Suicidios
M¨¦xico y Brasil son noticia por hechos que suponen una suerte de muerte institucional
No est¨¢ claro el motivo por el que algunas especies, incluida la humana, tienen tendencia al suicidio colectivo. Pero s¨ª se ha demostrado que sin buscar razones en la Luna, en las estrellas o en ciertos gu¨ªas espirituales ¡ªcomo el pastor Jim Jones que provoc¨® el suicidio simult¨¢neo de 912 fieles en 1978, en Guyana¡ª hay momentos que pol¨ªtica y socialmente resultan terribles para los pueblos y sus gobernantes.
Ahora dos grandes pa¨ªses que dominan Am¨¦rica Latina de Norte a Sur y de este a oeste, M¨¦xico y Brasil, son noticia por hechos que suponen una suerte de suicidio institucional. Nunca sabremos qui¨¦n fue el ¡°genio¡± de la pol¨ªtica que sugiri¨® al presidente mexicano, Enrique Pe?a Nieto, que invitase a los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos a visitar el pa¨ªs. Y tampoco cu¨¢l era la explicaci¨®n para semejante iniciativa que, en teor¨ªa, era positiva si se manejaba como una oportunidad para que M¨¦xico fijara una posici¨®n clara con su socio comercial m¨¢s importante.
A partir de aqu¨ª, el miedo que genera Trump en EE UU y ese juego tan curioso con sus v¨ªctimas mexicanas, por una parte, y el cambio pol¨ªtico y la transformaci¨®n social en Brasil, por otra, prefiguran una nueva realidad en Am¨¦rica
El problema es que quien ide¨® o sugiri¨® este plan ¡ªaunque haya sido el mism¨ªsimo Pe?a Nieto¡ª parece que nunca pens¨® que estaba invitando, nada m¨¢s y nada menos, que a un especulador xen¨®fobo e incontrolable llamado Donald Trump, cuya campa?a electoral se basa, en gran parte, en el insulto sistem¨¢tico contra M¨¦xico y sus ciudadanos. Tambi¨¦n supongo que al inventor de esa ¡°brillante¡± idea tampoco se le pas¨® por la mente que la invitaci¨®n ser¨ªa aceptada. Y nunca calcul¨® que ese ser¨ªa el mejor regalo para un Trump agonizante, despreciado por el establishment pol¨ªtico ¡ªsalvo sus seguidores en las redes sociales¡ª que no le da posibilidad alguna de alcanzar la Casa Blanca.
Siempre he sostenido que solo el ¨¦xito de un atentado terrorista en Estados Unidos pod¨ªa apuntalar el mundo salvaje que Donald Trump vende, garantizando as¨ª su llegada al poder. Sin embargo, confieso que jam¨¢s imagin¨¦ que se podr¨ªa llegar a cometer la barbaridad pol¨ªtica de invitar a ese multimillonario neoyorquino a visitar a sus v¨ªctimas en su propio territorio, con sus banderas y en la sede de su poder.
Y en un contexto en el que, al parecer, el costo pol¨ªtico tiene poca importancia para un presidente que gobierna ignorando las encuestas de aprobaci¨®n de sus ciudadanos, temo que pasar¨¢ mucho tiempo antes de que el pueblo mexicano olvide esta afrenta, justo en su mes patrio. Pero lo que s¨ª es un hecho es que la relaci¨®n pol¨ªtica entre M¨¦xico y EE UU ser¨¢ completamente distinta. Las nuevas burlas de Trump sobre el muro, apenas unas horas despu¨¦s de haber pisado suelo mexicano, han emponzo?ado la relaci¨®n bilateral m¨¢s que cualquier otro asunto y todo por un simple error de c¨¢lculo de Pe?a Nieto.
Mientras en Brasil, como estaba previsto y tras unos Juegos Ol¨ªmpicos en los que no hubo levantamientos ni cat¨¢strofes, Dilma Rousseff ya no es presidenta. Lo cierto es que segu¨ªa siendo un personaje profundamente impopular y ya se sabe que su final en soledad era el pago y la promesa para que Lula da Silva pudiera volver alg¨²n d¨ªa al palacio de Planalto. Aunque tras la falsa reconciliaci¨®n entre los que mandan y los que obedecen, ha aparecido el nuevo factor de los modernos tiempos pol¨ªticos: el temor, que ahora se dirige contra el propio Lula y su mujer, acusados de beneficiarse de las empresas corruptas de la trama Petrobras.
A partir de aqu¨ª, el miedo que genera Trump en Estados Unidos y ese juego tan curioso con sus v¨ªctimas mexicanas, por una parte, y el cambio pol¨ªtico y la transformaci¨®n social en Brasil, por otra, prefiguran una nueva realidad en Am¨¦rica, marcada por el suicidio de la clase dirigente de dos gigantes.
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