M¨¢s all¨¢ de la democracia: elecci¨®n por sorteo
Nadie se f¨ªa de los pol¨ªticos. El historiador David van Reybrouck propone un nuevo modo de votaci¨®n

Quien lo busque a trav¨¦s de su p¨¢gina web encontrar¨¢ que en la entrada "contacto" se anuncia todo lo contrario: "David van Reybrouck no est¨¢ disponible para dar conferencias o clases ni conceder entrevistas hasta finales de a?o". Seguro que el motivo es que hasta entonces va a estar ocupado dando conferencias y clases y concediendo entrevistas. La intensidad con que la prensa internacional informa sobre ¨¦l ya permite suponerlo.
Van Reybrouck, historiador de la cultura, arque¨®logo y escritor flamenco, se hizo famoso con Congo. Een geschiedenis [Congo. Una historia], un incisivo an¨¢lisis de un pa¨ªs cruento. Su nuevo libro lleva el lac¨®nico t¨ªtulo Contra las elecciones, y el amenazador subt¨ªtulo Por qu¨¦ votar no es democr¨¢tico. En una entrevista, Van Reybrouck dec¨ªa que hab¨ªa elegido para el libro un t¨ªtulo y una conclusi¨®n provocadores "y, entremedias, una argumentaci¨®n sosegada". En efecto.
Trump, Orb¨¢n, Erdogan

Si bien pocos est¨¢n de acuerdo con sus provocaciones, la mayor¨ªa comparte su diagn¨®stico: la democracia est¨¢ en un mal momento. Las pruebas se encuentran por todas partes. Con Donald Trump, en Estados Unidos se postula para la presidencia un pol¨ªtico que hace propaganda de s¨ª mismo diciendo que podr¨ªa disparar a gente en la Quinta Avenida sin que se le pidiesen responsabilidades. En Gran Breta?a, el refer¨¦ndum del Brexit ha precipitado el pa¨ªs a una crisis pol¨ªtica a la que podr¨ªa seguir otra econ¨®mica. Los ganadores y los perdedores parecen igualmente incapaces de estabilizarlo.
En Hungr¨ªa, V¨ªctor Orb¨¢n ha reescrito la Constituci¨®n a su conveniencia y afianza su poder con campa?as de odio contra los refugiados. En Polonia, el Gobierno ha impuesto una l¨ªnea ¨²nica a los medios de comunicaci¨®n estatales y ha privado de sus poderes al Tribunal Constitucional. En Turqu¨ªa, Erdogan ha hecho encarcelar a miles de personas y ha "erdoganizado" el pa¨ªs convirti¨¦ndolo en una dictadura.
Tras la quiebra efectiva de Grecia, la credibilidad de la Uni¨®n Europea tiende a cero.
En los pa¨ªses de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, la mayor¨ªa de los intentos de apertura democr¨¢tica est¨¢n estancados, y en T¨²nez, Egipto o Libia han fracasado. Tras la quiebra efectiva de Grecia, la credibilidad de la Uni¨®n Europea tiende a cero. Espa?a ha tenido que repetir las elecciones generales porque la primera convocatoria no dio como resultado ning¨²n acuerdo entre los partidos rivales; el pa¨ªs est¨¢ sin gobierno desde hace ocho meses. Parec¨ªa impensable que eso le pudiese volver a pasar a una democracia occidental despu¨¦s de lo que vivi¨® B¨¦lgica en 2010. El pa¨ªs natal de Van Reybrouck tard¨® casi un a?o y medio en formar gobierno. Todo un r¨¦cord mundial.
La democracia como producto de exportaci¨®n
Sin embargo, nunca ha habido tanta democracia como en la actualidad. "Todo el mundo parece anhelarla", dice el autor con la iron¨ªa que lo caracteriza, "pero ya nadie cree en ella". A pesar de todo, el 90% de las personas consultadas consideran que la democracia es una buena manera de gobernar un pa¨ªs. Ese es el resultado de una encuesta realizada entre 73.000 ciudadanas y ciudadanos de 57 pa¨ªses. Al final de la Segunda Guerra Mundial hab¨ªa solo 12 democracias electorales completas. Hoy en d¨ªa hay casi 10 veces m¨¢s. Pa¨ªses como Estados Unidos financian a Estados del Tercer Mundo que hacen esfuerzos por adoptar un sistema de gobierno similar.
Que en los pa¨ªses sin tradici¨®n democr¨¢tica las elecciones no eviten la pobreza, la violencia, la corrupci¨®n y las tensiones inter¨¦tnicas, sino que en ocasiones incluso las incrementen, ya no interesa tanto. La democracia se distribuye como un producto de exportaci¨®n o, como dice Van Reybrouck con sarcasmo, como un kit de elecciones libres y limpias de Ikea para que los destinatarios lo monten sobre el terreno, "con o sin la ayuda de las instrucciones de uso adjuntas". Que las elecciones no son garant¨ªa de democracia es algo que pasan por alto quienes consideran que elecciones y democracia son sin¨®nimos, sin interesarse por las posibles consecuencias negativas. Las elecciones de 2003 en Irak bajo protectorado estadounidense muestran a d¨®nde puede conducir esto.
Que las elecciones no son garant¨ªa de democracia es algo que pasan por alto quienes consideran que elecciones y democracia son sin¨®nimos, sin interesarse por las posibles consecuencias negativas.
E incluso donde las elecciones se desarrollan de manera correcta, limpia y transparente, el hast¨ªo aumenta. Proliferan los tecn¨®cratas que nadie ha elegido; instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional toman decisiones de amplio alcance sin ning¨²n control democr¨¢tico; la conducta de la ¨¦lite fortalece a los populistas; los demagogos zumban y alborotan en Internet, alimentando el odio contra las minor¨ªas y los que practican otras religiones. Al mismo tiempo, cualquier manifestaci¨®n irreflexiva de un pol¨ªtico puede desatar un aluvi¨®n de maledicencias y dar al traste con su carrera. Las redes sociales se convierten en un pat¨ªbulo virtual que escandaliza, polariza y personaliza la pol¨ªtica para defenderse de la ca¨ªda de las cuotas y la creciente competencia en la Red.
La gente est¨¢ harta
Cuanto m¨¢s crece la percepci¨®n de que la pol¨ªtica es balad¨ª, menos personas esperan algo bueno de ella. El n¨²mero de afiliados a los partidos pol¨ªticos desciende, la participaci¨®n en las elecciones se hunde, el sentimiento de comunidad se debilita, al igual que el respeto por el trabajo parlamentario. Incluso en Suiza, la primera de la clase en democracia, cada vez se encuentra a menos ciudadanos dispuestos a presentarse como candidatos a los cargos de su comunidad. Van Reybrouck llama a esta enfermedad "s¨ªndrome de fatiga democr¨¢tica", un cansancio colectivo del sistema que se extiende a todo el planeta. La sociedad civil pierde fuerza y el Estado abandona a sus ciudadanos o trabaja en su contra.
Y, sin embargo, seg¨²n el autor, nadie est¨¢ dispuesto a examinar cr¨ªticamente el sistema electoral que ha conducido a esta situaci¨®n. Van Reybrouck echa en cara a los pa¨ªses occidentales su "fundamentalismo democr¨¢tico" echando mano del vocabulario de la misi¨®n cristiana: "Nuestro fundamentalismo electoral adopta la forma de una nueva evangelizaci¨®n a escala mundial". Las elecciones, afirma, son los sacramentos de una nueva fe; rituales cuya forma importa m¨¢s que el contenido. As¨ª, hemos reverenciado las elecciones , pero hemos ignorado a los elegidos. Los comicios son los combustibles f¨®siles de la pol¨ªtica: durante muchos a?os han impulsado el fortalecimiento de la democracia, pero en la actualidad se est¨¢n convirtiendo cada vez m¨¢s en un problema para el que ellas mismas pretenden ser la soluci¨®n.
El sufragio por sorteo
?Y qu¨¦ se puede hacer ahora? El autor belga ya no cree que la democracia vaya a mejorar por s¨ª misma. Por el contrario, en su opini¨®n se trata de "descolonizar la democracia". Para ello se necesita un nuevo sistema electoral, o mejor dicho, un sistema viejo como el que se empleaba en la antigua Atenas o, m¨¢s adelante, en ciudades Estado como Florencia, y que en algunos pa¨ªses ha sobrevivido en forma de jurados populares. Es decir, el sufragio por sorteo.
¡°El sufragio por sorteo es propio de la naturaleza de la democracia; el sufragio por elecci¨®n, de la aristocracia¡±.
La idea consiste en lo siguiente: todas las ciudadanas y los ciudadanos del censo electoral de un pa¨ªs o de una ciudad recibir¨ªan la invitaci¨®n a presentarse a las elecciones. Quienes se presentasen participar¨ªan en un sorteo cuyo criterio ser¨ªa que todos los grupos de poblaci¨®n estuviesen representados proporcionalmente. Con ello se garantizar¨ªa, asegura Van Reybrouck, que los parlamentos fuesen verdaderamente representativos, en vez de estar dominados por juristas, de los cuales apenas unos pocos conocen el precio del pan. Y el autor cita a Montesquieu, el ilustrado franc¨¦s creador del moderno Estado de Derecho: "El sufragio por sorteo es propio de la naturaleza de la democracia; el sufragio por elecci¨®n, de la aristocracia".
Elegir una c¨¢mara y sortear otra
Por supuesto, la democracia deliberativa, como se la llama en Francia, suscita pol¨¦mica. Los polit¨®logos y los historiadores debaten sobre ella con creciente inter¨¦s. Tambi¨¦n Van Reybrouck se da cuenta de que su propuesta es demasiado controvertida como para tener una posibilidad real. Por eso no pretende sustituir todas las elecciones por sorteos, sino que sugiere un "sistema birrepresentativo": una de las dos c¨¢maras del Parlamento se elegir¨ªa, y la otra se sortear¨ªa. De esta manera, el autor aten¨²a la radicalidad de su propio t¨ªtulo, al tiempo que recoge la exigencia, pero tambi¨¦n la utop¨ªa. Y ni siquiera los lores que se sientan en la C¨¢mara Alta del Parlamento de Reino Unido pondr¨ªan en duda que un parlamento elegido parcialmente por sorteo es m¨¢s representativo que la C¨¢mara de los Lores.
Hacia el final de su l¨²cido y elegante ensayo, el autor aborda los previsibles contraargumentos. El sufragio por sorteo no significar¨ªa la salvaci¨®n la de democracia, sino su fin: la afirmaci¨®n le suena. En su momento se esgrimi¨® el mismo argumento contra el derecho al voto de los campesinos, los trabajadores o las mujeres. Los profanos carecen de la competencia necesaria para entender los complej¨ªsimos asuntos legislativos: el autor lo compensa diciendo que los elegidos podr¨ªan contar con la ayuda de expertos. Y, de todas maneras, remacha, "tampoco los elegidos son siempre igual de competentes".
Irlanda como ejemplo innovador
Para demostrar la eficacia de la democracia deliberativa, David van Reybrouck saca a colaci¨®n los ejemplos regionales de pa¨ªses como Irlanda, Islandia, Canad¨¢, Australia u Holanda, en los que las ciudadanas y los ciudadanos debaten una nueva ley e intercambian impresiones con la opini¨®n p¨²blica a trav¨¦s de Internet, tras lo cual someten su propuesta a juicio del Parlamento o de la poblaci¨®n.

Lo que m¨¢s sorprendi¨® a Van Reybrouck fue la forma novedosa en que Irlanda aprob¨® una reforma de la Constituci¨®n que quer¨ªa introducir reformas tan pol¨¦micas como el matrimonio homosexual o los derechos de las mujeres. Treinta y tres pol¨ªticos y 66 ciudadanos elegidos por sorteo se reunieron un fin de semana al mes a lo largo de un a?o. Sus propuestas se sometieron primero al Parlamento y luego a refer¨¦ndum.
?Qui¨¦n puede garantizar que los ciudadanos sin experiencia pol¨ªtica sean capaces de resistir a la influencia de los grupos de presi¨®n?
Van Reybrouck tambi¨¦n tiene que ser consciente de que una democracia por sorteo no resuelve todos los problemas para los que se ofrece como soluci¨®n, aunque es disculpable que no lo sea. El autor no dice, afirma el experto en pol¨ªtica Andreas Gross en el SonntagsBlick, que en las elecciones tambi¨¦n se trata de expresar los propios intereses y preferencias de fondo. Y, ?qui¨¦n puede garantizar que los ciudadanos sin experiencia pol¨ªtica sean capaces de resistir a la influencia de los grupos de presi¨®n? ?Qui¨¦n decidir¨ªa qu¨¦ expertos les van a asesorar? ?Habr¨ªa que volver a sortear a los candidatos cada cuatro a?os? ?No supondr¨ªa eso grandes retrasos, porque los reci¨¦n llegados tendr¨ªan que aprender todo de nuevo?
Los punkis renuevan una ciudad
Por otra parte, los renovadores de la conservadora Reikiavik no eran profesionales. Tras el hundimiento de la banca, la ciudad eligi¨® para el gobierno municipal a un pu?ado de anarcosurrealistas que se hab¨ªan presentado con el eslogan "M¨¢s punk, menos infierno". El cargo de alcalde lo ocup¨® el humorista J¨®n Gnarr, mientras que los concejales eran antiguos punkis. Ninguno de ellos ten¨ªa la menor experiencia de gobierno. Cuando, cuatro a?os m¨¢s tarde, el colectivo se retir¨®, hab¨ªa equilibrado el presupuesto de la ciudad y saneado la compa?¨ªa energ¨¦tica en quiebra.
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