De la paz en La Habana a la paz en Colombia
Los colombianos debemos unirnos alrededor de la oportunidad que representa el que se silencien los fusiles
?El fin del conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia, FARC, se ha firmado! S¨ª, por fin despu¨¦s de varios intentos fallidos a lo largo de los ¨²ltimos 30 a?os y de una ardua tarea de negociaci¨®n, se logr¨® un acuerdo para que este grupo insurgente, la guerrilla de izquierda m¨¢s antigua y resistente del hemisferio occidental, deponga sus armas y se transforme en una organizaci¨®n pol¨ªtica que act¨²e bajo las reglas de la democracia.
El acuerdo firmado este jueves en La Habana ante el mundo, aparte del gran significado hist¨®rico para Colombia y Latinoam¨¦rica, rompe con el mito de que las FARC no le est¨¢n jugando limpio al pa¨ªs y no dejar¨¢n las armas. Este mito ha venido alimentando la incredulidad de los colombianos frente al proceso de paz de manera preocupante, al punto de poner en riesgo el respaldo mayoritario de la sociedad a lo acordado entre el gobierno y las FARC.
El compromiso que las dos partes adquirieron y el innegable valor t¨¦cnico del acuerdo sobre el fin del conflicto, es la garant¨ªa que los colombianos necesitaban para creer que s¨ª es posible ponerle punto final a 50 a?os de conflicto armado.
En el pa¨ªs hemos negociado cerca de una decena de acuerdos que han conducido a la desmovilizaci¨®n de distintos grupos armados ilegales e insurgentes. Ninguno de esos acuerdos fue tan claro, transparente y acorde a est¨¢ndares internacionales de desmovilizaci¨®n y desarme. Hoy los colombianos sabemos paso a paso d¨®nde se ubicar¨¢n temporalmente los combatientes de las FARC, por cuanto tiempo, bajo que esquemas de seguridad, cu¨¢ndo y c¨®mo dejar¨¢n las armas y c¨®mo se dispondr¨¢ de ellas. Todo esto bajo la lupa del monitoreo y verificaci¨®n de un mecanismo tripartito en cabeza nada menos que de Naciones Unidas.
Ya La Habana est¨¢ jugada, ahora viene la batalla por la paz en Colombia. Los colombianos debemos unirnos alrededor de la oportunidad que representa el que se silencien los fusiles de las FARC. Se trata de que ahora si nos enfoquemos como sociedad en resolver nuestros grandes temas pendientes como cimiento de una paz sostenible. Hay que cerrar las enormes brechas entre el campo y las ciudades, dejar de ser campeones mundiales de inequidad, profundizar nuestra democracia y transformar nuestra cultura atada a l¨®gicas mafiosas y de guerra. Esto ya no depende ni del gobierno, ni de las FARC. La transformaci¨®n y modernizaci¨®n del pa¨ªs requerir¨ªa del compromiso de todos. El gran desaf¨ªo est¨¢ en que sepamos aprovechar esta oportunidad.
Mar¨ªa Victoria Llorente es directora del centro de estudios colombiano Fundaci¨®n Ideas para la Paz (FIP)
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