El Eurogrupo liga el alivio de la deuda griega al calendario electoral alem¨¢n
Los socios del euro y el Fondo Monetario acuerdan liberar 10.000 millones y pactan la reestructuraci¨®n. El FMI decidir¨¢ antes de final de a?o si participa en el tercer rescate
El FMI sigue a bordo (de momento) y el Eurogrupo acuerda liberar fondos y reestructurar la deuda griega. Los acreedores de Grecia han pactado esta madrugada desbloquear m¨¢s de 10.000 millones de euros para Atenas tras los ¨²ltimos recortes adoptados por el Parlamento heleno. A pesar de las enormes diferencias entre el FMI y los socios europeos, el Eurogrupo ha dado luz verde a un alivio de la deuda muy gradual, vinculado indirectamente al calendario electoral alem¨¢n: medidas t¨ªmidas a corto plazo y algo m¨¢s de generosidad a partir de 2018, tras las generales alemanas. Europa cumple as¨ª una vieja promesa. No habr¨¢ quitas nominales, pero s¨ª plazos m¨¢s largos de devoluci¨®n y tipos de inter¨¦s algo m¨¢s bajos, junto con otras medidas, en una jugada de alta sensibilidad pol¨ªtica que da algo de aire a las maltrechas finanzas p¨²blicas griegas a largo plazo pero no elimina totalmente las incertidumbres vinculadas al tercer rescate griego, acordado el verano pasado.
"Este es un momento importante en el largo programa de rescate griego", ha dicho el jefe del Eurogrupo, el socialdem¨®crata holand¨¦s Jeroen Dijsselbloem, tras 11 horas de reuni¨®n. Los ministros de Finanzas de la eurozona han acordado finalmente liberar ayudas europeas por algo m¨¢s de 10.000 millones tras el ¨²ltimo paquete de medidas aprobado por el Parlamento griego el pasado fin de semana. Atenas ha hecho el en¨¦simo esfuerzo para contentar a la antigua troika, con subidas de impuestos, recortes de gasto, la puesta en marcha de un fondo de privatizaciones y dif¨ªciles reformas como la de pensiones, por un importe conjunto del 3% del PIB. El primer ministro, Alexis Tsipras, ha sacado adelante incluso un mecanismo autom¨¢tico de ajuste ¡ªpor importe de un 2% del PIB adicional¡ª que se activar¨¢ si el pa¨ªs incumple sus dur¨ªsimos objetivos fiscales. Llegaba el turno de Europa: los ministros han desbloqueado fondos y con ello evitan otro verano de a¨²pa y eliminan de un plumazo una de las incertidumbres en el camino hacia el refer¨¦ndum brit¨¢nico. Pero eso estaba cantado. La cuesti¨®n central era otra: quedaba por ver qu¨¦ ocurre con una medida m¨¢s pol¨¦mica y de una enorme densidad pol¨ªtica, la mil veces prometida reestructuraci¨®n de la deuda, que se ha convertido en una batalla sin cuartel entre el FMI y la eurozona, que en el peor de los casos puede terminar con un cambio del rol e incluso una salida del Fondo en el programa griego.
Y en ese asunto, el Eurogrupo ha alcanzado una soluci¨®n de compromiso con el FMI: la ya c¨¦lebre patada hacia delante europea con Grecia.
Ese alivio de la deuda se ha aprobado finalmente, a pesar de las enormes diferencias entre el FMI, que quer¨ªa una reestructuraci¨®n m¨¢s ambiciosa, y los socios europeos --encabezados por Alemania y el ministro de Finanzas Wolfgang Sch?uble, el gran vencedor de la noche para la prensa de su pa¨ªs--, que no quer¨ªan rascarse el bolsillo. Berl¨ªn se sale finalmente con la suya: se ponen en marcha medidas modestas en el corto plazo y algo m¨¢s ambiciosas m¨¢s adelante. El Eurogrupo opta oficialmente por un enfoque gradual, pese a que queda por cuantificar el alcance de las medidas y, por tanto, si al final la deuda griega es sostenible o no. Eso ser¨¢ clave para asegurar la presencia del FMI. En las conclusiones del Eurogrupo no hay nada al respecto, pero ese calendario est¨¢ estrechamente relacionado con las elecciones alemanas: los socios activar¨¢n un grado de generosidad mayor a partir de 2018, una vez pasen las elecciones generales germanas.
Una de las cuestiones claves del acuerdo era el papel del FMI en Grecia. El FMI sigue a bordo, finalmente, aunque se reserva la opci¨®n de evaluar nuevamente la sostenibilidad de la deuda griega antes de involucrarse del todo en el tercer rescate, en una decisi¨®n que llegar¨¢ "antes de final de a?o", ha explicado Poul Thomsen, responsable del Fondo Monetario para Grecia. "Nos congratula que el Eurogrupo reconozca que la deuda griega era insostenible y tiene que reestructurarse", ha dicho Thomsen, visiblemente nervioso, en una larga rueda de prensa plagada de tecnicismos, acr¨®nimos e intraducible jerga financiera. La falta de claridad y los retorcidos enjuagues ling¨¹¨ªsticos est¨¢n directamente relacionados con el hecho de que algunos flecos del acuerdo est¨¢n en el aire. Hay acuerdo pol¨ªtico; quedan los diab¨®licos detalles, el impacto econ¨®mico de las medidas, el alcance de la reestructuraci¨®n a partir de 2018 y un sinf¨ªn de asuntos. "El consejo del FMI deber¨¢ tomar la decisi¨®n final si el staff [del Fondo] concluye que con estas medidas la deuda es sostenible", ha advertido Thomsen como aviso a navegantes.
Los detalles no son f¨¢ciles de contar, pero en el fondo todo se resume en el hecho de que el FMI quer¨ªa m¨¢s. Mucho m¨¢s. Y Thomsen no consigui¨® responder ante la prensa la pregunta clave: por qu¨¦ acepta un acuerdo de reestructuraci¨®n mucho menos ambicioso del que propuso hace menos de 48 horas, en lo que parece una clara victoria de Berl¨ªn, al menos moment¨¢neamente; al menos hasta que el Fondo decida finalmente si sigue arrimando el hombre en Grecia o decide apartarse a un lado. Alemania ha dejado claro que puede tolerar un cierto alivio de la deuda griega a corto plazo, pero que quiere dejar el grueso de la reestructuraci¨®n hasta 2018: una vez pasen sus elecciones, previstas para el tercer trimestre de 2017, con la extrema derecha subiendo como la espuma y la gran coalici¨®n sufriendo en las encuestas. No es la primera vez que ocurre algo parecido con Grecia y el calendario electoral germano. La novedad, esta vez, es que las diferencias no son entre Berl¨ªn y Atenas, sino entre Berl¨ªn y el FMI.
El choque de trenes est¨¢ ah¨ª, a pesar de que fue Berl¨ªn quien insisti¨®, precisamente, en incluir al FMI en el programa griego. El Fondo activ¨® todas las alarmas el pasado lunes con una propuesta de reestructuraci¨®n que sobrepasa con mucho los l¨ªmites europeos. Fuentes comunitarias especulaban el martes con la posibilidad de que el Fondo hubiera puesto sobre la mesa esa propuesta para no entrar en el tercer rescate y buscar otro tipo de encaje, con menor implicaci¨®n, ante la presi¨®n de Chirstine Lagarde y compa?¨ªa por parte de los pa¨ªses emergentes, que no entienden por qu¨¦ el FMI se ha involucrado tanto en el caso griego. El jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, descart¨® ese extremo: ¡°No hay ninguna opci¨®n de avanzar sin el FMI¡±, dijo a su entrada en el Eurogrupo. "El Fondo ha expresado su intenci¨®n de seguir en el rescate", se congratul¨® despu¨¦s. Pero en las reuniones previas, el Fondo y los europeos han mostrado grandes diferencias. Y en la comparecencia posterior a la reuni¨®n, el FMI ha dejado claro que no ha dicho a¨²n su ¨²ltima palabra.
Berl¨ªn lleva a?os imponiendo l¨ªneas rojas al rescate griego. Y esta vez tiene dos: no habr¨¢ una quita nominal de deuda, y el alivio no costar¨¢ dinero al contribuyente europeo. La propuesta del Fondo respetaba la primera, pero no la segunda l¨ªnea roja. Se basaba en ampliar los plazos de devoluci¨®n mucho m¨¢s de lo que quieren los europeos y, sobre todo, en limitar los intereses de los pr¨¦stamos al 1,5% al menos hasta 2040. Eso se ha ca¨ªdo del acuerdo. Porque obligaba a los socios europeos (no al FMI, cuya deuda no se reestructura) a rascarse el bolsillo para compensar las p¨¦rdidas, algo que los acreedores no quieren ver ni en pintura.
Tsipras hab¨ªa puesto todo su capital pol¨ªtico en este asunto. Su Gobierno ha aprobado un paquete de medidas tras otro, aun a costa de poner en peligro su exigua mayor¨ªa parlamentaria, con varias huelgas en la retina y un apoyo popular en ca¨ªda libre. Llegado el turno de los acreedores, aparecieron las dificultades: el FMI exig¨ªa un alivio pr¨¢cticamente incondicional y por adelantado; Europa ha preferido un enfoque m¨¢s gradual y vincular las medidas al cumplimiento del programa hasta 2018. El pacto est¨¢ a medio camino de ambas visiones, con alguna concesi¨®n de ¨²ltima hora por parte de los socios pero en general m¨¢s cerca de lo que quer¨ªan los europeos.
Pero en definitiva ese alivio es un triunfo pol¨ªtico para Grecia, sea cual sea su plasmaci¨®n final. La b¨²squeda de la habitual soluci¨®n de compromiso ¡ªtambi¨¦n denominada patada a seguir en c¨ªrculos europeos¡ª no ha sido f¨¢cil. El Eurogrupo ha acordado medidas a corto plazo (una ligera ampliaci¨®n de plazos y un a¨²n m¨¢s liviano recorte de tipos), que se acelerar¨¢n a partir de las elecciones alemanas ("?Cu¨¢ndo son las elecciones alemanas?", se ha preguntado con iron¨ªa Dijsselbloem en plena rueda de prensa). A medio plazo, ya en 2018, Atenas recibir¨¢ los beneficios de las operaciones de los bancos centrales con su deuda (unos 8.000 millones) y, m¨¢s adelante, incluso podr¨ªan activarse plazos m¨¢s holgados vinculados a evitar que Grecia nunca pague m¨¢s que el 15% de su PIB anual en el servicio de la deuda, si Atenas cumple sus metas fiscales. El peso de la deuda griega se vincula as¨ª a la evoluci¨®n del PIB, como pidi¨® en su d¨ªa el denostado Yanis Varoufakis. Y Europa estudia tambi¨¦n suavizar las metas fiscales, que el FMI ¡ªy el inevitable Varoufakis¡ª considera quim¨¦ricas. Eso s¨ª: mantiene la necesidad de que ese super¨¢vit asciende al 3,5% del PIB en 2018. Cuando finalice el rescate (a finales de ese a?o), Europa tomar¨¢ una decisi¨®n acerca de la posibilidad de relajar ese objetivo. Como tantas otras cosas en esa historia interminable que es la crisis griega, tambi¨¦n ese asunto se deja abierto.
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