Israel da un paso legal hacia la anexi¨®n de Cisjordania
La nueva norma que legaliza los asentamientos no autorizados consolida las colonias salvajes
Con tres reto?os menores de cinco a?os, cubierta la cabeza como manda la ley judaica a las mujeres casadas, la ingeniera de sistemas Michal Gonen, de 24 a?os, cree firmemente que sus hijos seguir¨¢n creciendo en Samaria (denominaci¨®n b¨ªblica del norte de Cisjordania). En lo alto de un cerro jalonado de casitas con tejados rojos, un centenar de metros por encima del cruce de carreteras que llevan a Jerusal¨¦n y Tel Aviv a trav¨¦s de territorio palestino ocupado hace medio siglo, ella recita el mantra de los colonos: ¡°La Biblia dice que esta tierra es nuestra; el Cor¨¢n no hace ninguna menci¨®n¡±.
Al d¨ªa siguiente de la votaci¨®n en la Knesset (Parlamento) de la ley que regulariz¨® el lunes con efectos retroactivos m¨¢s de 50 asentamientos no autorizados por Israel (unas 4.000 viviendas) en Cisjordania, el Tribunal Supremo dict¨® una sentencia salom¨®nica. Los magistrados ordenaron la demolici¨®n antes de 15 meses de 17 casas construidas sobre terrenos reclamados por campesinos ¨¢rabes en el outpost (colonia ilegal) situado al oeste de Kfar Tapuah, el asentamiento donde vive Michal desde hace dos a?os. Pero al mismo tiempo avalaron la permanencia de 18 chal¨¦s prefabricados y el retranqueo forzoso de otros cuatro al amparo de la flamante norma.
La aprobaci¨®n de la ley ha sido condenada ampliamente por la comunidad internacional porque pone en peligro la soluci¨®n de los dos Estados al conflicto israelo-palestino. Naciones Unidas la calific¨® sin vacilar como ¡°un paso hacia la anexi¨®n de Cisjordania¡±. Ha empezado a reaccionar en su contra hasta Estados Unidos, el principal aliado del Estado hebreo, que hab¨ªa mantenido silencio desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump a pesar del anunci¨® de edificaci¨®n de 6.000 viviendas en colonias jud¨ªas en territorio palestino ocupado.
El propio Trump matizaba la cuesti¨®n en la edici¨®n del fin de semana del diario Israel Hayom: ¡°No soy de los que creen que seguir expandiendo los asentamientos sea una buena cosa para la paz¡±. Con esta relativa vuelta de tuerca, el presidente republicano parece estar marcando el terreno a la visita oficial a Washington del primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu, prevista para este mi¨¦rcoles. Sus declaraciones han sido publicadas por el peri¨®dico gratuito editado en Israel por el magnate de los casinos Sheldon Adelson (promotor del fallido proyecto Eurovegas en Espa?a), que contribuye con donaciones a las campa?as pol¨ªticas de ambos l¨ªderes.
Un veh¨ªculo de seguridad privada recorre la cresta del outpost del oeste de Kfar Tapuah, batido por el viento como una poblaci¨®n fantasma abandonada desde su propio nacimiento, hace ahora 20 a?os. Los escasos residentes que salen al exterior de sus casas, donde se afanan en preparar la comida para el sabbat en las horas previas a la ca¨ªda de la tarde del viernes, niegan el saludo a los visitantes desconocidos. La ley del silencio impera entre los colonos.
El ingeniero electr¨®nico Elad Amsterdam, de 29 a?os, sostiene en la parte central del asentamiento principal que la justicia acabar¨¢ dando la raz¨®n a los colonos. ¡°Unas pocas caravanas [como llama a las casas port¨¢tiles] tendr¨¢n que ser trasladadas unos 20 metros hacia el interior, pero gran parte de las dem¨¢s seguir¨¢n en su sitio¡±, explica antes de asegurar: ¡°No sabemos nada de los ¨¢rabes que han pedido a los tribunales israel¨ªes que les devuelvan esos terrenos¡±.
Este jud¨ªo ortodoxo de apariencia moderna se mud¨® a Kfar Tapuah hace tres a?os, junto con su esposa y sus tres hijos peque?os, desde la periferia de Tel Aviv a una casa de cuatro dormitorios con jard¨ªn por la que paga un alquiler mensual de 1.800 shekels (unos 450 euros), cuatro veces menos de lo que le costar¨ªa en la capital econ¨®mica de Israel, adonde se sigue desplazando cada d¨ªa para trabajar. ¡°No vinimos aqu¨ª solo por el precio, sino tambi¨¦n por la naturaleza y el ambiente solidario que se respira en esta comunidad de 200 familias y un millar de habitantes¡±, alega.
Varias ONG pacifistas israel¨ªes han presentado esta semana un recurso para declarar contraria a los principios constitucionales de Israel, que garantizan el derecho a la propiedad privada, la norma de regularizaci¨®n de los outpost. El propio fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, se ha inhibido de representar al Estado en el proceso de revisi¨®n de su legalidad. Antes hab¨ªa advertido al Gobierno de que su aprobaci¨®n acarrear¨ªa graves consecuencias para altos cargos civiles y militares israel¨ªes, que pueden llegar a ser encausados por la Corte Penal Internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU reafirm¨® el pasado diciembre en su resoluci¨®n 2334 que todos los asentamientos en Cisjordania y Jerusal¨¦n Este, donde viven m¨¢s de 600.000 colonos jud¨ªos, carecen de validez legal.
Como en cada una de las colonias, una verja coronada por una alambrada rodea Kfar Tapuah, por cuyas calles patrullan veh¨ªculos blindados del Ej¨¦rcito y guardas de seguridad contratados por los vecinos. En el outpost de la zona oeste se levantan adem¨¢s torres de vigilancia con presencia permanente de soldados. Una oficial vigila en lo alto los accesos hacia el cercano pueblo palestino de Yasuf, desde donde llega con claridad a trav¨¦s de los altavoces de la mezquita la voz del im¨¢n durante el serm¨®n del viernes. All¨ª viven los 15 campesinos que han pleiteado con ayuda de la organizaci¨®n pacifista israel¨ª Yes Din para que se les restituyan las tierras que ocupa la colonia.
Colonos y soldados
La permanente presencia de soldados entre los colonos ha llevado a la ONG antiocupaci¨®n Breaking the Silence a investigar ¡°la distancia existente entre los protocolos oficiales [de las Fuerzas Armadas] y la realidad sobre el terreno¡±. La directora de esta organizaci¨®n de militares veteranos, Yuli Novak, ha advertido en un reciente informe de que ¡°varias d¨¦cadas de ocupaci¨®n han conducido a que los colonos tomen parte activa en el control militar sobre los palestinos¡±.
Las im¨¢genes grabadas y aireadas en todo el mundo del disparo efectuado por un soldado el pasado marzo en Hebr¨®n (sur de Cisjordania) para rematar a un atacante palestino que yac¨ªa en el suelo malherido y desarmado mostraron a varios colonos en la escena de los hechos. Los testimonios an¨®nimos de militares recopilados ahora por Breaking the Silence muestran casos de estrechos lazos personales entre colonos y soldados y reflejan la presencia de civiles en operaciones del Ej¨¦rcito, donde llegan a dar ¨®rdenes a los uniformados.
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