El idioma que no hablan
El alcalde Ken Taylor s¨®lo revela supina ignorancia, evidente estulticia y esa sutil saliva de estupidez que resulta tan contagiosa
Por evidente protocolo y obvia costumbre, las invitaciones para reuniones bilaterales entre alcaldes de municipios y ciudades (as¨ª como entre gobernadores de los estados) en ambos lados de la frontera entre M¨¦xico y los Estados Unidos de Norteam¨¦rica se redactan en ingl¨¦s y en espa?ol. Seg¨²n informa Fernanda Santos de The New York Times, la invitaci¨®n para la pr¨®xima reuni¨®n entre alcaldes fronterizos fue rechazada por el alcalde Ken Taylor de Huachuca City en Arizona, pues argumenta que no atender¨¢ a una reuni¨®n a la que se le convoca en ¡°espa?ol/mexicano¡± y a?adi¨® que ¡°Una naci¨®n significa un idioma y me siento insultado por la divisi¨®n que causa un idioma¡±.
Menos delirante y en tono conciliador de tolerancia, John F. Cook (antiguo alcalde en El Paso, Texas) y hoy Director Ejecutivo de la Asociaci¨®n de Alcaldes Fronterizos U.S.-Mexico, respondi¨® que el prop¨®sito de la asociaci¨®n ¡°es hablar como una sola voz ¨CNO UN SOLO IDIOMA¨Cante Washington D.C. y la Ciudad de M¨¦xico sobre los temas que impactan a nuestras comunidades¡± y a?adi¨®, sin ¨¢nimo de armar un l¨ªo m¨¢s grande, ¡°sus humildes disculpas si acaso alborot¨¦ su plumaje¡±.
El tema viene de lejos y se multiplica con v¨¦rtigo en las redes sociales. Revive la confusi¨®n entre quienes afirman que en M¨¦xico se habla mexicano y que el espa?ol es idioma exclusivo de la pen¨ªnsula ib¨¦rica o la estulticia de quienes espetan que en Am¨¦rica (otra confusi¨®n de geo-ling¨¹¨ªstica) se habla americano a diferencia del ingl¨¦s incomprensible que pronuncian en Londres. En tuits de limitados caracteres, memes m¨¢s propensos al chiste f¨¢cil y mensajes de hartazgos variados el tema ha levantado una polvareda interesante, cuantim¨¢s en esta ¨¦poca en que Donald Trump no s¨®lo ha insultado ilimitadamente todo eso que le parezca extra?o o venido de lejos, sino que adem¨¢s recrimin¨® en p¨²blico a su otrora rival por la candidatura republicana, Jebb Bush, conmin¨¢ndolo a que ¡°por lo menos tenga la decencia de hablar en ingl¨¦s cuando est¨¢ en territorio americano¡±.
En algunos estados de la uni¨®n norteamericana se ha sugerido que los hispanoparlantes juren alianza en voz alta y por lo menos una vez al a?o a la bandera de las barras y las estrellas (ya obligatorio en Wisconsin), tal como hace medio siglo nos obligaban (a los m¨¢s morenos o de dudosa palidez) a viajar en la parte trasera de los autobuses o beber de fuentes con los hermanos negros que tambi¨¦n quedaban excluidos del mundo blanco¡ y parece que todo se enreda y la confusi¨®n es insondable: de ganar el man¨ªaco Trump (lo cual aparece cada d¨ªa m¨¢s imposible, aunque todos los d¨ªas confirmamos la improbable magnitud de su popularidad) ser¨ªa la ins¨®lita primera vez en la historia en que un multimillonario (con varias quiebras encima y grandes deudas fiscales pues no paga impuestos) entra a ocupar una vivienda p¨²blica previamente habitada por una familia de negros.
Volvamos al alcalde Taylor, pues queriendo fardar su patriotismo y quiz¨¢ eso que llaman visi¨®n de estado, en realidad s¨®lo revela supina ignorancia, evidente estulticia y esa sutil saliva de estupidez que resulta tan contagiosa. Es alcalde de una peque?a ciudad, casi villa (si importaran las palabras) de dos mil habitantes llamada Huachuca City, nombre que se desprende del fuerte del mismo nombre donde hac¨ªan rancho los s¨¦ptimos de caballer¨ªa que muchos siguen celebrando en las pel¨ªculas de siesta vespertina. Enclavada en territorio de los Apaches Chiricahuas, se le rinde simb¨®lico respeto p¨®stumo al jefe Cochise poni¨¦ndole su nombre al condado de marras. El alcalde que cree darse ¨ªnfulas de integridad est¨¢ en realidad ejemplificando la peor lecci¨®n para sus conciudadanos: as¨ª como su ignorancia ha logrado sumir en la amnesia el pret¨¦rito ind¨ªgena de su paisaje, as¨ª tambi¨¦n se cierran y limitan sus amaneceres por ignorar y denostar las palabras de un idioma que ayudar¨ªa a traducir sus esfuerzos, puentes para sus empresas, v¨ªas anchas para su educaci¨®n y no s¨®lo las nefandas palabras que los fan¨¢ticos creen de uso exclusivo del espa?ol.
Taylor, Trump y todos los cerrados se niegan a la ventana de la letra e?e, a la gracia de las s¨ªlabas y a la posibilidad de versos que dan risa, palabras que con s¨®lo rimar con sonidos anglosajones comparten melancol¨ªas y lamentos, la m¨²sica de ciertos adjetivos que confirman que no somos animales exclusivos (aunque los haya excluyentes). Hablo de un idioma que ha sabido tambi¨¦n imprimir valor al silencio y la paciencia, al decoro de un sereno respeto, tanto como a la necesaria respuesta contundente que merece el manotazo de un primate; un idioma que poco a poco transpira una proyectada mayor¨ªa que fue minor¨ªa no s¨®lo en el condado y ciudad del ciudadano Taylor, sino en la inmensa uni¨®n donde ¨Cpor la e?e y por sentido com¨²n¡ªsimplemente no llegar¨¢ a la presidencia un demente como Trump (por ahora).
Porque el mundo habla mejor en varias lenguas que en un solo idioma autoritario y vehemente, porque hay una saz¨®n que s¨®lo se puede saborear en ciertas s¨ªlabas y porque las esdr¨²julas son hipn¨®ticas. Porque por encima de la rid¨ªcula cerraz¨®n, est¨¢n las manos abiertas para mostrar la mejor conjugaci¨®n del verbo, comprender o intentar la rima de la palabra cooperaci¨®n y proponer la dif¨ªcil conjugaci¨®n de la palabra debate (supuestamente bien asentada y tradicionalmente funcional en ingl¨¦s¡ y americano) o la etimolog¨ªa de la palabra conversaci¨®n sobre un paisaje de todos los climas, con caras que van de la morena planicie de la sonrisa a la blanca piel tan lejos de las playas, con el sabor del mango en la saliva y el ardiente picor de un chile que calla a cualquier boc¨®n. El paisaje de la soledad del silencio y de las nubes que no tienen nombre, los cerros que se ponen morados y se filtran en la pupila con palabras que son rito; etimolog¨ªa de las plantas y caligraf¨ªa de las manos limpias que se saludan en silencio, el diccionario de los labios y la enciclopedia compartida de la piel gastada, las espaldas quebradas, los p¨¢rpados callados¡ pero todo eso es un idioma que Taylor, Trump y todo testarudo de la cerraz¨®n simplemente no hablan.
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