indica que el concepto es ajeno a la cultura hispana, o al menos que no ha llegado a calar en ella. Las razones exactas no las s¨¦ pero, pese a no ser un historiador y suicidamente consciente de que se me caiga el mundo acad¨¦mico encima, propondr¨¦ una tesis parcial. Del mismo modo que hoy hay grandes variaciones entre la interpretaci¨®n del islam dependiendo del pa¨ªs en el que se practique, tambi¨¦n las hubo durante muchos siglos en Europa occidental respecto a c¨®mo se viv¨ªa el catolicismo. Desde la expulsi¨®n del ¨²ltimo sult¨¢n de Granada en enero de 1492 hasta ¡ªs¨ª, s¨ª, con matices y con una guerra civil de por medio¡ª el final del franquismo, la versi¨®n del catolicismo imperante en Espa?a se aproximaba m¨¢s a la versi¨®n del islam wahab¨ª oscurantista vista hoy en Arabia Saud¨ª que a las versiones que vemos en Marruecos, Turqu¨ªa o Indonesia. El cerrado catolicismo espa?ol contrastaba con el catolicismo de otros pa¨ªses europeos m¨¢s abiertos a la influencia de Newton, Darwin o Voltaire (en franc¨¦s, la palabra compromis tiene el mismo sentido que el compromise ingl¨¦s: ¡°Concession r¨¦ciproque¡±, seg¨²n el diccionario).
A lo que voy es que la larga centralidad de la Iglesia cat¨®lica espa?ola en la vida intelectual y espiritual de los espa?oles ha dejado como secuela h¨¢bitos mentales absolutistas hoy que no admiten el concepto del compromise. Da igual que sean de izquierdas o derechas, proiglesia o anti. Da igual, incluso, que el tema de discusi¨®n sea la pol¨ªtica, el trabajo o el f¨²tbol. Un aficionado del Manchester United va a estar mucho m¨¢s dispuesto que uno del Barcelona a reconocer que el equipo de su m¨¢s antiguo enemigo, el Liverpool o el Real Madrid, juega bien.
Los pol¨ªticos han de saber que si t¨² cedes y yo cedo todos ganamos
Se me qued¨® grabada una conversaci¨®n que tuve hace unos diez a?os con un madrile?o sobre un determinado grupo de compa?eros en la direcci¨®n de su empresa. ¡°No los soporto¡±, me dijo. ¡°Siempre quieren pactar. Es que no tienen principios, ?no tienen principios, joder!¡±.
No se me pasar¨ªa por la cabeza presumir de poseer la f¨®rmula precisa, pero est¨¢ claro que si los partidos pol¨ªticos espa?oles de hoy quieren satisfacer el aparente deseo de la mayor¨ªa de los ciudadanos llegando a un acuerdo que logre la formaci¨®n de un Gobierno, evitando otras elecciones a corto plazo, tendr¨¢n que aflojar los principios a los que por historia y por naturaleza tan obstinadamente se aferran y optar por el pragmatismo impl¨ªcito en esa palabra que no existe en su lengua. Asimilando la saludable filosof¨ªa que contiene el concepto compromise, van a tener que ser menos ut¨®picos y m¨¢s terrenales; menos vanidosos y m¨¢s flexibles; menos due?os de la verdad y m¨¢s humildes. Van a tener que pensar menos como curas, cuyo foco est¨¢ puesto en el m¨¢s all¨¢, y m¨¢s como hijos seculares de Ad¨¢n y Eva ¡ªo de los chimpanc¨¦s, seg¨²n la preferencia¡ª condenados a vivir su breve estancia en un mundo en el que cada uno de nosotros es indescifrable (con lo cual, ni hablar de la complejidad del colectivo de una sociedad) y donde, fuera de las matem¨¢ticas, no existen verdades eternas, no hay soluciones ideol¨®gicas que garanticen el bienestar general. Van a tener que marcar un hito y abrirse todos a la idea, profundamente revolucionaria en el mundo hispano, de que si t¨² cedes y yo cedo todos podemos salir ganando. Y, de paso, agregar, si pueden, una nueva palabra a la lengua espa?ola.
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