El voto evang¨¦lico, clave en la victoria del ¡®no¡¯ en el plebiscito de Colombia
El l¨ªder de las iglesias protestantes calcula que dos millones de fieles votaron en contra del Acuerdo de Paz
¡°Jesucristo es el ¨²nico que puede traer la paz que tanto anhelamos¡±. El mensaje que envi¨® el 28 de septiembre el futbolista colombiano Daniel Torres a trav¨¦s de su cuenta de Facebook result¨® ser premonitorio, adem¨¢s de viral. El 2 de octubre a las cinco de la tarde, Colombia rechaz¨® en el plebiscito los acuerdos de paz negociados durante cuatro a?os con la guerrilla de las FARC en La Habana. El presidente Juan Manuel Santos perdi¨® contra los efectos del hurac¨¢n Matthew que impidi¨® que muchos votantes salieran a votar. No consigui¨® frenar el mensaje del expresidente ?lvaro Uribe, principal opositor al proceso. Y fue incapaz de convencer a los 10 millones de evang¨¦licos que hay en el pa¨ªs, seg¨²n c¨¢lculos del Ministerio del Interior, de que lo pactado no pon¨ªa ¡°en peligro a la familia tradicional¡±.
A los grupos cristianos de Colombia no les gusta la pol¨ªtica del Gobierno en lo relativo a derechos sociales como el matrimonio homosexual, la adopci¨®n para parejas del mismo sexo o la ley del aborto. Un malestar que han trasladado hasta los pactos con la guerrilla, que consideran que privilegian a la comunidad LGTBI. "El acuerdo vulnera principios evang¨¦licos como el de la familia cuando se habla de equilibrar los valores de la mujer con los de estos grupos", opina Edgar Casta?o, presidente de la Confederaci¨®n Evang¨¦lica de Colombia. ¡°Tienen sus derechos, pero no pueden primar sobre los del resto¡±, acompa?a el pastor H¨¦ctor Pardo, asesor del Consejo Evang¨¦lico de Colombia. Y con base a esta interpretaci¨®n consideran que el punto sobre enfoque de g¨¦nero va en contra de sus principios. Este breve apartado, pactado el pasado julio entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, especifica que se trata de ¡°un tema de igualdad para que hombres, mujeres, homosexuales, heterosexuales y personas con identidad diversa, participen y se beneficien en igualdad de condiciones¡± de la implementaci¨®n de lo pactado.
A lo largo de toda la campa?a del plebiscito, el Gobierno intent¨® convencer a los evang¨¦licos de que sus valores no se ver¨ªan afectados. No consiguieron su objetivo. Algo m¨¢s de 12 millones de colombianos acudieron a las urnas, m¨¢s de seis millones mostraron su disconformidad con lo pactado. ¡°No tengo cifras oficiales, pero si salieron a votar cuatro millones de evang¨¦licos, posiblemente la mitad de ellos rechazara los acuerdos¡±, dice Casta?o. ¡°El 99% de nuestros fieles dijo ¡®no¡±, asegura Pardo. Ambos aclaran que su voto y el de sus feligreses fue en conciencia, no pol¨ªtico. Dos d¨ªas despu¨¦s de que se conociera el resultado del referendo, los pastores, en compa?¨ªa de otros representantes de varios credos, estaban sentados frente al presidente Santos en la Casa de Nari?o para acercar posturas.
¡°Los cambios que reclaman son precisiones. Vamos a sacar todo aquello que amenace a la familia, que amenace a la Iglesia y vamos a buscar una frase, una palabra, que no le d¨¦ temor a los creyentes¡±, dijo el presidente Santos a la salida del encuentro con los l¨ªderes religiosos. ¡°Nos ha dicho que cree en la familia¡±, asegur¨® en ese momento Casta?o.
Si salieron a votar cuatro millones de evang¨¦licos, posiblemente la mitad de ellos rechazara los acuerdos¡±
Los evang¨¦licos, explican sus representantes, trabajan desde entonces en dos mesas tem¨¢ticas para presentar un documento el pr¨®ximo 20 de octubre. Un equipo de expertos se encarga de los temas de educaci¨®n y familia para salvaguardar sus principios en los acuerdos. ¡°La Iglesia tiene una tarea importante: poner los valores del Reino en el pa¨ªs y construir¡±, dicen. En paralelo, demandan el reconocimiento de sus v¨ªctimas y que se incluya la libertad religiosa en el texto. ¡°Esperamos que las propuestas lleguen a la mesa de La Habana y ojal¨¢ tengamos un representante¡±, plantea Pardo.
El poder de estos creyentes fue infravalorado en las encuestas que apostaron por la victoria del ¡®s¨ª¡¯ en el plebiscito. ¡°Estamos presentes en los sectores pol¨ªticos, culturales, econ¨®micos y sociales del pa¨ªs¡±, recuerda Pardo y pone como ejemplo las multitudinarias manifestaciones que protagonizaron el pasado agosto. Miles de creyentes salieron a las calles de distintas ciudades de Colombia en contra del ¡°adoctrinamiento hegem¨®nico en identidad del g¨¦nero¡± que, en opini¨®n de los creyentes, estaba ejerciendo el Ministerio de Educaci¨®n a trav¨¦s de unas cartillas escolares sobre educaci¨®n sexual que, finalmente, resultaron ser falsas. Su poder de convocatoria fue tal que contaron con el apoyo de la Iglesia Cat¨®lica, instituci¨®n que, habitualmente, se mantiene al margen del devenir pol¨ªtico en estas cuestiones como demostr¨® en un comunicado durante la campa?a electoral asegurando que no alientar¨ªan a sus fieles a votar ni por el s¨ª ni por el no. Al d¨ªa siguiente del plebiscito, cuando el pa¨ªs a¨²n despertaba, Gina Parody, titular de la cartera, dimiti¨®. El poder evang¨¦lico hab¨ªa quedado demostrado en Colombia, aunque oficialmente nadie lo reconociera. Ni siquiera sirvi¨® que m¨¢s de 100 l¨ªderes religiosos de diferentes credos manifestaron su apoyo al proceso de paz.
El enfado transformado en poder f¨¢ctico que no previ¨® el Gobierno durante la campa?a del plebiscito, fue recogido por Uribe. El exmandatario hizo de la defensa de la familia tradicional uno de sus argumentos electorales, consciente del granero de votos que hay en las 6.000 Iglesias evang¨¦licas del pa¨ªs. El 26 de septiembre, cuando la comunidad internacional se reuni¨® en Cartagena para la firma de la paz con las FARC, el pol¨ªtico congreg¨® a una multitud para mostrar su rechazo, entre ellos, el pastor Miguel Arr¨¢zola, importante figura evang¨¦lica en la ciudad y apoyo habitual del uribismo. Y esta misma bandera la volvi¨® a ondear en su reuni¨®n con Santos tres d¨ªas despu¨¦s del plebiscito: ¡°Hemos presentado nuestras preocupaciones por los valores de la familia¡±.
¡°Nosotros no apoyamos a Uribe, ni al procurador Ord¨®?ez, ni a Santos ni a las FARC¡±, dice Pardo al mismo tiempo que reconoce la cercan¨ªa a sus ideas del Centro Democr¨¢tico, el partido del expresidente. ¡°Queremos vivir en armon¨ªa y el Gobierno tendr¨¢ que ceder, pero el pueblo no. Y las FARC tienen que entenderlo¡±, concluye Casta?o.
A la espera de que las propuestas que desde el no en el plebiscito se elaboran en Bogota lleguen a la mesa de La Habana, Victoria Sandino, portavoz de la guerrilla en la mesa de g¨¦nero durante las negociaciones, ha adelantado que no retroceder¨¢n en este aspecto. "No solamente nos sorprendi¨® ese debate, sino que nos doli¨® profundamente porque se est¨¢ enga?ando a la gente con mentiras", ha declarado Sandino en la revista Semana. "Mal har¨ªamos en sacar del acuerdo un asunto que vela por los derechos de las mujeres, de la poblaci¨®n LGBTI, ?si es que si somos m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n!".
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