La pol¨ªtica del buen vecino
Trump jam¨¢s estudi¨® las ventajas de una alianza latinoamericana para el progreso
Cuando los mexicanos nos percatamos, con meridiana claridad, de que el presidente Trump, nos guste o no, amenazaba con imponer castigos tarifarios a empresas norteamericanas que invirtieran en M¨¦xico, muy a pesar de las probadas ventajas que nuestro pa¨ªs ofrece como generoso receptor de los capitales extranjeros, y lo que es peor a¨²n, cuando dichas amenazas empezaron a surtir efectos nocivos en nuestra econom¨ªa ya antes de que el prepotente magnate tomara posesi¨®n como jefe de la Casa Blanca, varias corporaciones estadounidenses decidieron cancelar o diferir ambiciosos proyectos en el norte de M¨¦xico con sus l¨®gicos efectos en materia de captaci¨®n de empleos y de generaci¨®n de riqueza rec¨ªproca para ambos pa¨ªses. De golpe entend¨ª que el Tratado de Libre Comercio, por la v¨ªa de los hechos, estaba siendo derogado.
Resulta evidente que si en M¨¦xico la mano de obra cuesta dos d¨®lares por hora y en Estados Unidos ¨¦sta se cotiza a 20, por lo menos, para que Estados Unidos siga siendo competitivo en el mercado internacional tendr¨¢ que subsidiar las diversas ventajas ofrecidas por M¨¦xico, subsidios que deber¨¢ autorizar el congreso federal que, a pesar de estar integrado mayoritariamente por republicanos, habr¨¢ de oponer las debidas resistencias a que el contribuyente norteamericano pague con sus impuestos estas medidas demag¨®gicas re?idas con la m¨¢s elemental de las razones. Cuando la globalizaci¨®n ha demostrado, con sus debidos bemoles, su eficiencia econ¨®mica, constituye un verdadero suicidio volver al amurallamiento de la primera potencia del mundo, cuyos contribuyentes, tarde o temprano, habr¨¢n de pagar muy cara la decisi¨®n tomada el 8 de noviembre pasado.
?Por qu¨¦ no echar mano de la historia para recordar la pol¨ªtica de El buen vecino instituida por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1933, en relaci¨®n con la pol¨ªtica de Estados Unidos con Am¨¦rica Latina? ?Qu¨¦ tal cuando declar¨® en su discurso inaugural aquello de ¡°Nunca antes el significado de las palabras ¡®buen vecino¡¯ ha sido tan patente en las relaciones internacionales¡±. Dicha estrategia diplom¨¢tica caracterizada por la no injerencia en los asuntos dom¨¦sticos de nuestros pa¨ªses, por la estimulaci¨®n de intercambios comerciales y tratados bilaterales con sus respectivos vecinos, dio tambi¨¦n por cancelado un pavoroso periodo de intervenciones militares estadounidenses en el hemisferio sur, tales como las que se perpetraron en Cuba, M¨¦xico, Hait¨ª, Panam¨¢, Rep¨²blica Dominicana y Nicaragua, entre otras tantas m¨¢s, a las que no les puedo dar cabida en este reducido espacio. La promisoria pol¨ªtica de El buen vecino, el compromiso de fomentar el bienestar general de la poblaci¨®n de cada naci¨®n, fue cancelada con el estallido de la Guerra Fr¨ªa y la penetraci¨®n de los intereses sovi¨¦ticos en algunas regiones de Am¨¦rica Latina. Imposible olvidar cuando en septiembre de 1943, el propio Roosevelt declar¨® ante el Congreso de su pa¨ªs: ¡°La pol¨ªtica de El buen vecino ha tenido tanto tal ¨¦xito en el hemisferio de las Am¨¦ricas que su extensi¨®n al mundo entero parece ser el siguiente paso l¨®gico¡±.
?Y la Alianza para el progreso, un programa de ayuda econ¨®mica pol¨ªtica y social de Estados Unidos para Am¨¦rica Latina creada por el presidente Kennedy en 1961? En lugar de las amenazas de Trump, Kennedy promet¨ªa mejorar la vida de los habitantes del continente, establecer gobiernos democr¨¢ticos, eliminar el analfabetismo, configurar controles inflacionarios, distribuir mejor el ingreso y planear en mejores t¨¦rminos las respectivas econom¨ªas.
En la actualidad, Trump prometi¨® con volver a hacer de EE UU una gran potencia, cuando nunca dej¨® de serlo, y lo m¨¢s grave del caso es que crear¨¢ caos hemisf¨¦ricos y mundiales porque nunca aprendi¨® ni aprender¨¢ en qu¨¦ consist¨ªa la pol¨ªtica de El buen vecino ni jam¨¢s estudi¨®, ni acaso conoce, las ventajas de una alianza latinoamericana para el progreso. Los candorosos que todav¨ªa piensen que el presidente Trump ser¨¢ distinto al que vimos en la campa?a presidencial muy pronto conocer¨¢n los alcances de su equivocaci¨®n. Para salir de toda duda basta con repasar los nombres, las biograf¨ªas y tendencias de quienes integran ya su gabinete. Entramos a una era de incomprensi¨®n, en donde la solidaridad parece haber desaparecido para siempre¡
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