Ser escritor en M¨¦xico
Me gustar¨ªa que otros me tuvieran envidia, no por mis escritos sino por mi ubicaci¨®n urbana
Soy un escritor mexicano y tengo veintinueve a?os. Eso tiene que tener algo de cach¨¦ ?no? Vivo a una cuadra de Paseo de la Reforma; esa calle recta que construy¨® el emperador Maximiliano para su Carlota. Yo la verdad no s¨¦ de trazos, pero en primavera el sol arde a quemarropa y la avenida se llena de un violeta espeso: son las jacarandas. Los escritores de Roma estar¨ªan celosos de mi ubicaci¨®n si supieran que existiera. Esa es la tragedia del escritor-mexicano-que-vive-a-unas-cuadras-de-Reforma; a diferencia del escritor de Saint Germain de Pres o de aquella otra estirpe de la gran via Veneto; de mi privilegio geogr¨¢fico nadie se entera. Me gustar¨ªa que otros me tuvieran envidia, no por mis escritos sino por mi ubicaci¨®n urbana. Gasto mucho en renta como para que el mundo no sepa d¨®nde vivo.
Como todo escritor latinoamericano vivo de la burocracia y su derivado postmoderno: el entinglerado digital. Esa es la gran condena literaria de la ¨¦poca; presumo con grandilocuencia ser escritor pero en realidad vivo de mandar twits a nombre de alguien m¨¢s. Una vez conoc¨ª a un escritor famoso que me pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa escrito: ante el nerviosismo del momento contest¨¦ lo mejor que pude. ¡°Soy un escritor de inspiraci¨®n japonesa, conducci¨®n griega y naturaleza t¨ªmida.¡± Mi interlocutor no entendi¨® nada; ¡°pienso en haikus, publico aforismos y me escondo bajo un seud¨®nimo.¡± -le expliqu¨¦. El autor qued¨® satisfecho.
Como todo escritor latinoamericano vivo de la burocracia y su derivado postmoderno: el entinglerado digital
Para colmo, soy muy dado a los clich¨¦s; me junto con un grupo de escritores en el Caf¨¦ La Habana; el lugar m¨¢s choteado de la literatura mexicana. Si no fuera porque ya a nadie le importa ese caf¨¦, se dir¨ªa que lo nuestro es meramente una pat¨¦tica redundancia. La historia se repite dos veces; primero como tragedia y despu¨¦s como farsa. Eso no aplica en M¨¦xico; aqu¨ª las segundas vueltas fueron prohibidas por el gobierno del PRI. De alguna forma eso me ayuda a sentir mejor. Si no hay segundas vueltas, nosotros, que somos como la quinta, tenemos que ser sumamente contestatarios. En M¨¦xico desacatar al PRI es vivir en la contracultura. Eso tiene sus ventajas. Nuestro met¨®dica insistencia en el Caf¨¦ La Habana nos convierte autom¨¢ticamente en subversivos y nos evita la fat¨ªdica tarea de construir un ideario, inventar enemigos y desgarrarnos por una causa sexy y leg¨ªtima. Nuestra redundancia literaria nos dota de una misi¨®n y nos eleva el autoestima. En el mundo orwelliano de la hipervigilancia hemos encontrado la f¨®rmula del secreto: vivir en la irrelevancia.
Acabo de cumplir 29 y a¨²n sigo soltero. Siempre cre¨ª que a falta de talento art¨ªstico, ser escritor me brindar¨ªa oportunidades en ese sentido. Hace unos d¨ªas conoc¨ª a una modelo brasile?a; como soy literato me pareci¨® ver en nuestro encuentro una met¨¢fora perfecta. Decid¨ª que fu¨¦ramos a tomar mucho vino; el vino altera los sentidos y los escritores nos vemos mejor bajo el amparo de sus efectos. Por un momento me sent¨ª exitoso, la brasile?a me tom¨® la mano y yo cre¨ª haber enga?ado a su sentido de la vista con un buen di¨¢logo y mucho alcohol. Todo hasta que nos encontramos a una amiga suya; me imagin¨¦ una introducci¨®n gloriosa; ¡°un gran escritor que vive cerca de Reforma.¡± en lugar de ello me encontr¨¦ con una presentaci¨®n apolog¨¦tica. ¡°Parece nerd, pero es simp¨¢tico¡±. Hace apenas unos a?os las chicas se emocionaban tan s¨®lo con saberme un escritor; a los veintinueve la gente exige pruebas. ¡°?Qu¨¦ has publicado?¡± Me preguntan inmediatamente. En M¨¦xico los lectores no leen pero le exigen a sus escritores haber escrito libros.Siempre he querido ser entrenador de futbol. No es una cuesti¨®n de idealismo sino de pragmatismo puro: dicho oficio es el punto medio entre mis dos pasiones frustradas: ser futbolista y volar un papalote. Siempre me gustaron los papalotes pero nunca he sido capaz de volar uno. Del futbol no hablar¨¦, basta decir que tengo 29 a?os y a¨²n no s¨¦ de qu¨¦ juego. Pero lo de la direcci¨®n t¨¦cnica me viene de maravilla: implica todas las posturas de volar cometas, pero uno puede prescindir de hacerlo. Adem¨¢s, hay una cualidad est¨¦tica en el gremio que me atrae de sobremanera. Esa postura erguida y las manos manoteando en el aire como si jalaran de un hilo. Se trata de la ¨²nica profesi¨®n que permite la gesticulaci¨®n exagerada sin que nadie piense que eres un loco, sino un genio. Mi mam¨¢ me pregunt¨® el otro d¨ªa si sab¨ªa chiflar. Le dije que s¨ª pero no es cierto.
A los guapos nadie les pide pruebas, a los escritores no exigen cuentas
Soy un escritor mexicano que vive a dos cuadras de Paseo de la Reforma. Siento que la actividad profesional suele ser injusta; a los guapos nadie les pide pruebas, a los escritores no exigen cuentas. Por eso un amigo me aconsejo que nunca publique. ¡°Es contraproducente¡±.- me explic¨®,¡± las chicas te preguntan qu¨¦ has publicado hasta que publicas algo, luego te preguntan los n¨²meros de tus ventas¡±: Mejor no tener un libro a tener uno que nadie lea. No pude m¨¢s que congratularme: soy un escritor mexicano no publicado, salgo con una modelo y vivo cerca de Reforma. ?Qu¨¦ m¨¢s puedo pedir? Anoche recib¨ª una llamada de la brasile?a: ¡°?t¨² eres escritor verdad?¡± -me pregunt¨®. ?Si! Respond¨ª con la voz de quien por fin recibe premio por su consistencia. ¡°Necesito que me ayudes¡± -me dijo. ¡°?Me ayudas a escribirle una carta a mi novio?.¡±
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