Los cariocas entre dos incendios
Entiendo las angustias de mi compa?era, la periodista Cora Ronai, que cuando vote el 30 de este mes en Rio para elegir al nuevo alcalde, tendr¨¢ que elegir entre dos incendios, o entre "dos iglesias", como ella ha escrito en su columna de O Globo.
Porque Marcello Crivella y Marcello Freixo, los dos candidatos finalistas de la primera vuelta de las elecciones para el gobierno de la segunda mayor ciudad de Brasil, son m¨¢s que dos candidatos.
Son dos s¨ªmbolos, dos extremos del panorama pol¨ªtico.
Crivella, que ya fue ministro de Pesca en el gobierno de Dilma Rousseff (a la que confes¨®, con asombrosa sinceridad, que "no sab¨ªa ni armar un anzuelo"), es el s¨ªmbolo del conservadurismo evang¨¦lico, cada vez m¨¢s fuerte pol¨ªticamente, el que siempre busca darle m¨¢s importancia en el Congreso a la B¨ªblia que a la Constituci¨®n.
Los votantes m¨¢s numerosos de Crivella es la clase media m¨¢s conservadora y menos escolarizada, as¨ª como los m¨¢s pobres, los de las martirizadas favelas que rodean a la ciudad como una corona de espinas. Ellas viven siempre entre dos fuegos cruzados: la violencia del tr¨¢fico y la del Estado que los marginiza. Son una presa f¨¢cil de los extremismos de derechas y de izquierdas, as¨ª como de las diversas confesiones religiosas.
En la otra orilla del espectro pol¨ªtico est¨¢ Freixo, candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), la extrema izquierda, hija rebelde que abandon¨® un d¨ªa al Partido de los Trabajadores (PT), cuyos despojos pretende recoger hoy.
El candidato de la izquierda radical pesca sus votos entre la clase media art¨ªstica e intelectual, la llamada pol¨¦micamente izquierda caviar, la de las zonas m¨¢s ricas de la ciudad, mientras consigue con mayor dificultad llegar a las zonas menos cuidadas y m¨¢s humilladas de los barrios pobres y violentos.
Freixo se presenta, al mismo tiempo, como la esperanza de la reconquista de los valores progresistas y de la modernidad y atrae a los j¨®venes, hu¨¦rfanos de l¨ªderes tanto de izquierdas como de derechas.
Los cariocas, como dice Ronai, se van a ver obligados, a escoger entre dos extremos, dos iglesias: la religiosa evang¨¦lica de Crivella,y la pol¨ªtica de una izquierda que mantiene
a¨²n resabios del viejo marxismo y lucha por presentarse como el PT puro de sus or¨ªgenes, antes de que rasgara la bandera de la ¨¦tica cuando el partido de Lula era admirado dentro y fuera del Brasil.
Crivella y Freixo son dos candidatos extremos, vistos con sospecha por los votantes del centro o de la socialdemocracia, quienes prefieren apostar por recetas m¨¢s liberales y credos menos populistas.
En un momento en que el pa¨ªs, y particularmente todo R¨ªo, sufren una bancarrota econ¨®mica, herencia de 13 a?os de gobiernos de centro izquierda vistos como demasiado generosos con el gasto p¨²blico que se les fue de las manos, y que ha acabado engendrando 12 millones de parados, la derecha levanta orgullosa la cabeza.
La votaci¨®n de los cariocas en la segunda vuelta del pr¨®ximo d¨ªa 30, la ciudad m¨¢s iconoclasta, art¨ªstica y l¨²dica del pa¨ªs ser¨¢ un test nacional para saber hacia d¨®nde se inclina el p¨¦ndulo de los electores en las presidenciales de 2018 y si seguir¨¢ creciendo el nuevo partido de la abstenci¨®n.
En ellas sabremos qu¨¦ Brasil prefieren los brasile?os para el futuro inmediato.
R¨ªo podr¨¢ darnos ya ahora una pista como la que acaba de dar S?o Paulo, donde el millonario Jo?o Doria Jr., m¨¢s empresario y gestor que pol¨ªtico, supo conquistar la alcald¨ªa ya en la primera vuelta.
El gran rechazo de las urnas en estas elecciones, que ha provocado la abstenci¨®n de hasta a un 40% de los votantes, podr¨ªa significar, como apuntan no pocos especialistas, indiferencia, cansancio e insatisfacci¨®n de los brasile?os con la vieja pol¨ªtica.
Pero podr¨ªan tambi¨¦n ser una toma de conciencia de que la democracia es un valor demasiado importante para que se pueda jugar con ella en las urnas, como se juega al domin¨®.
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