El comerciante mexicano al que la polic¨ªa ¡®convirti¨®¡¯ en capo a golpes
Un vendedor de m¨®viles en M¨¦xico fue se?alado como narcotraficante y obligado a admitirlo por medio de torturas. Est¨¢ a punto de cumplir dos a?os en prisi¨®n sin sentencia
El 29 de septiembre de 2014, la prensa mexicana reportaba la detenci¨®n de siete hombres relacionados con uno de los carteles de droga m¨¢s grandes del pa¨ªs: Jalisco Nueva Generaci¨®n. La fiscal¨ªa inform¨® de la aprehensi¨®n y asegur¨® que los sujetos confesaron pertenecer al grupo delictivo, as¨ª como haber torturado personas para obligarlos a trabajar para ellos. Quienes no acced¨ªan, seg¨²n la confesi¨®n citada por la fiscal¨ªa, eran quemados vivos. Fue una nota m¨¢s sobre detenciones de delincuentes, en la que ¨Ccomo suele ocurrir- se se?alan los nombres de los detenidos aun sin haber sido sentenciados. Entre esos nombres estaba el de Jos¨¦ Mart¨ªn Gonz¨¢lez Moreno, quien se dedicaba al comercio en el municipio de Tala, del occidental Estado de Jalisco, antes de que la aprehensi¨®n torciera su vida.
Mart¨ªn vend¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles y coches usados en Jalisco. En 2014 Ten¨ªa 42 a?os y viv¨ªa con Edna, su esposa, en una casa un tanto aislada dentro de esa entidad, donde tambi¨¦n ten¨ªa un negocio de coches usados. La noche del 18 de septiembre, dos patrullas aparcaron fuera de su casa y de ellas salieron siete polic¨ªas, seis hombres y una mujer. ¡°?Sabes a qu¨¦ venimos?¡±, le preguntaron, y ante su negativa, allanaron su casa buscando drogas. ?l neg¨® tener alguna, as¨ª que los oficiales bajaron de la patrulla a un joven descalzo y esposado, a quien preguntaron si conoc¨ªa a Mart¨ªn. El hombre lo confirm¨® y a partir de ese momento, Gonz¨¢lez Moreno se convirti¨® para esos polic¨ªas y para las autoridades en el jefe de plaza del cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n en el municipio de Tala.
La afirmaci¨®n del detenido bast¨® para esos polic¨ªas. Esposaron al ¡°narco¡±, subieron a ambos hombres a las patrullas, tomaron la camioneta de Mart¨ªn y se dirigieron a la central polic¨ªaca, en Guadalajara, capital del Estado. All¨ª lo golpearon, le vendaron los ojos, le dieron descargas el¨¦ctricas en los genitales y le arrojaron agua por la nariz durante varias horas, para obligarlo a confesar que era un capo, que vend¨ªa ¡®cristal¡¯ y que junto con su gente se dedicaba a reclutar nuevos miembros de su cartel, matando a quienes se negaban. Orillado por la tortura, el hombre dijo lo que sus agresores quer¨ªan escuchar; al ser trasladado a la fiscal¨ªa especializada en Delincuencia Organizada (SEIDO) en la capital mexicana, firm¨® una confesi¨®n que ¨¦l no redact¨® y hasta ese momento le fue permitido hablar con su esposa embarazada, que llevaba incontables horas sin saber de ¨¦l. Mart¨ªn le pidi¨® que le consiguiera un abogado y desde entonces, el matrimonio emprendi¨® una batalla legal y social contra la acusaci¨®n por narcotr¨¢fico que lo mantiene encerrado en el penal de m¨¢xima seguridad de Puente Grande, del que alguna vez escap¨® el capo otrora m¨¢s buscado del mundo, Joaqu¨ªn ¡®Chapo¡¯ Guzm¨¢n, oculto en un carro de lavander¨ªa.
Al ingresar a esa prisi¨®n, luego de pasar por la SEIDO y otro penal en el Estado de Veracruz, Mart¨ªn recibi¨® una muestra de lo que ser¨ªa su vida ah¨ª dentro. ¡°Lo peor es cuando llegas: te traen con cadenas en una camioneta como de valores, sin ventanas, sin ox¨ªgeno, sientes que te asfixias. Los agentes te golpean, te amenazan, te suben al avi¨®n (para su traslado interestatal) con la cabeza en los pies y si te quieres enderezar te golpean, as¨ª te llevan todo el camino. Te acercan perros, te dicen que ah¨ª hay miembros de carteles contrarios; te rapan, te dejan en un colch¨®n, la comida es p¨¦sima¡±, relata Gonz¨¢lez a EL PA?S v¨ªa telef¨®nica desde la c¨¢rcel.
Pero lejos de encontrar ¡°rivales¡±, como le advert¨ªan los agentes que lo trasladaron, Mart¨ªn encontr¨® una exoneraci¨®n de facto entre sus compa?eros de la prisi¨®n. ¡°Aqu¨ª uno se conoce, se sabe qui¨¦n anda y qui¨¦n no, ellos saben que yo no ando en nada¡±, asegura. No tiene ni una sospecha de por qu¨¦ lo se?alaron justo a ¨¦l como jefe de plaza, si lo confundieron o lo tomaron al azar para fabricar un culpable a base de torturas. Recuerda que en su colonia lleg¨® a escuchar rumores sobre la presencia del narcotr¨¢fico en el municipio, pero asegura que nunca vio nada de eso ni ha tenido ning¨²n contacto con la delincuencia.
Hasta la fecha Jos¨¦ Mart¨ªn no ha recibido sentencia. El juez no ha decidido si el jalisciense es s¨®lo un comerciante o un peligroso capo, pero la comisi¨®n estatal de Derechos Humanos ya manifest¨® que, al margen de eso, los polic¨ªas cometieron tortura y eso es un abuso de poder. Un perito en psicolog¨ªa jur¨ªdica de Jalisco ya determin¨®, a trav¨¦s del protocolo de Estambul, que tanto Mart¨ªn como el joven que lo se?al¨® fueron torturados, por lo que est¨¢ en entredicho la veracidad de las acusaciones en su contra. Ya ha sido abierta una averiguaci¨®n previa contra los siete oficiales, pues sus declaraciones est¨¢n llenas de contradicciones y refutan, asimismo, las de los testigos que vieron cuando se lo llevaron: ellos dicen que lo detuvieron en un operativo, pero los vecinos ¨Cy las fotograf¨ªas tomadas en la casa del comerciante- se?alan que lo sacaron de su domicilio.
Adicionalmente, Mart¨ªn Gonz¨¢lez aparece en una lista de proveedores del Gobierno de Jalisco durante 2009, ¡°quiz¨¢ por la venta de alg¨²n equipo o servicio de telefon¨ªa¡±, explica Edna Vega; lo cual significar¨ªa que al Gobierno le consta que Mart¨ªn es comerciante, o que contrat¨® el servicio de un narcotraficante. En cualquier caso, el pr¨®ximo 18 de septiembre cumplir¨¢ dos a?os en prisi¨®n, sin sentencia.
¡°De repente s¨ª necesitas ayuda psicol¨®gica. Agarras la lectura y te sientes un poco mejor mientras esperas ver a la familia. Eso es lo que m¨¢s me duele, mi familia¡±, expresa Jos¨¦ Mart¨ªn al otro lado de la l¨ªnea. Despu¨¦s de seis a?os intentando ser padres, Edna y Mart¨ªn lo consiguieron, pero al s¨¦ptimo mes del embarazo, llegaron siete polic¨ªas a su casa para llev¨¢rselo. Edna tuvo a su hija sin su esposo, y ¨¦l s¨®lo ha visto a su beb¨¦ en una sala de visita familiar, dentro del penal. Mientras Mart¨ªn estuvo preso en Veracruz, Edna lo visitaba portando playeras con la fotograf¨ªa de la peque?a impresa, para que Mart¨ªn pudiera conocerla, pues no le permit¨ªan ingresar fotos al penal.
Como resultado de esta batalla legal, Mart¨ªn y Edna ya consiguieron que lo exoneraran de varios de los delitos que le imputaban al principio ¨Cdelincuencia organizada y robo de combustible-. Actualmente ya s¨®lo est¨¢ acusado de tres: portaci¨®n de arma exclusiva del Ej¨¦rcito; portaci¨®n de 45 cartuchos y de 20 gramos de ¡®cristal¡¯ para venta. Las irregularidades en el proceso, las pruebas de que fue sustra¨ªdo de su casa y torturado, as¨ª como las declaraciones contradictorias de los polic¨ªas, han impulsado el caso de Mart¨ªn, pero todav¨ªa est¨¢ en espera su sentencia, que podr¨ªa llegar a finales de septiembre. Mientras tanto, Mart¨ªn se ayuda con la seguridad de ser inocente, y con libros.
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