Berl¨ªn lucha contra su mala fama
El alcalde de la capital alemana aspira a revalidar el cargo pese a las quejas por una administraci¨®n ineficiente y la subida de los alquileres
¡°Inversor busca v¨ªctima para trasplante de ¨®rgano a cambio de s¨®tano de un metro cuadrado en el cementerio¡±. ¡°Mujer de 91 a?os que recogi¨® los escombros de Berl¨ªn tras la guerra busca habitaci¨®n despu¨¦s de haber sido desahuciada¡±. En las farolas del barrio berlin¨¦s de Prenzlauer Berg han aparecido en los ¨²ltimos d¨ªas estos mensajes. No los han colocado all¨ª un vecino sin escr¨²pulos ni una anciana desesperada. Se trata de la propaganda con la que el desconocido Partido de los Inquilinos concurre a las elecciones del domingo en la capital alemana.
Nadie espera que los carteles vayan a proporcionar un gran r¨¦dito electoral a este partido que no tiene ni un a?o de vida. Pero los humildes folios pegados con papel celo s¨ª reflejan uno de los motivos que m¨¢s enfurecen a los berlineses: el aumento de los precios de alquiler, que ya no se limita a algunas zonas de moda.
Pero las quejas en esta ciudad-Estado de tres millones y medio de habitantes van m¨¢s all¨¢ del boom inmobiliario. Escuelas que piden a gritos una rehabilitaci¨®n, colas interminables para una administraci¨®n p¨²blica con funcionarios que trabajan con m¨¦todos no muy distintos a los de la ¨¦poca prusiana, caos en la acogida de refugiados¡ Y a estos problemas acrecentados por a?os de baja inversi¨®n p¨²blica se unen amplias bolsas de marginaci¨®n. Un estudio de la Fundaci¨®n Bertelsmann denunciaba esta semana que uno de cada tres ni?os berlineses vive en familias pobres que dependen de las ayudas sociales. Es el porcentaje m¨¢s alto de todos los Estados alemanes.
La prensa lleva meses denunciando lo que, de forma algo exagerada, algunos tildan de ¡°Estado fallido¡±. Michael M¨¹ller, el alcalde socialdem¨®crata que aspira a revalidar el cargo, se revuelve contra esta visi¨®n y destaca el crecimiento econ¨®mico fruto de su gesti¨®n. Porque, pese a los puntos negros, el PIB de la capital ha crecido en el ¨²ltimo lustro por encima de la media del pa¨ªs. Y, por primera vez desde la reunificaci¨®n de 1990, el desempleo est¨¢ por debajo del 10%, porcentaje a¨²n muy alto para los est¨¢ndares alemanes.
El economista Karl Brenke rebaja la euforia. ¡°Se crean puestos de trabajo, pero con bajos salarios y baja productividad. La econom¨ªa crece, pero no tanto como para hablar de boom¡±, dice este investigador del centro de estudios DIW. Si Berl¨ªn despierta pasiones entre los forasteros, de puertas a dentro arrastra fama de mal organizada. No hay otro Estado alem¨¢n en el que los ciudadanos pongan peor nota a su Gobierno regional.
¡°Los grandes problemas de Berl¨ªn se explican por la espada de Damocles de una deuda de 60.000 millones de euros. Es ir¨®nico que la capital del pa¨ªs que ha impuesto la austeridad al sur de Europa haya sido v¨ªctima de esta misma pol¨ªtica de recortes¡±, asegura desde su despacho de la Universidad Humboldt Andrej Holm. Este profesor de sociolog¨ªa urbana estudia el proceso de gentrificaci¨®n, por el que los habitantes de un barrio se ven obligados a abandonarlo por el precio de los alquileres. ¡°El problema ahora es que ya no quedan sitios baratos a los que ir. Vemos casos de gente demasiado pobre para mudarse, lo que genera muchos conflictos¡±, a?ade.
M¨¹ller, que durante d¨¦cadas fue un aplicado funcionario del Partido Socialdem¨®crata, hered¨® hace dos a?os el poder del carism¨¢tico Klaus Wowereit, que le dej¨® una ciudad endeuda hasta las cejas y una gran patata caliente llamada BER. El aeropuerto que deb¨ªa simbolizar la modernidad se convirti¨®, tras a?os de retrasos, fallos t¨¦cnicos y costes disparados, en el hazmerre¨ªr de la ciudad. M¨¹ller insiste ahora en que la obra estar¨¢ lista a finales de 2017 ¨Cm¨¢s de seis a?os despu¨¦s de lo previsto-, pero no consigue despejar la desconfianza.
El alcalde que no fue elegido en las urnas conf¨ªa en obtener ahora la legitimidad de los votos; y ganar estatura pol¨ªtica en el resto del pa¨ªs. A su favor no tiene el carisma, pero s¨ª una imagen de concienzudo trabajador. Y, m¨¢s importante a¨²n, el poco empuje de sus rivales. El impopular candidato democristiano podr¨ªa quedarse por debajo del 20% de los votos, en lo que supondr¨ªa un nuevo golpe para el partido de Angela Merkel, que no deja de encadenar fracasos regionales.
Las encuestas anticipan un pobre resultado para los socialdem¨®cratas, pero suficiente para seguir gobernando. S¨ª parece muerta la gran coalici¨®n que gobierna hoy Berl¨ªn, que podr¨ªa ser sustituida por un tripartido de socialdem¨®cratas, verdes y poscomunistas. Sus propuestas estrella: m¨¢s viviendas sociales y m¨¢s dinero para modernizar las escuelas. Justo dos de los motivos por los que los berlineses llevan a?os protestando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.