Santos pide anteponer la paz en Colombia ¡°a los intereses pol¨ªticos¡±
En la firma del nuevo acuerdo con las FARC este jueves, el l¨ªder de la guerrilla, Rodrigo Londo?o, reclama su implementaci¨®n pronta y eficaz
Colombia vive entre la mayor de las apat¨ªas un nuevo acto para poner fin a una guerra de 52 a?os. Hace menos de dos meses, en Cartagena de Indias, el Gobierno y las FARC recibieron el respaldo de la comunidad internacional en un acto que dio la vuelta al mundo. Este jueves, el presidente, Juan Manuel Santos, y el l¨ªder de las FARC, alias Timochenko, volver¨¢n a verse en un acto en un teatro de Bogot¨¢, sin tanta ostentaci¨®n. La renegociaci¨®n del texto ha evidenciado una fractura total entre dos sectores de la ¨¦lite pol¨ªtica y ha constatado el des¨¢nimo de un sector de la poblaci¨®n, ilusionada sobremanera con poner fin al conflicto pero que a¨²n no se ha despertado de la pesadilla que supuso la victoria del ¡®no¡¯ en el plebiscito.
El rechazo al primero acuerdo en el plebiscito del 2 de octubre por poco m¨¢s de 50.000 votos supuso un mazazo para el Gobierno, la guerrilla. Ni el respaldo un¨¢nime de la comunidad internacional ni que todos los partidos pol¨ªticos, salvo uno, hiciesen campa?a por el ¡®s¨ª¡¯ lograron movilizar a m¨¢s del 17% del electorado. El proceso de paz se sum¨ªa en una incertidumbre a la que, menos de dos meses despu¨¦s, se ha puesto fin, o al menos punto seguido. El presidente, Juan Manuel Santos, y el l¨ªder de las FARC, Rodrigo Londo?o, alias Timochenko, firmar¨¢n este jueves en el Teatro Col¨®n de Bogot¨¢ el nuevo acuerdo, una ceremonia que poco tendr¨¢ que ver con la que se celebr¨® en Cartagena el 26 de septiembre, en la que participaron una decena de jefes de Estado y m¨¢s de 2.000 invitados vestidos de blanco impoluto, como corresponde en las fiestas nobles del Caribe colombiano.
El mayor temor antes del plebiscito, que una victoria del ¡®no¡¯ tirara por la borda cuatro a?os de negociaciones y se reiniciara la guerra, pudo ser solventado. Lo que no parece haberse logrado es volver a ilusionar a la gente partidaria del ¡®s¨ª¡¯ ante un hecho tan relevante para la historia del pa¨ªs como es poner fin a un conflicto de m¨¢s de 52 a?os, que ha dejado m¨¢s de ocho millones de v¨ªctimas, entre muertos, desplazados o desaparecidos. La p¨ªrrica victoria del ¡®no¡¯, pero triunfo al fin y al cabo, desnort¨® a los que hab¨ªan interiorizado que, por fin, la guerra se iba a terminar. Durante los d¨ªas que siguieron al plebiscito se celebraron dos marchas multitudinarias, con decenas de miles de personas que atiborraron la plaza de Bol¨ªvar, en el coraz¨®n de Bogot¨¢. Algunos de eso manifestantes han acampado hasta la semana pasada, en que fueron desalojados violentamente y de madrugada por orden de la alcald¨ªa. El entusiasmo y las campa?as a favor del acuerdo que se desarrollaron hasta el 2 de octubre han quedado, sin embargo, aparcadas.
La apat¨ªa o desmoralizaci¨®n de los partidarios del ¡®s¨ª¡¯ responde en buena medida a la constataci¨®n de que gran parte de sus compatriotas no quer¨ªa aquel acuerdo. Los partidarios del texto consiguieron hacerse notar en las redes sociales, tuvieron el respaldo de los medios de comunicaci¨®n y las encuestas les daban ventaja, pero las urnas fueron un sopapo may¨²sculo. Adem¨¢s, sienten que la renegociaci¨®n ha servido de poco despu¨¦s de que los principales l¨ªderes del ¡®no¡¯, con el expresidente ?lvaro Uribe a la cabeza, hayan rechazado tambi¨¦n el nuevo acuerdo. Durante los 40 d¨ªas de negociaciones posteriores, los fallos de comunicaci¨®n ha jugado en contra del Gobierno. Si bien supo sacar adelante un nuevo acuerdo con las FARC, incorporando objeciones de los l¨ªderes del ¡®no¡¯, no consigui¨® transmitir entusiasmo. De hecho, el texto se anunci¨® un s¨¢bado por la tarde y no se hizo p¨²blico hasta m¨¢s de un d¨ªa despu¨¦s.
En el ¨¢mbito pol¨ªtico, la negociaci¨®n del nuevo acuerdo ha acentuado la fractura entre las ¨¦lites de los partidos, que tienen puesta la mira en las elecciones presidenciales de 2018. La imagen del presidente, Juan Manuel Santos, sigue en entredicho mientras que la del exmandatario ?lvaro Uribe, abanderado del ¡®no¡¯, ha repuntado hasta en siete puntos y se sit¨²a con un 50% de favorabilidad, por el 47% que cree lo contrario, seg¨²n los ¨²ltimos datos, antes de conocerse el rechazo al nuevo acuerdo. Su postura fue criticada duramente por el presidente, que lleg¨® a calificar de ¡°radicales¡± a los partidarios del ¡®no¡¯, entre ellos Uribe, que rechazaron el texto. Adem¨¢s, los sectores ultraconservadores del cristianismo, con un discurso hom¨®fobo, han tenido un peso en la renegociaci¨®n que no se le esperaba.
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