¡°?ramos sospechosos por haber sobrevivido¡±
La periodista fue v¨ªctima de violencia sexual durante el a?o que estuvo detenida en la ESMA

Un calor h¨²medo y asfixiante que da tregua s¨®lo al recostarse en el suelo de cemento alisado. Como si la ¨²nica forma de sobrevivir sea abatido, o de rodillas. El altillo del viejo casino de suboficiales de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA) es un sitio l¨²gubre y cualquiera puede dar cuenta de ello apenas ingresa. Se lo conoce como ¡°La Capucha¡± y en ¨¦pocas de horror fue conocido por unos 5.000 detenidos. Una de ellos fue la periodista Miriam Lewin, autora del libro ¡°Putas y Guerrilleras¡±.
Pregunta. ?Hay alg¨²n recuerdo en particular que venga a su cabeza?
Respuesta. Todos. Pero aqu¨ª est¨¢ muy presente el recuerdo de la noche en que recapturaron a un secuestrado que se hab¨ªa escapado, a Horacio Maggio, y a todos los que lo hab¨ªan conocido los llevaron a desfilar delante de la caja de la camioneta donde estaba su cad¨¢ver acribillado en el play¨®n de estacionamiento. A m¨ª no me llevaron porque no lo hab¨ªa conocido. Y despu¨¦s los d¨ªas en que se llevaban para los vuelos de la muerte.
P. Vivi¨® un a?o ac¨¢ ?C¨®mo era la rutina?

R. El d¨ªa variaba. En una ¨¦poca me hab¨ªan destinado a hacer una s¨ªntesis de prensa para el Almirante Massera que quer¨ªa ser presidente, quer¨ªa ser el heredero de Per¨®n, se consideraba con el carisma suficiente como para seducir a los votantes peronistas y entonces me levantaba muy temprano y hac¨ªa recortes de diarios en el otro extremo de este piso que era la pecera que era donde ten¨ªamos nuestras oficinas. Vos no sab¨ªas bien qu¨¦ ten¨ªas que decir cuando llegabas para ser considerado. Hay que calcular que por ac¨¢ pasaron 5.000 personas y sobrevivimos alrededor de 250, o sea que las probabilidades que ten¨ªas de ser seleccionado para formar parte de esta fuerza de trabajo esclava, al servicio del plan pol¨ªtico del Almirante Emilio Eduardo Massera eran m¨ªnimas.
P. ?Dorm¨ªan ac¨¢ mismo? ?Dorm¨ªan en colchonetas? ?Sin colchonetas?
R. Hab¨ªa tres posiciones. Una, colchonetas con tabique y antifaz en el piso; despu¨¦s hab¨ªa algunas camas met¨¢licas como las de hospital en las que dorm¨ªamos algunos de los que hab¨ªamos sido destinados al trabajo esclavo; y, por ¨²ltimo, una tercera situaci¨®n que era la de los camarotes que eran estos cub¨ªculos que estaban cerrados con mamparas, algunas de enrejado met¨¢lico o con madera pintada¡
P. En su libro dice ¡°nos miraban mal los propios compa?eros solo por sobrevivir¡± ?Qu¨¦ tuvo que vivir de ese lado?
R. Nosotros siempre decimos que cuando salimos ¨¦ramos sospechosos. Sospechosos por haber sobrevivido. Nosotros podemos decir que cuando nos llevaban durante la dictadura los vecinos, e incluso algunos familiares, dec¨ªan ¡°si se los llevaron por algo ser¨¢¡± y cuando volvimos vivos nos miraban y nos dec¨ªan ¡°si sobrevivieron por algo ser¨¢¡±. Si ¨¦ramos mujeres, adem¨¢s de haber delatado a nuestros compa?eros, se sospechaba que hab¨ªamos tenido sexo con los represores y como ¨¦ramos j¨®venes y bonitas esto era absolutamente dado por garantizado, ni se discut¨ªa. Una mujer joven que hab¨ªa sobrevivido era a cambio de haberse ¡°prostituido¡±. Lo que hay que pensar, entonces, es si ellos pensaban que nosotras hab¨ªamos consentido a esta situaci¨®n, si los del afuera, los compa?eros, los organismos de derechos humanos hab¨ªan pensado que nosotros hab¨ªamos consentido. ?Qu¨¦ es el consentimiento? Como bien dice el fiscal Pablo Parenti cuando se habla de campo de concentraci¨®n no se puede hablar de consentimiento. Y la Argentina era una sociedad concentracionaria porque la mujer que sal¨ªa de un campo de concentraci¨®n no pod¨ªa ir a denunciar violencia sexual a la comisar¨ªa de la mujer m¨¢s pr¨®xima cual oficina de violencia de la Corte Suprema como existe ahora.
P. ?Cree que esa herencia machista la recibimos de la dictadura?
R. Yo creo que precede a la dictadura. Creo que es una herencia machista cultural profundamente arraigada que hace que las propias mujeres sean las que m¨¢s estigmatizan a las chicas que son violadas. Y es lo mismo que nos pas¨® a nosotras.
P. ?Eran frecuentes ac¨¢ las violaciones, los abusos?

R. S¨ª, eran frecuentes. Hab¨ªa particularmente algunas compa?eras que eran objeto constantemente de este tipo de abusos. Y aqu¨ª era todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil aceptarlo porque no exist¨ªa, como exist¨ªan en otros lugares, como en La Perla o en el Vesubio o en la base a¨¦rea de Mar del Plata, La Cueva de Mar del Plata donde hab¨ªa un violador espec¨ªficamente, Gregorio Molina, cuyo fallo fue uno de los primeros, este hombre violaba sistem¨¢ticamente a todas las mujeres de la manera m¨¢s brutal y se jactaba de esto. Ac¨¢ en la Esma era todo incluso m¨¢s perverso porque estaba revestido de una p¨¢tina de caballerosidad. Ellos eran caballeros navales. Entonces ¡°te invitaban a salir¡±, te llevaban al mundo exterior, a un restaurante y despu¨¦s te llevaban a un departamento que ten¨ªan determinado para estos escarceos sexuales. Ahora yo me pregunto, ?Qu¨¦ hubiera pasado si en un campo de concentraci¨®n las guardianas del campo hubieran sido mujeres y los hombres hubieran hecho uso de su atractivo sexual para mejorar sus condiciones de vida o incluso garantizarse la sobrevida? ?Qu¨¦ les hubieran dicho a la salida? H¨¦roes, pero qu¨¦ pillos. Los hubieran vitoreado en el bar de la esquina, los hubieran recibido con aplausos en el barrio. En cambio como nosotras somos mujeres, si alguna mujer lo hubiera hecho conscientemente, deliberadamente el seducir a un guardi¨¢n o a un oficial para obtener una sobrevida o una comunicaci¨®n con su familia o garant¨ªas de seguridad y de sobrevida para sus hijos peque?os, entonces es una puta.
P. ?Qu¨¦ recuerda de esas salidas?
R. En realidad yo creo que ellos lo hac¨ªan para examinar lo que ellos llamaban ¡°nuestro proceso de recuperaci¨®n¡± que inclu¨ªa que nos visti¨¦ramos bien, que nosotras nos maquill¨¢ramos, que us¨¢ramos aros o pulseras, que nos pein¨¢ramos bien para que abandon¨¢ramos ese estereotipo que ellos ten¨ªan de la militante con camisa verde oliva y un jean y borcegu¨ªes. Ellos quer¨ªan que nosotras supuestamente volvi¨¦ramos a ese modelo de la mujer madre y esposa occidental y cristiana. Tambi¨¦n nos pon¨ªan a prueba, por ejemplo (el capit¨¢n de nav¨ªo Ra¨²l Enrique) Scheller a m¨ª una vez me dijo ¡°estoy cansada de llevarla¡± y me dio una 9 mil¨ªmetros para que yo la guardara en la cartera. Y yo estaba en la playa de estacionamiento de un restaurante ah¨ª en la costanera y yo me imaginaba que seguramente estaba descargada y que si yo intentaba escaparme ¨¦l iba a sacar otra y me iba a fusilar ah¨ª mismo.
P. ?Lo comprob¨®?
R. No.
P. ?Lo hubiese asesinado en caso de comprobarlo?
R. No s¨¦. No s¨¦.
P. Habla de un halo ominoso en la primera parte del libro ?En qu¨¦ se convirti¨®, Miriam?
R. En lo que pude. Yo creo que cada uno super¨® o no super¨® el paso por el campo como pudo. Yo siento una enorme responsabilidad hist¨®rica que es testimoniar hasta donde me d¨¦ la vida. Y tengo una enorme contradicci¨®n porque hablando de prisi¨®n yo soy abolicionista pero no se me ocurre no siendo la pena de muerte qu¨¦ otro destino le puedo desear a esta gente. Ellos tuvieron todos los derechos, ellos tuvieron abogados, ellos reclaman ahora prisi¨®n domiciliaria. Mientras que a mujeres ancianas, y yo creo que el caso extremo es el de las monjas francesas (L¨¦onie Duquet y Alice Domon), las arrojaron de aviones adormecidas al oc¨¦ano. No les dieron absolutamente ninguna posibilidad y su ¨²nico delito hab¨ªa sido apoyar a familiares de desaparecidos. Mataron ni?os de trece, catorce a?os. Se valieron de su poder para dirimir cuestiones familiares, algunos enviaron a la muerte a sus ex mujeres para conseguir que firmaras el traspaso de la propiedad. Cuestiones infames. No tienen perd¨®n de Dios.
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