El impacto del petr¨®leo
La mejora en el precio del crudo volvi¨® insostenible el subsidio a los combustibles
El 10 de diciembre pasado, en Viena, se tom¨® una decisi¨®n de alcance global. Los miembros de la OPEP, a los que se sumaron otros 12 pa¨ªses productores de hidrocarburos, resolvieron reducir la oferta de crudo. El recorte podr¨ªa alcanzar un mill¨®n y medio de barriles diarios. El efecto de esa restricci¨®n ya se percibe. Los futuros del petr¨®leo comenzaron a subir: el promedio para el a?o es hoy de 56,29 d¨®lares el barril. El precio actual es casi un 8% m¨¢s caro que hace 30 d¨ªas. Y un 70% m¨¢s que un a?o atr¨¢s.
Las consecuencias de estas modificaciones comenzaron a sentirse en la regi¨®n. El gobierno de M¨¦xico, que particip¨® de la reuni¨®n de Viena, al principio festej¨®. El aumento en el valor del petr¨®leo mejorar¨ªa la situaci¨®n de la castigada Pemex. La empresa, que es controlada por el Estado, tuvo una ca¨ªda dram¨¢tica en sus ingresos, que la oblig¨® a reducir la producci¨®n. La de 2016 fue, con 2.145.000 barriles diarios, 5% menor que la de 2015, y la m¨¢s baja de los ¨²ltimos 35 a?os. Esta crisis castiga a la tesorer¨ªa mexicana. No s¨®lo porque recibe del negocio petrolero el 33% de sus ingresos. Adem¨¢s, la obliga a realizar caudalosos aportes patrimoniales para sostener las finanzas de la compa?¨ªa.
Al mismo tiempo que la mejora en el precio del crudo da un respiro a Pemex, volvi¨® insostenible el subsidio a los combustibles
Al mismo tiempo que la mejora en el precio del crudo da un respiro a Pemex, volvi¨® insostenible el subsidio a los combustibles. El 50% de los que consumen los mexicanos es importado, y hay que adquirirlo con un peso que se estuvo devaluando a lo largo de 2016, sobre todo despu¨¦s del triunfo de Donald Trump. En este contexto, el precio de la gasolina fue ajustado en un 20%. Y produjo un estallido de furia de los consumidores.
Ocurri¨® algo previsible. El Caracazo de 1989, que arrastr¨® al gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez en Venezuela, se desat¨® por un encarecimiento dr¨¢stico del precio de la gasolina. En aquel caso fue del 100%. En diciembre de 2010, Evo Morales sufri¨® en Bolivia una rebeli¨®n que, como en M¨¦xico, se llam¨® gasolinazo, porque retir¨® una subvenci¨®n a los combustibles, que aumentaron un 83%. Si se quiere buscar el punto de partida de la ca¨ªda de Dilma Rousseff en Brasil, hay que ir a las manifestaciones ocurridas en San Pablo, a mediados de 2013, por el aumento del precio del transporte.
P¨¦rez, Morales, Dilma, fueron precursores del mexicano Enrique Pe?a Nieto. El precio de la gasolina no afecta tanto a los automovilistas como a quienes utilizan el transporte p¨²blico. Las protestas, asociadas en muchos casos al desabastecimiento, dejaron en M¨¦xico unos 1.500 detenidos y cantidad de comercios da?ados. Lluvia ¨¢cida para un presidente cuya popularidad no alcanza el 25%.
Lo que trajo angustia a M¨¦xico arranca una sonrisa a los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia que, como Colombia y Per¨², exportan hidrocarburos. Nicol¨¢s Maduro logra una bocanada de ox¨ªgeno en medio de una crisis que ya parece cr¨®nica. Asfixiada la econom¨ªa por la falta de reservas internacionales, los mejores ingresos petroleros alientan especulaciones: ?habr¨¢ un r¨¦gimen cambiario desdoblado, a la cubana, para fines de febrero? Excentricidades para corregir excentricidades: el bol¨ªvar se depreci¨® m¨¢s de 100% entre noviembre y diciembre.
En Brasil tambi¨¦n festejan: con un crudo que se aprecia, se facilita el salvataje de Petrobras. En la primera semana del a?o la empresa subi¨® el precio del di¨¦sel y de las gasolinas. La tendencia a eliminar el subsidio a los consumidores de combustibles se afianz¨® a partir de octubre. Es parte de una pol¨ªtica general, que incluye la venta de activos de la petrolera estatal en toda la regi¨®n. Petrobras ya realiz¨® una operaci¨®n por 892 millones de d¨®lares, algo controvertida, con el grupo Pampa Energ¨ªa, en la Argentina. Y transfiri¨® una distribuidora en Chile, por 470 millones de d¨®lares, al grupo Southern Cross. Petrobras anunci¨®, adem¨¢s, el despido de 6.300 empleados. El ajuste permiti¨® que la acci¨®n de la empresa, sacudida por la tormenta judicial de la operaci¨®n Lava Jato, se recuperara alrededor del 100% durante el a?o pasado.
Para la Argentina de Mauricio Macri el cambio en los precios de los hidrocarburos es, en cambio, desafiante. El pa¨ªs importa el 13% de la energ¨ªa que consume. Una parte important¨ªsima de ese consumo est¨¢ subsidiada. De modo que, al encarecerse el petr¨®leo, aumenta el gasto p¨²blico. Un problema delicado para un pa¨ªs en el cual el Estado, en la escala nacional, provincial y municipal, representa el 47% del PIB. Uno de los objetivos principales de Macri, sobre todo desde la reciente incorporaci¨®n de Nicol¨¢s Dujovne como ministro de Hacienda, es reducir el d¨¦ficit fiscal. Si se encarecen los combustibles y se pretende equilibrar las cuentas p¨²blicas, a Macri no le queda otro remedio: deber¨¢ eliminar los subsidios m¨¢s de lo previsto. Dicho de otro modo, aumentar las tarifas del gas, la electricidad y el transporte. Una noticia amarga para un a?o electoral.
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