La cara oculta de Erdogan
La Turqu¨ªa a la que la UE suplica ayuda para contener la marea de refugiados ha pasado en una d¨¦cada de las reformas democr¨¢ticas a los tics de un r¨¦gimen autocr¨¢tico
Muchos tem¨ªan en Occidente a la llamada agenda oculta de los islamistas turcos cuando llegaron al poder. El miedo a la imposici¨®n de la shar¨ªa y de una teocracia como la iran¨ª se vio pronto disipado por la decidida voluntad de acercamiento a Europa de Recep Tayyip Erdogan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en turco). La Turqu¨ªa a la que la UE suplica ayuda, m¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, para contener la mayor marea de refugiados sobre el continente desde el final de la II Guerra Mundial, no se encuentra pr¨®xima a los valores europeos: interviene peri¨®dicos cr¨ªticos con el poder y ha impuesto el estado de excepci¨®n en ciudades kurdas.
Esta es la historia de una involuci¨®n. La del pa¨ªs que abord¨® reformas democr¨¢ticas en una sociedad isl¨¢mica ¡ªque pudieron haber sido un faro para la primavera ¨¢rabe¡ª y que hoy se asemeja m¨¢s a la autocr¨¢tica Rusia de Vlad¨ªmir Putin que a la Alemania de Angela Merkel. Al margen de los dilemas morales que puede plantear un acuerdo sobre refugiados que en esencia equivale al desplazamiento forzoso y masivo de poblaci¨®n a cambio de miles de millones de euros, las contrapartidas del trato ¡ªreactivaci¨®n del proceso de adhesi¨®n, exenci¨®n de visados en la zona Schengen¡ª deben hacer reflexionar tambi¨¦n a los ciudadanos europeos sobre la propia naturaleza democr¨¢tica de Turqu¨ªa.
Demasiado tiempo con todas las riendas concentradas en sus manos: Erdogan lleva 13 a?os sin apearse del poder, 11 de ellos como primer ministro. Como jefe del Estado directamente elegido por el pueblo por primera vez, se dispone a superar el r¨¦cord de Atat¨¹rk, que ostent¨® la presidencia tres lustros. Si logra ser reelegido en 2019 para otros cinco a?os, como todo apunta, seguir¨¢ al frente del pa¨ªs durante el centenario de la fundaci¨®n de la Turqu¨ªa moderna, en 2023. ¡°Nuestro viaje hacia Europa no ha empezado ahora mismo. Somos miembros fundadores del Consejo de Europa y de la OTAN. De hecho, es un proceso que comenz¨® con la fundaci¨®n de la actual Rep¨²blica de Turqu¨ªa por Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk en 1923. Tambi¨¦n cabe preguntarse qu¨¦ puede aportar Turqu¨ªa a la UE. No queremos que se convierta en un club cristiano¡±, declaraba Erdogan en una entrevista con EL PA?S en junio de 2006, todav¨ªa bajo el impulso del reformismo democr¨¢tico y cuando el portazo de Francia y Alemania empezaba ya a ser evidente.
Una d¨¦cada despu¨¦s, es Europa la que ofrece compensaciones a Erdogan para que se haga cargo de cientos de miles de desplazados por los conflictos de Siria, Irak o Afganist¨¢n. Poco antes de su primera victoria electoral, en noviembre de 2002, Erdogan presentaba al AKP como ¡°un partido conservador y democr¨¢tico, como la CDU alemana¡±. ¡°Pensamos lo mismo en cuanto a la defensa de la familia y los valores tradicionales, pero no sentimos en absoluto la enemistad que ellos sienten hacia los extranjeros¡±, dijo entonces a EL PA?S. ¡°Para nosotros entrar en la UE es cambiar de nivel de vida, en sentido econ¨®mico pero tambi¨¦n en el de los derechos democr¨¢ticos; y nuestro pueblo se lo merece¡±.
Un mes despu¨¦s de que el AKP consiguiera la primera de sus cuatro mayor¨ªas absolutas en las urnas, Erdogan declaraba en el avi¨®n que le conduc¨ªa a Madrid para entrevistarse con el entonces jefe de Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar: ¡°Para nosotros, avanzar hacia la UE es una obligaci¨®n moral. Europa no tiene nada que perder si suma a Turqu¨ªa, al contrario, ganar¨¢¡±.
Demasiado tiempo con todas las riendas concentradas en sus manos: Erdogan lleva 13 a?os sin apearse del poder
En septiembre de 2010, coincidiendo simb¨®licamente con el 30? aniversario del golpe militar m¨¢s sangriento en Turqu¨ªa, los turcos aprobaron una reforma constitucional que devolvi¨® a los generales a los cuarteles y que reforz¨® de paso los poderes de Erdogan. Tras afianzarse en su pugna con el Ej¨¦rcito y la magistratura kemalistas, el l¨ªder turco inici¨® una deriva antidemocr¨¢tica. Lo recordaba hace poco la directora de Today¡¯s Zaman, Sevgi Akarcesme, en un art¨ªculo en The New York Times despu¨¦s de que fuera intervenido su diario. ¡°En el pasado, apoyamos las reformas pro occidentales del partido de Erdogan y todos sus esfuerzos para allanar el camino hacia la adhesi¨®n de Turqu¨ªa a la UE, pero desde el principio de esta d¨¦cada Erdogan y su partido se han vuelto crecientemente autoritarios¡±.
Los diarios y agencias del Grupo Zaman ¡ªentre los que se cuenta el rotativo del mismo nombre, el de mayor circulaci¨®n en Turqu¨ªa¡ª fueron intervenidos a comienzos de mes por orden judicial tras presentarse en su contra vagas denuncias de colaboraci¨®n con el terrorismo. Los nuevos administradores han alterado radicalmente la l¨ªnea editorial ¡ªcr¨ªtica con el Gobierno¡ª para sumarse a la pl¨¦yade de cabeceras turcas que se dedican a glorificar sistem¨¢ticamente la figura de Erdogan. Culmina as¨ª un proceso de hegemon¨ªa sobre los medios de comunicaci¨®n que revierte el modelo de pluralismo que se hab¨ªa gestado a partir de los a?os noventa en Turqu¨ªa.
Los seguidores de Fetul¨¢ G¨¹len ¡ªel imam que dirige un movimiento que controla universidades y peri¨®dicos como Zaman, en una especie de Opus Dei isl¨¢mico¡ª contribuyeron junto con sectores liberales laicos a las victorias electorales de Erdogan y a la derrota de los golpistas militares. Ahora todos ellos est¨¢n pagando un amargo precio. El control de los medios turcos por el poder ya se hizo patente en la revuelta de los indignados turcos en la primavera de 2013. Mientras miles de j¨®venes se enfrentaban a los gases lacrim¨®genos y a los ca?ones de agua a presi¨®n en el parque Gezi de Estambul, en el mayor desaf¨ªo al poder desde las protestas tras el golpe de 1980, las principales cadenas de televisi¨®n emit¨ªan documentales de animales salvajes y telenovelas latinoamericanas.
Un nuevo nubarr¨®n se cierne sobre la democracia turca con el endurecimiento de la legislaci¨®n antiterrorista. Tras las olas de atentados en Estambul y Ankara en los ¨²ltimos meses y el recrudecimiento del conflicto kurdo, Erdogan y su Gobierno pretenden poder encausar a todos aquellos que cuestionen las medidas de excepci¨®n adoptadas en el sureste de Anatolia, sin precedentes desde las campa?as de tierra quemada emprendidas por el Ej¨¦rcito desde los a?os ochenta y noventa. Distritos enteros de ciudades como Diyarbakir o todo el t¨¦rmino de poblaciones como Cizre o Silopi han sido sometidos a toque de queda indefinido durante semanas. ¡°Tenemos que revisar inmediatamente la definici¨®n de terror y terrorista y cambiar en consecuencia el C¨®digo Penal¡±, ha advertido Erdogan¡ªque controla los poderes legislativo y ejecutivo¡ª despu¨¦s de intentar enterrar a Montesquieu en Turqu¨ªa al condenar en p¨²blico como jefe de Estado la decisi¨®n del Tribunal Constitucional de poner en libertad a dos responsables del diario Cumhurriyet, que destap¨® oscuras conexiones entre el Gobierno de Ankara y el yihadismo en Siria.
Varios de los centenares de intelectuales que han suscrito un manifiesto para pedir el fin del estado de excepci¨®n militar en zonas del Kurdist¨¢n turco han sido procesados por ¡°propaganda terrorista¡±. El profesor brit¨¢nico de la Universidad Bilgi de Estambul Chris Stephenson ¡ªque reside en Turqu¨ªa desde hace 25 a?os y est¨¢ casado con una ciudadana turca¡ª ha sido deportado tras apoyar a colegas detenidos. El principal cargo en su contra es que llevaba en su cartera una invitaci¨®n para la fiesta del Newroz, el a?o nuevo kurdo que coincide con el equinoccio de primavera, del Partido Democr¨¢tico del Pueblo (prokurdo, la cuarta fuerza del Parlamento turco).
Esta parece ser la nueva Turqu¨ªa que prometi¨® Erdogan en noviembre despu¨¦s de recuperar la mayor¨ªa absoluta que su partido hab¨ªa perdido en las urnas cuatro meses antes. Desde entonces la involuci¨®n autoritaria no hecho m¨¢s que expandirse. La crisis de los refugiados ha supuesto una tabla de salvaci¨®n para las aspiraciones turcas de reconocimiento internacional, despu¨¦s de haber perdido el encanto de la diplomacia neootomana del primer ministro, Ahmet Davutoglu, bajo el axioma de ¡°cero problemas con los vecinos¡±, y haber roto con antiguos aliados como Siria y Rusia.
El nacionalismo autocr¨¢tico de Erdogan espera recibir compensaciones de una Europa que prefiere mirar para otro lado y que Turqu¨ªa se haga cargo de los refugiados que la UE no quiere acoger, aunque los valores de libertad y tolerancia que Erdogan dec¨ªa buscar hace una d¨¦cada no hayan podido echar ra¨ªces.
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