Del pu?o a la rodilla: el deporte se moviliza ante la violencia policial
El gesto de Colin Kaepernick al no levantarse ante el himno sigue una larga tradici¨®n de activismo negro
En un momento de tensi¨®n racial en Estados Unidos, cuando un candidato pr¨®digo en comentarios racistas y xen¨®fobos se encuentra a un paso de la Casa Blanca, un grupo de deportistas de ¨¦lite se ha movilizado ante los abusos policiales contra los negros y la persistente discriminaci¨®n.
Las protestas siguen una larga tradici¨®n que tuvo su momento estelar en los a?os sesenta, cuando el boxeador Muhammad Ali y los velocistas John Carlos y Tommie Smith pusieron en juego sus carreras para desafiar el statu quo. Las im¨¢genes recientes de jugadores negros de f¨²tbol americano arrodill¨¢ndose cuando suena el himno, en vez de ponerse en pie, abren una discusi¨®n sobre el respeto a los s¨ªmbolos comunes y el patriotismo.
Colin Kaepernick, un jugador del equipo de f¨²tbol de los San Francisco 49ers, es el rostro de esta nueva oleada de activismo. Este verano, Kaepernick decidi¨® mantenerse sentado en el banquillo mientras sonaba el himno de las barras y estrellas. En partidos posteriores, por consejo de un colega, se puso con una rodilla en el suelo, un gesto que proyectaba una imagen de respeto y a la vez de disidencia. El gesto prendi¨® y decenas de futbolistas en ligas profesionales, universitarias y escolares lo han imitado.
A Karpernick le han acusado de simpat¨ªas con el Estado Isl¨¢mico. Donald Trump, el candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, es uno de los cr¨ªticos. ¡°Gana un mont¨®n de dinero. Vive el sue?o americano. Intenta defender sus argumentos, pero no creo que lo est¨¦ haciendo del modo correcto. Si yo fuese el propietario del equipo, no estar¨ªa contento¡±, dijo. Lo que para unos es un insulto a la patria, o un reflejo del creciente desapego a los s¨ªmbolos comunes entre los j¨®venes, para otros es un gesto verdaderamente patri¨®tico, la reclamaci¨®n de que EE UU, un pa¨ªs perfectible, est¨¦ a la altura de los ideales fundacionales y efectivamente, como proclama el himno, sea ¡°la tierra de los libres y la patria de valientes¡±.
El soci¨®logo Harry Edwards, profesor em¨¦rito de la Universidad de Berkeley, ayud¨® en 1968 a organizar la protesta con el pu?o en alto de John Carlos y Tommie Smith en el podio de los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico. ¡°Hay una tradici¨®n¡±, dice Edwards desde California, ¡°en la que los atletas, que suelen tener el mayor meg¨¢fono en la sociedad negra, protestan y se expresan. Cada generaci¨®n, en un momento, da un paso adelante y acepta la carga de esta responsabilidad¡±.
Esta tradici¨®n, explica Edwards, arranca en los primeros 40 a?os del siglo XX con deportistas como el boxeador Jack Johnson, el atleta Jesse Owens y el boxeador Joe Louis, que lograron grandes victorias internacionales cuando la segregaci¨®n les imped¨ªa hacerlo en EE UU. En el extranjero disfrutaban del estatus que no ten¨ªan dentro. La segunda etapa, en la posguerra mundial, es la de la lucha por el acceso, y tiene su m¨¢ximo s¨ªmbolo en el jugador de b¨¦isbol Jackie Robinson, el primer afroamericano en jugar en las grandes ligas. La tercera etapa es la de la batalla ¡°por el respeto y la identidad¡± durante las luchas por los derechos civiles, en los sesenta. Ali, John Carlos y Tommie Smith son sus figuras m¨¢s representativas.
Hubo un tiempo, en los a?os ochenta y noventa, en que los deportistas negros se apartaron de la pol¨ªtica. Se ha citado mucho, estos d¨ªas, la frase atribuida al astro del baloncesto, Michael Jordan, cuando se le pidi¨® comprometerse en una campa?a electoral contra un candidato republicano que hab¨ªa agitado el racismo: ¡°Los republicanos tambi¨¦n compran zapatillas¡±.
Los dilemas entre la conciencia c¨ªvica y los contratos comerciales recorren la historia del activismo de los deportistas negros. Edwards apunta otro argumento: los deportistas han protestado cuando ha existido, en su tiempo, un movimiento que las facilitaba. En los noventa este marco no exist¨ªa. La ¨²ltima ola ¡ªla de los Kaepernick, pero tambi¨¦n de la tenista Serena Williams, o de LeBron James, Chris Paul y otras estrellas del baloncesto que se han manifestado pol¨ªticamente¡ª coincide con la sucesi¨®n de casos de abusos y muertes de negros por disparos de la polic¨ªa y con el movimiento Black lives matter (las vidas negras importan).
?Sirven los gestos? ¡°Su protesta silenciosa en 1968 fue controvertida, pero despert¨® a la gente y cre¨® oportunidades para quienes llegaron despu¨¦s¡±, dijo esta semana el presidente Barack Obama en una audiencia en la Casa Blanca con John Carlos y Tommie Smith. Ambos tienen una estatua en el reci¨¦n inaugurado del Museo Afro-Americano de Washington. En su momento fueron vilipendiados como antipatriotas; hoy son s¨ªmbolos el patriotismo estadounidense.
S¨ªmbolos poderosos
En un debate con ciudadanos esta semana, el presidente Barack Obama dijo: "Quiero que el se?or Kaepernick y otros que se sientan sobre la rodilla presten atenci¨®n al dolor que esto pueda causar a alguien que, por ejemplo, tiene un c¨®nyuge o un hijo muerto en combate, y por qu¨¦ les duele ver que alguien no se pone en pie". Pero a?adi¨®: "Tambi¨¦n quiero que la gente piense en el dolor que est¨¢ expresando sobre alguien que ha perdido a un ser querido y que cree que le han disparado injustamente".
El himno, con la bandera y la Constituci¨®n, es uno de los s¨ªmbolos que cosen este pa¨ªs de dimensiones continentales y con personas procedentes de todo el planeta. "En Estados Unidos, no hay un Volk, una etnia", dice por tel¨¦fono Andy Markovits, profesor de la Universidad de Michigan, polit¨®logo y erudito del deporte. Lo que une son pocos s¨ªmbolos, pero poderosos.
Al contrario que en otras partes del mundo, es tradici¨®n que el himno suene al inicio de las competiciones deportivas. ¡°Esto proporciona una espacio para este tipo de protestas¡±, dice Markovits. Un espacio del que los futbolistas en las ligas europeas ¡ªlos Messi o Ronaldo¡ª carecen. Si es que quisieran protestar por algo.
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