Putin y Erdogan, gemelos... y amigos
El armisticio de Rusia y Turqu¨ªa supone que el r¨¦gimen de Ankara abandona la ambig¨¹edad en la guerra contra el Estado Isl¨¢mico
![Putin y Erdogan, en la cumbre del G-20 en Antalya, a finales de 2015.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IAV3L3T4BPBW4IPX7K5U2NHRDU.jpg?auth=1c0a7cab334a36918294e20d73e3ea4b794b79a3bc317decedd6591842ea7723&width=414)
Tiene sentido que Putin y Erdogan hayan firmado un armisticio. Se parecen mucho m¨¢s de cuanto se diferencian. Representan ambos un papel de estadista hiperb¨®lico, aut¨®crata, que ara?a o socava el l¨ªmite de la dictadura y la democracia.
Llam¨¦mosla democracia imitativa. Por las urnas han pasado una y otra vez tanto Erdogan como Putin, pero este fervor plebiscitario, inducido desde el culto a la personalidad y la propaganda medi¨¢tica, se resiente de unas presiones impropias en un Estado de derecho aseado. El acoso a la oposici¨®n. El cierre de medios informativos. La suspensi¨®n de libertades. La injerencia en la Justicia.
Y la confusi¨®n premeditada entre la autoridad pol¨ªtica y la autoridad religiosa. Cada uno desde su fe y desde ortodoxia, se recrean Putin y Erdogan en su proyecci¨®n de autoridad moral. Han cuestionado la higiene de un estado laico. Y han adoptado posiciones fundamentalistas contra los homosexuales, el aborto y la libertad de expresi¨®n, especialmente en el contexto de los delitos blasfemos.
Zar decimon¨®nico, el uno, sult¨¢n otomano el otro. Representan Putin y Erdogan la ambici¨®n de los antiguos imperios. Como si no hubiera existido la URSS ni hubiera sido Atat¨¹rk el padre de la Turqu¨ªa moderna. Se explica as¨ª la respectiva megaloman¨ªa, el culto a la personalidad, la ambici¨®n de hacerse eternos en el poder.
La reconciliaci¨®n tiene evidentes explicaciones conceptuales y poderosas razones geopol¨ªticas. Porque implica que Turqu¨ªa ha abandonado las posiciones de ambig¨¹edad respecto a la convivencia con el Estado Isl¨¢mico. La matanza del atentado de Estambul ha replanteado la antigua tentaci¨®n de la condescendencia.
Porque Turqu¨ªa compraba en la clandestinidad petr¨®leo al Daesh [acr¨®nimo en ¨¢rabe usado para referirse al Estado Isl¨¢mico]. Porque los kurdos eran -y son- un enemigo com¨²n de Erdogan y Bagdadi. Y porque la aversi¨®n del r¨¦gimen turco a Bachar al Asad, arraigada en la pugna sun¨ª-chi¨ª-, hab¨ªa prevalecido sobre la emergencia de combatir al yihadismo.
Erdogan se ha disculpado a Putin por el derribo de aquel caza que transgredi¨® las fronteras. Un gesto de ins¨®lita sumisi¨®n que obedece a la necesidad de aplacar la amenaza del Estado Isl¨¢mico y que "santifica" la guerra de Asad, hasta el extremo de ama?ar una hemorragia de 300.000 muertos.
Es Putin el gran protector del carnicero sirio, de tal forma que el armisticio con Erdogan predispone un escenario militar m¨¢s claro. Y tiene razones el Estado Isl¨¢mico para inquietarse. Porque Turqu¨ªa desempe?a un papel nuclear en el conflicto. Es el pa¨ªs m¨¢s dotado militarmente de la OTAN en la zona. Le ha atribuido la UE la gesti¨®n de la crisis de refugiados. Y Erdogan apelar¨¢ al estado de emergencia para doparse como caudillo en la eternidad.
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