Las FARC se niegan a replegarse a las zonas de desarme si hay riesgo de captura
Su traslado tendr¨ªa que haber empezado ya. La Ley de Amnist¨ªa permanece bloqueada en el Constitucional
El martes 6 de diciembre, los cerca de 7.000 miembros que se calcula que tienen las FARC deb¨ªan haber abandonado sus campamentos ocultos en la Colombia profunda camino a las zonas veredales transitorias para, posteriormente, comenzar con la entrega de armas a la ONU e iniciar la creaci¨®n de un movimiento pol¨ªtico legal. As¨ª se contempla en el acuerdo de paz firmado el 24 de noviembre por el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el l¨ªder insurgente Rodrigo Londo?o, Timochenko. Casi una semana despu¨¦s, el traslado no se ha producido. Los guerrilleros esperan en unos lugares de preagrupamiento, pactados seg¨²n un protocolo de seguridad alternativo, a que ¡°est¨¦n despejados los caminos de obstrucciones jur¨ªdicas¡±, en palabras del comandante Iv¨¢n M¨¢rquez, miembro del secretariado de las FARC.
La hoja de ruta que la guerrilla debe seguir desde el 1 de diciembre, el denominado d¨ªa D, cuando el Congreso colombiano refrend¨® el acuerdo, est¨¢ vigente, pero no se cumple al mil¨ªmetro. Durante el final del proceso de negociaci¨®n, los m¨¢ximos dirigentes de las FARC les recordaron una y otra vez a los representantes del Gobierno que no se mover¨ªan de sus campamentos hasta que no estuviera aprobada la Ley de Amnist¨ªa, que sacar¨¢ de las c¨¢rceles a unos 300 guerrilleros, seg¨²n los c¨¢lculos de la insurgencia. Para que se cumpla esta primera condici¨®n lo m¨¢s pronto posible, la Corte Constitucional debe aprobar un mecanismo extraordinario, conocido como fast track, que permita tramitar con rapidez esta y otras leyes recogidas en el pacto. El alto tribunal, por el momento, ha postergado su decisi¨®n al 12 de diciembre.
Sin ley de Amnist¨ªa vigente, ni indultos aprobados, las FARC no se mover¨¢n. Y tampoco lo har¨¢n si no se suspenden las ¨®rdenes de captura que pesan sobre algunos de sus integrantes. ¡°Es comprensible que nadie emprenda movimientos hacia las zonas veredales si se corre el riesgo de ser detenido¡±, explica M¨¢rquez. ¡°No permitamos que la paz quede enredada en una telara?a jur¨ªdica tejida por la insensatez, que puede atrapar por a?os nuestra esperanza y nuestro futuro. No es justo. Que nadie nos arrebate el derecho a vivir en paz¡±.
Cuando todo el cap¨ªtulo jur¨ªdico est¨¦ cerrado, las FARC comenzar¨¢n un camino hacia las 20 zonas veredales transitorias y los siete campamentos en los que oficialmente transitar¨¢n a la vida civil. En todo este proceso estar¨¢n acompa?ados por el mecanismo tripartito compuesto por el Gobierno colombiano, la ONU y representantes del ya ex grupo armado. El problema en este momento es que estos lugares, repartidos por todo el territorio colombiano y ubicados cerca de donde tradicionalmente las FARC operaban, no est¨¢n preparados. ¡°No podemos ser irresponsables y entrar donde no hay d¨®nde dormir y resolver las necesidades b¨¢sicas¡±, asegura Jes¨²s Santrich, otro de los negociadores del Gobierno en La Habana.
La guerrilla tiene 30 d¨ªas, desde el denominado d¨ªa D, para instalarse en estos lugares. Este margen, que vencer¨¢ el 31 de diciembre, es al que se aferran todos los integrantes del mecanismo para asegurar que cumplir¨¢n con el calendario. El Gobierno es el responsable de financiar el avituallamiento de las zonas, desde el material para construir las camas, a la comida, hasta proveer de atenci¨®n m¨¦dica a los guerrilleros a trav¨¦s del Ministerio de Salud. Pero debido al retraso, han solicitado a la Misi¨®n de la ONU en Colombia ayuda para la puesta en marcha. Las FARC, tras varias visitas al terreno, tambi¨¦n han ofrecido su colaboraci¨®n con mano de obra.
Una vez que se termine de construir la infraestructura de las zonas veredales y los servicios b¨¢sicos est¨¦n garantizados, los guerrilleros ingresar¨¢n con sus armas. Cada fusil ser¨¢ identificado con un c¨®digo de barras que incluir¨¢ informaci¨®n sobre su tipolog¨ªa y el due?o al que pertenece. Hasta estos lugares tambi¨¦n llegar¨¢n otros materiales de guerra como lanzacohetes o ametralladoras. Este inventario se comparar¨¢ con el que ya han entregado las FARC a la ONU y que no ha trascendido por seguridad. Por tanto, durante un per¨ªodo de tiempo, hasta que se lleve a cabo el almacenamiento en contenedores ubicados en los propios campamentos, los guerrilleros ir¨¢n armados para su autodefensa en caso de que se produzca alg¨²n tipo de incidente con grupos ajenos al proceso de paz.
De manera paralela, se destruir¨¢ armamento inestable -como bombas o granadas- fuera de estas zonas. Antes de la celebraci¨®n del plebiscito del 2 de octubre, en el que los colombianos rechazaron el primer acuerdo de paz, la guerrilla destruy¨® una peque?a parte de su arsenal como gesto simb¨®lico. Guerrilleros especializados en explosivos y funcionarios de Naciones Unidos viajar¨¢n hasta las caletas donde est¨¢ escondido este tipo de material b¨¦lico. Cuando hayan pasado 180 d¨ªas, que empezaron a contar el 1 de diciembre, las FARC deber¨ªan haber entregado todas las armas y pasado por un proceso de formaci¨®n para reincorporarse a la vida civil.
Al d¨ªa siguiente, el Gobierno y la guerrilla se encargar¨¢n, ya sin el acompa?amiento del mecanismo tripartito, de trasladar todo ese material, considerado chatarra, a una ubicaci¨®n para crear tres esculturas que rememoren el final de m¨¢s de medio siglo de conflicto armado. Una de ellas se instalar¨¢ en Nueva York, sede de la ONU. Otra en La Habana, ciudad de las negociaciones durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Y la tercera, en alg¨²n lugar de Colombia, territorio ya de paz, siempre que la otra guerrilla, el ELN, comience su tr¨¢nsito hacia el final de la violencia y el repunte del paramilitarismo no impida el anhelo del pa¨ªs los ¨²ltimos 52 a?os.
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