Mauricio Macri intenta aplacar los ¨¢nimos con subidas de sueldos y dinero para los sindicatos
El Gobierno argentino mantiene el d¨®lar bajo para evitar un estallido social
En Buenos Aires casi todo el mundo est¨¢ acostumbrado, pero a los extranjeros les sigue sorprendiendo. La ciudad se colapsa a diario con un corte de tr¨¢fico total que dura horas. Mauricio Macri hab¨ªa prometido que acabar¨ªa con ese caos, pero lo cierto es que cada d¨ªa empeora. El Ejecutivo amenaz¨® con disolver por la fuerza esos cortes, pero nunca se atrevi¨® ante el riesgo de revuelta social. Frente al Ministerio de Trabajo todos los d¨ªas hay cortes, bombos y petardos que a un observador descuidado le pueden parecer un tiroteo ensordecedor. Duran horas. El clima de protesta social, muy alto en Argentina, va creciendo poco a poco.
Macri sabe que est¨¢ sentando encima de una olla a presi¨®n que subi¨® al m¨¢ximo con la manifestaci¨®n masiva de los sindicatos contra ¨¦l. Y ha puesto a todo su Gobierno a calmar los ¨¢nimos. Para lograrlo, el presidente argentino est¨¢ tirando del manual cl¨¢sico del peronismo argentino: reparto de fondos a los sindicatos, subidas salariales para compensar la inflaci¨®n inimaginables en cualquier otro pa¨ªs latinoamericano y parches para aplacar sus medidas m¨¢s pol¨¦micas, como las subidas del gas o de la luz. El Gobierno va anunciando excepciones a la norma para frenar las cr¨ªticas, por ejemplo en la Patagonia, donde empieza ahora el fr¨ªo intenso y el Ejecutivo ha limitado al 400% las subidas de la tarifa del gas. En Buenos Aires esas subidas pueden llegar al 700%, partiendo de cifras muy bajas, eso s¨ª.
Pero lo m¨¢s importante en el pa¨ªs con los sindicatos m¨¢s poderosos de Am¨¦rica Latina son las negociaciones salariales y de fondos para las centrales. Los sindicatos son fuertes en este pa¨ªs sobre todo porque nadie como ellos negocia los aumentos de salarios que con un 40% de inflaci¨®n son la batalla fundamental para cualquier trabajador. Estar en un sindicato implica garantizarse subidas importantes cada a?o. Quedarse fuera sin afiliarse es casi impensable. Los que no tienen otra opci¨®n porque est¨¢n en la econom¨ªa sumergida sufren para negociar sus subidas.
Macri y su Gobierno miden la temperatura social y en funci¨®n de lo que ven van a abriendo la mano. Las subidas salariales pactadas en las ¨²ltimas semanas dan cuenta de que el presidente, que est¨¢ haciendo un fuerte ajuste en otros sectores y sobre todo en las tarifas de gas, luz, agua y transporte, cuando tiene enfrente a sindicatos poderosos trata de evitar el choque. El ministro de Econom¨ªa, Alfonso Prat Gay, arranc¨® el a?o con la promesa de que la inflaci¨®n estar¨ªa en el 25% y por tanto no deb¨ªa haber aumentos superiores a esa cifra. Todos los que se han pactado desde entonces est¨¢n por encima.
Con los empleados p¨²blicos agrupados en UPCN se pact¨® un 31% de aumento anual. Con los colectiveros, los conductores de autob¨²s, se cerr¨® en 29%. Con los profesores universitarios, despu¨¦s de una enorme manifestaci¨®n, se pact¨® en un 35%. Con los obreros metal¨²rgicos un 33%, con los bancarios otro 33% y con los aceiteros, que lograron colapsar varios puertos, se lleg¨® al 40%. El salario m¨ªnimo subi¨® un 30%.
Macri adem¨¢s se ha guardado otra baza para controlar a los sindicatos y evitar una huelga general que ahora mismo parece poco probable, a pesar de que amenazaron con ella si vetaba la ley antidespidos. Lo hizo, y no pas¨® nada importante. La clave parece estar en los 28.000 millones de pesos (casi 2.000 millones de d¨®lares) que Macri tiene para las obras sociales de los sindicatos. Es un fondo que no se ha repartido a¨²n y el Gobierno se lo ha prometido a las grandes centrales, que con ese dinero mantienen una impresionante y casi ¨²nica en el mundo red de hospitales, hoteles, clubes de vacaciones, ayudas sociales e incluso medios de comunicaci¨®n importantes.
Dirigentes peronistas del m¨¢ximo nivel consultados creen que los sindicatos jugar¨¢n a mostrar su poder a Macri pero sin llegar a la guerra definitiva porque el presidente acaba de ganar, el peronismo est¨¢ roto y antes tienen que recomponer su liderazgo.
Dentro del Gobierno de Macri y en el mundo empresarial argentino hay un debate intenso. Mientras los sindicatos, la oposici¨®n y la izquierda critican el ¡°ajuste brutal¡±, muchos liberales del macrismo creen que est¨¢ siendo m¨¢s suave del necesario. Hablan de ¡°gradualismo¡±. Y se?alan este tipo de ejemplos. Lo cierto es que los ciudadanos est¨¢n sufriendo un ajuste que incluso el Gobierno admite que est¨¢ siendo muy duro.
Otra de las decisiones clave de Macri ha sido la de mantener el d¨®lar muy bajo mediante distintos mecanismos. Los empresarios exportadores le est¨¢n pidiendo que lo lleve a 17 pesos para ser competitivos, porque los precios argentinos ya son los m¨¢s altos de Latinoam¨¦rica. Pero la pol¨ªtica de Macri y su hombre en el Banco Central, Federico Sturzenegger, que antes de llegar ah¨ª era diputado de su partido, el PRO, mantiene altos los tipos de inter¨¦s y eso hace que mientras casi todas las monedas latinoamericanas se est¨¢n devaluando frente al d¨®lar el peso no para de revaluarse desde hace dos meses. Ya casi llega por debajo de 14 pesos, mientras en febrero roz¨® los 16. Es otra medida m¨¢s para intentar controlar la inflaci¨®n desbocada y sobre todo para evitar un estallido social. Macri juega al equilibrio entre el liberalismo que siempre defendi¨® y que le piden los mercados y el peronismo que a pesar de su derrota a¨²n domina buena parte de las esferas de poder argentinas.
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