Condenado a nueve a?os el yihadista juzgado por destruir patrimonio art¨ªstico
Achmad Al Mahdi se declar¨® culpable ante la Corte Penal Internacional de haber ordenado demoler mausoleos sagrados en Mal¨ª
¡°Nuestro patrimonio cultural no es un lujo. Hay que protegerlo de profanaciones y destrucci¨®n. De otro modo, la historia no nos lo perdonar¨¢¡±, dijo el pasado agosto Fatou Bensouda, fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), para calificar de crimen de guerra la demolici¨®n de nueve mausoleos sagrados y una mezquita en Tombuct¨² (Rep¨²blica de Mal¨ª). Considerados patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el asalto fue comandado en 2012 por el yihadista maliense arrepentido Achmad al Faqi al Mahdi, que ha sido condenado este martes a nueve a?os de c¨¢rcel.
Es la primera vez que la Corte castiga la demolici¨®n de acervo art¨ªstico, perpetrado en este caso por motivos religiosos. La defensa y la fiscal¨ªa hab¨ªan llegado a un acuerdo legal para pedir entre nueve y once a?os de reclusi¨®n dado que el acusado hab¨ªa reconocido los hechos. Organizaciones como la Federaci¨®n Internacional para los Derechos Humanos han lamentado que no afrontara tambi¨¦n cargos como violaci¨®n y esclavismo sexual. En la Corte, sin embargo, ha primado la defensa de bienes culturales como una forma de proteger derechos humanos fundamentales.
El exyihadista se declar¨® culpable durante el proceso y pidi¨® perd¨®n diciendo que hab¨ªa sido ¡°influido por gente desviada de Al Qaeda¡±. Tambi¨¦n busc¨® ¡°la clemencia de la ciudad maliense, de ?frica y de la comunidad internacional por el primer y ¨²ltimo acto ilegal" que cometi¨®. Admitida la culpa como circunstancia atenuante, los jueces han tenido en cuenta adem¨¢s su cooperaci¨®n y arrepentimiento, el rechazo inicial a arrasar los lugares santos y el peligro corrido por su familia al reconocer y lamentar p¨²blicamente sus actos. Que todo ello pueda contribuir a la reconciliaci¨®n en el pa¨ªs africano, y evite ataques similares ha sido adem¨¢s subrayado por el tribunal. El caso de Al Mahdi, encargado de imponer reglas morales en Tombuct¨² de la mano del grupo fundamentalista isl¨¢mico Ansar Dine (relacionado con Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico) implica un punto de inflexi¨®n en la justicia internacional. Tambi¨¦n es un triunfo para la fiscal¨ªa de la Corte, porque ha convencido al tribunal de la gravedad de los actos vand¨¢licos. Ello a pesar de que las agresiones contra la propiedad se consideran menos graves que las padecidas por las personas.
Los nueve sepulcros arruinados estaban dedicados a santones y eruditos, una pr¨¢ctica rechazada por los extremistas, defensores del monote¨ªsmo estricto. Para ellos, considerar santo a un hombre y levantar un pante¨®n en su honor es un pecado mortal. Dado que Tombuct¨² es conocida como ¡°la ciudad de los 333 santos¡±, era preciso dar ejemplo. En cuanto a la mezquita, las grabaciones del asalto en poder de los fiscales muestran al acusado portando un fusil Kalashnikov y derribando la puerta junto con otros agresores. Cerrada durante siglos, la creencia popular se?alaba que as¨ª deb¨ªa permanecer hasta el fin de los tiempos. ¡°Deb¨ªamos combatir la superstici¨®n, por eso la tumbamos¡±, asegura Al Mahdi en los v¨ªdeos.
Estudioso del Islam, su conocimiento no ha sido relevante en este caso, aunque se ha demostrado que ¡°era visto como un experto en la materia y era consultado en el seno del grupo islamista Ansar Dine, del que era miembro¡±. Al Mahdi ten¨ªa ¨®rdenes de vigilar el comportamiento de la poblaci¨®n, y de sus l¨ªderes religiosos en Tombuct¨², que adoraban los lugares. ¡°Cuando le preguntaron su opini¨®n sobre ello, admiti¨® que no deb¨ªan ser tenidos como sagrados, y aunque recomend¨® no demolerlos, cumpli¨® dicha orden¡±, ha dicho Raul Pangalangan, presidente de la sala que lo juzgado. ¡°A pesar de que no eran objetivos militares, Al Mahdi particip¨® directamente en cinco de los asaltos, presenci¨® el resto y explic¨® a los periodistas presentes por qu¨¦ lo hac¨ªa. Pero tambi¨¦n ha admitido su culpabilidad y mostrado arrepentimiento, a pesar del peligro que ello comporta para su familia¡±, ha dicho el juez.?
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