¡°La corrupci¨®n en Rumania es una infecci¨®n¡±
La comunidad rumana en Espa?a mira con t¨ªmida esperanza a las manifestaciones en defensa de la transparencia
Para que operaran a su madre, Ruxandra Ulici Focsa tuvo que pagar 300 euros a un m¨¦dico y 100 a un anestesista de un hospital a unos doscientos kil¨®metros de Timisoara. Ulici Focsa, de 42 a?os, regenta un restaurante en Alcal¨¢ de Henares (Madrid) desde hace 10 a?os. Todas las veces que vuelve a Rumania tiene que lidiar con alg¨²n tipo de soborno o corrupci¨®n a peque?a escala. "Si no pagaba, no la habr¨ªa atendido", cuenta. El 31 de enero, el Gobierno rumano aprob¨® por decreto despenalizar algunos delitos de corrupci¨®n y rebajar el concepto de conflicto de intereses. Esa misma noche, miles de personas salieron a las calles de Bucarest y otras ciudades en las que se consideran ya las movilizaciones m¨¢s grandes desde la ca¨ªda de la dictadura de Nicolae Ceausescu, en 1989. Ni siquiera la retirada de la pol¨¦mica ley rebaj¨® la tensi¨®n, el domingo pasado, m¨¢s de 600.000 personas inundaron las calles de Rumania.
Los rumanos que viven en otros pa¨ªses de Europa son dos millones, seg¨²n Eurostat; 700.000 de ellos residen en Espa?a: una comunidad que mira con prudente optimismo las manifestaciones de estos d¨ªas, y expresa su preocupaci¨®n ante la actuaci¨®n del Gobierno del partido Socialdem¨®crata que aprob¨® la medida de noche. "Encima han intentado hacerlo a escondidas", dice Luminita Marcu, profesora de literatura rumana en la Universidad de Salamanca. ¡°La corrupci¨®n en Rumania es una infecci¨®n¡±, recalca. Marcu lleg¨® a Espa?a en 2010 como responsable del Instituto de cultura rumano de Madrid. Tiene una hija de nueve a?os y cuenta que decidi¨® dejar su pa¨ªs para protegerla del sistema agotador de peque?os sobornos, colas preferenciales y favores con el que nunca ha tenido que enfrentarse en Espa?a. "Aqu¨ª puede haber corrupci¨®n pol¨ªtica, pero no tiene nada que ver con la corrupci¨®n a peque?a escala que llega a todos los rincones de la vida civil", a?ade.
Una experiencia compartida por Andries Vasile, de 26 a?os, que vive desde hace seis a?os en el madrile?o barrio de Carabanchel. Vasile quer¨ªa ser militar, pero asegura que los 200 puestos disponibles "fueron repartidos" entre amigos de funcionarios y personas que pod¨ªan comprar la plaza. Pese a todo, este joven quiere volver a su pa¨ªs. Cuando supo que el decreto se hab¨ªa aprobado, cre¨® un evento en Facebook y llam¨® los rumanos a protestar el s¨¢bado 4 de febrero ante la embajada de Madrid. Acudieron m¨¢s de 600 personas. "Tenemos que luchar junto a los que se han quedado all¨ª", dice. Vasile cuenta que no ha tenido que enfrentarse a prejuicios.
Marcu, fil¨®loga, explica esta facilidad de integraci¨®n por la cercan¨ªa del idioma ¡ªel rumano es el ¨²nico latino entre los que se hablan en el bloque del Este¡ª y de las culturas. En las tiendas de Alcal¨¢ de Henares, donde se concentra la mayor¨ªa de la poblaci¨®n rumana residente en Madrid, se pueden comprar mititei (una clase de salchicha de carne picada) y m?m?lig? (polenta); y en los comercios de la zona se reparte el peri¨®dico El rumano. ¡°No se me ocurre nada que un rumano no pueda conseguir aqu¨ª¡±, dice Irina Sintimbreanu, locutora de la radio Romanul, una emisora en rumano con m¨¢s de 200.000 oyentes en FM y sede en Alcal¨¢.
Sintimbreanu tiene 37 a?os, lleva en Espa?a m¨¢s de 15 a?os y dice que nunca se ha visto afectada directamente por el sistema clientelar descrito por sus compatriotas. Recuerda, no obstante, que en los edificios p¨²blicos se colgaban carteles con la advertencia: "No sobornes, ni aceptes sobornos". D. T, un empresario de 44 a?os del sector de la construcci¨®n que prefiere dar su testimonio de manera an¨®nima, confiesa haber sobornado para conseguir contratos tanto en Rumania como en Espa?a, donde tiene a cargo 70 empleados. D. T admite haber tirado la toalla: ¡°Estas protestas no sirven para nada, porque la corrupci¨®n es estructural", afirma. Seg¨²n explica Vasile, hay una divisi¨®n entre la comunidad rumana residente en Espa?a: "Para los que no quieren volver es m¨¢s f¨¢cil no involucrarse en las protestas."
En los ¨²ltimos cuatro a?os, Rumania ha registrado avances en materia de lucha a la corrupci¨®n, end¨¦mica en el pa¨ªs. En los ¨²ltimos tres a?os, la Direcci¨®n Nacional Anticorrupci¨®n (la DNA, la fiscal¨ªa especializada), una de las instituciones m¨¢s respetadas del pa¨ªs,?ha acusado a cerca de 2.000 funcionarios p¨²blicos, empleados?y empresarios. Seg¨²n el estudio de la organizaci¨®n Transparencia Internacional ha mejorado cuatro puntos desde 2012: ahora ocupa el lugar 57 de un ranking de 197 pa¨ªses. Marcu cree que estas protestas son el reflejo de la defensa de la transparencia, un valor que se ha ido haciendo un hueco desde la entrada de Rumania en la UE hace ya una d¨¦cada. Para entonces ya decenas de miles se hab¨ªan instalado en destinos comunitarios, y a partir de esta fecha pudieron desplazarse con total libertad en el territorio de la UE. ¡°Europa es la ¨²nica garant¨ªa que tenemos de que Rumania siga siendo un pa¨ªs normal¡±, dice. Sintimbreanu recuerda que las primeras palabras del himno nacional rezan: "Despi¨¦rtate rumano". Y es lo mismo que ella que siente: "Los rumanos por fin se han despertado".
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