La espuria tentaci¨®n del ¡®fachadismo¡¯

El truco consiste en vaciar el edificio y mantener, con retoques, su cara exterior. Se llama fachadismo, m¨¢s que por facha, por fachada. La ciudad de Bruselas invent¨® ese fa?adisme, como Barcelona las remuntes o sobre-sobre-¨¢ticos de pegote en edificios modernistas. Todo fuese por sobreexplotar el espacio para el negocio inmobiliario cortoplacista, aunque emponzo?ase los paisajes urbanos de V¨ªctor Horta o de Antoni Gaud¨ª.

El fachadismo jur¨ªdico no interpreta o adecua la norma para adaptarse y que la realidad encaje mejor en ella. La retuerce, desfigura y desnaturaliza aparentando que a¨²n es norma, cuando ya solo se arrastra tras el diktat de quien la dicta.

La UE cae en esa tentaci¨®n. Era campeona en flexibilidad, indispensable cuando son muchos los que deben pactar, disponer renuncias y trabar equilibrios. Pero ahora esa (genial) habilidad empieza a convertirse en (peligroso) funambulismo.

El designio era la expulsi¨®n masiva, a gran escala, de los no-invitados. Los dirigentes lo reconocieron con desverg¨¹enza desde el inicio, antes de que la ONU se alarmase por la ilegalidad de su plan para los refugiados. Peor: escribieron como conclusi¨®n de su anterior cumbre del 7 de marzo que los retornos a Turqu¨ªa (de los carentes de derecho a asilo) se har¨ªan por la v¨ªa r¨¢pida: en modo ¡°fast track¡±.

El ¨¦nfasis en que las solicitudes de asilo se gestionar¨¢n individualmente, como marca la ley (Tratado de Lisboa, Carta de Derechos, Convenio de Ginebra y directiva europea 2013/32) es tard¨ªo. ?Qu¨¦ credibilidad merece ese trato personalizado ¡ªque requiere tiempo, gesti¨®n y garant¨ªas¡ª, si los principios inspiradores del plan, que sea masivo y la v¨ªa r¨¢pida, siguen vigentes? El lenguaje menos brutal, embellecedor, limador de aristas ¡ªfachadista¡ª, esconde a veces enormes fraudes de ley.

Porque un contrato no es lo que aparenta, sino el contenido de la regulaci¨®n del negocio que formaliza. Una donaci¨®n, aunque se presente como compraventa para sortear impuestos, sigue siendo donaci¨®n a ojos del Derecho. Tarde o temprano, as¨ª lo acaba estableciendo la Justicia.

Por eso lo que sucede con el Brexit o con los fugitivos de Siria (y su gesti¨®n), aunque sean casos de distinta naturaleza pol¨ªtica y moral, es muy grave para la UE.

Tan clave como atacar un problema es resolverlo bien. Roma no se hundi¨® por perder una guerra, sino porque no supo hacer prevalecer el imperio de su derecho ante las tribus germ¨¢nicas, ni adaptarlo en favor de sus propios excluidos, perdiendo as¨ª la fortaleza de su cohesi¨®n interna.

Y la UE es ante todo, antes que un mercado y un proyecto pol¨ªtico, una comunidad de derecho, un edificio de reglas (y su respeto y aplicaci¨®n) que plasma determinados valores (humanitarios) y principios (democr¨¢ticos, liberales, sociales). Si mella esa condici¨®n, es todo el edificio europeo ¡ªy no solo el bienestar, la solidaridad o la seguridad¡ª lo que amenazar¨¢ ruina.