La maldici¨®n de Amatrice
Seis meses despu¨¦s del terremoto que destroz¨® el centro de Italia, las ayudas no terminan de llegar al lugar m¨¢s castigado del pa¨ªs
Pietro Santarelli arrastra las botas de agua calle abajo con un saco de pienso en una mano y su hijo en la otra. Antes de entrar en la roulotte donde vive con su mujer desde hace seis meses, levanta la cabeza hacia al cielo y tuerce el gesto. Tiene un mal presentimiento. ¡°Mi abuela siempre dec¨ªa: el terremoto, el tiempo cambia¡±, masculla. Lleva el miedo metido en los huesos. Como todos los que han dormido durante a?os en este pueblo vestidos y cerca de la puerta, aterrorizados por la amenaza de las sacudidas de esta tierra inquieta que solo desde el pasado 24 de agosto ha temblado otras 56.000 veces m¨¢s.
Aquella madrugada, ahora hace seis meses, la sacudida dur¨® dos interminables minutos y 20 segundos que sepultaron a cientos de vecinos de Amatrice: 229 murieron all¨ª y otros 70 en los pueblos cercanos. Pietro permaneci¨® con su familia y sus 19 vacas ¡ªdos han muerto por el fr¨ªo y las nevadas¡ª en un lugar donde ya solo viven militares, bomberos o ganaderos como ¨¦l, atrapados con sus bestias y el miedo de que vuelva a pasar. Pietro se da la vuelta y se?ala a la llamada zona roja, donde trabajan las m¨¢quinas: ¡°Ah¨ª abajo no saben lo que hacen¡±.
Medio a?o despu¨¦s, en Amatrice no queda nada. El centro hist¨®rico es una carretera con dos hileras gigantes de escombros a un lado y otro en las que solo se mantienen en pie dos campanarios que todav¨ªa marcan las 3.36, la hora de la noche en que el sue?o es m¨¢s profundo y en la que el terremoto parti¨® las casas como si fueran c¨¢scaras de huevo. El temblor de magnitud 6,2 fue dur¨ªsimo, pero la deficiente construcci¨®n, a veces sobre los restos de dos se¨ªsmos de 1639 y de 1703 de la misma magnitud, provoc¨® el desplome general.
La esplendorosa villa de Judit, Julia y Mar¨ªa (dos hermanas y la hija de una de ellas), justo delante del ¨²nico bar que queda, es ahora una amalgama de piedras y enseres casi irreconocibles. Hay camas, espejos y pedazos de un tocador amontonados delante del quicio de una puerta. En el jard¨ªn permanece intacta la roulotte donde la familia se mud¨® despu¨¦s del terremoto de 2009 en L'Aquila, en el que murieron 309 personas a solo 60 kil¨®metros de all¨ª. Pero se confiaron y volvieron a su casa. Tiempo despu¨¦s, a la misma hora que la tierra suele citar a los habitantes de esta regi¨®n, las tres murieron.
Amatrice, una peque?a localidad donde viv¨ªan 2.700 personas, es hoy un s¨ªmbolo de lo mejor y de lo peor de este pa¨ªs. De su solidaridad extrema, del peso de la familia cuando las cosas van mal dadas o de la eficacia de sus equipos de emergencias y asociaciones privadas como Terra di Amatrice, que se han ocupado de llegar donde no lo hac¨ªa el Gobierno. Pero tambi¨¦n de la lenta y pesada burocracia para asignar y conceder las ayudas p¨²blicas -Valentina de Angelis y su familia, ganaderos de ovejas, tuvieron que comprarse ellos mismos la primera caseta prefabricada para vivir- o de la corrupci¨®n que siempre trata de hacerse con ellas una vez se distribuyen. Adem¨¢s, Italia ha comunicado a la UE que los da?os causados en las zonas afectadas por los terremotos alcanzan los 24.000 millones, una medida de presi¨®n para no ajustarse al cors¨¦ financiero y al d¨¦ficit impuesto desde Bruselas.
A este lado de los Apeninos todos perdieron a alguien. Como Gian Paolo, uno de los polic¨ªas que regula el tr¨¢fico de camiones y solo alcanza a tragar saliva y a contener las l¨¢grimas cuando se le pregunta. Tambi¨¦n el alcalde, Sergio Pirozzi, un entrenador de f¨²tbol que recorr¨ªa cada d¨ªa 322 kil¨®metros y 400 metros para ir y volver a Roma a entrenar a los chavales del Trastevere, el equipo que todav¨ªa le quita el sue?o si no juega tan directo como a ¨¦l le gusta. Despu¨¦s del terremoto lo dej¨® para dedicarse por completo al Ayuntamiento de una ciudad destruida. ?l lo compara con una guerra, y el paisaje le da la raz¨®n: camiones del ej¨¦rcito, excavadoras y gente, como Marina Gentile y su marido, viviendo en barracones alineados sobre el barro y la nieve. En su oficina, una caseta de obra llena de mapas y planos, fuma un cigarrillo detr¨¢s de otro. ¡°Estamos muy bien¡±, suelta forzando una sonrisa. ¡°No queda nada, solo la gente, con su riqueza y su pobreza¡±.
"Saldremos adelante. Yo no nunca pierdo", Sergio Pirozzi, alcalde de Amatrice
Pirozzi, un tipo duro con un car¨¢cter que se esfuerza en contener, aspira a que le permitan administrar las ayudas que han llegado de todo el mundo: un mill¨®n de euros solo de Jap¨®n. La burocracia, deja entrever mientras apaga otra colilla, paraliza las inversiones, tambi¨¦n las del Estado, que en ocasiones teme que el dinero termine en los bolsillos de los de siempre. ¡°He pedido que, al menos, eliminen las tasas y la contribuci¨®n de las 84 microempresas de la zona. Si no, es imposible que sobrevivan¡±, se?ala. ¡°Saldremos adelante. Yo no nunca pierdo¡±, dice desafiante mientras le da la vuelta a su m¨®vil y muestra una leyenda pegada en el reverso: ¡°Unas veces se gana, y otras se aprende¡±.
Maura perdi¨® su bar reci¨¦n comprado e hipotecado por 325.000 euros. Ahora vive a 60 kil¨®metros de Amatrice ¡ª"en un piso bajo, por supuesto¡±, subraya¡ª pero vuelve los d¨ªas alternos para despachar tabaco en una caseta de obra que comparte con el otro estanquero del pueblo. El banco terminar¨¢ reclam¨¢ndole el dinero que le prest¨® y las ayudas del Estado que le corresponden todav¨ªa no han llegado, denuncia. Aunque ya no viva aqu¨ª, seguir¨¢ encadenada a las ruinas de este lugar.
La reconstrucci¨®n es ahora una quimera. La vecina L'Aquila sigue siendo un lugar fantasma ocho a?os despu¨¦s. Y aqu¨ª primero hay que derribar todo lo que no puede rehabilitarse. Limpiar la zona, hacer an¨¢lisis s¨ªsmicos, esperar los permisos, cimentar... El 90% de los supervivientes se ha marchado a pueblos de la costa y empezar¨¢ una vida nueva. ¡°Hasta dentro de 10 a?os yo creo que no podremos empezar a volver a ver Amatrice¡±, se?ala Agata Guerra, una arquitecta cuyos padres nacieron aqu¨ª y ha mantenido una enorme vinculaci¨®n sentimental y afectiva con el pueblo. Ella forma parte de lo mejor que tiene este lugar. Colabora con dos asociaciones que se han encargado de pagar casetas prefabricadas para decenas de vecinos de las fracciones geogr¨¢ficas que componen el municipio y les ayudan a salir adelante. Su trabajo es fundamental.
¡°Hasta dentro de 10 a?os yo creo que no podremos empezar a volver a ver Amatrice¡±, Agata Guerra, una arquitecta
En Capricchia, donde Agata pasaba sus vacaciones, hab¨ªa 81 casas y solo quedan 10. El campanario est¨¢ apuntalado por una enorme estructura de madera y lo que era una suerte de centro social al aire libre se ha convertido en el comedor donde a diario se re¨²nen todas las familias para cenar, ver el f¨²tbol o charlar. En el perchero donde dejan las chaquetas est¨¢ escrito con humor: ¡°Sisma House¡±. Pero la convivencia no siempre es f¨¢cil, reconocen durante la comida, que toman con cubiertos y platos de pl¨¢stico todos juntos desde hace seis meses.
Las mujeres se turnan para cocinar y los hombres hacen tertulia al fondo de la mesa de madera. Casualidad o no, toca tagliatelle all'amatriciana, la sencilla y legendaria receta a base de queso pecorino, mejilla de cerdo y tomate que, antes del maldito terremoto, se encarg¨® de difundir el nombre de este pueblo por el mundo. Hoy aqu¨ª solo est¨¢n ellos, una enorme par¨¢lisis burocr¨¢tica y la mujer que viene de otro pueblo y se viste de payaso para jugar y dibujar con los ni?os. Pero ni ella parece tener mucho ¨¢nimo en estos momentos en los que, hace solo unos minutos, la tierra ha vuelto a temblar en la interminable secuencia s¨ªsmica. ¡°Soy poco cre¨ªble, verdad¡±, dice quit¨¢ndose el maquillaje con un pa?uelo y subi¨¦ndose a su autom¨®vil.
"Siempre habr¨¢ terremotos en Amatrice"
Alessandro Amato es uno de los grandes sism¨®logos del Instituto Nacional de Geof¨ªsica y Vulcanolog¨ªa de Italia. Su trabajo ha sido indispensable en la zona de emergencia despu¨¦s de los terremotos. Este cient¨ªfico cree que el nivel s¨ªsmico de la zona obliga a tomar muchas m¨¢s precauciones arquitect¨®nicas y achaca el derrumbe general de Amatrice, precisamente, a la mala construcci¨®n de las casas.
?Por qu¨¦ se suceden los terremotos en esta zona de Italia?
¡°Toda la fachada monta?osa de Los Apeninos centro-meridionales en Italia est¨¢ caracterizada por su peligrosidad s¨ªsmica. De hecho, la historia de Amatrice as¨ª lo demuestra. As¨ª que el terremoto que sucedi¨® el 24 de agosto era algo posible. El pueblo ya estaba clasificado como s¨ªsmico en 1915, despu¨¦s del terremoto de Avezzando. Los eventos sucedidos est¨¢n dentro de la zona activa de 1997 y 2009).
?Por qu¨¦ han sido tan destructivos?
En el terremoto del 24 de agosto de 2016, de magnitud 6, los da?os mayores fueron causados en el centro, donde los edificios son m¨¢s vulnerables. Ese es el problema principal, y un asunto grave en Italia. La mayor¨ªa de edificios con muros de tierra en incluso los de hormig¨®n que tenemos en Italia fueron construidos antes de las normas s¨ªsmicas. En el caso espec¨ªfico de Amatrice, los materiales eran de muy baja calidad, hechos con una especie de piedra de r¨ªo redondeada y una especie de fango: ?qu¨¦ peor que eso par un terremoto!
?Era posible predecir esos terremotos o los que puedan llegar en el futuro en esta zona?
No era posible ni ah¨ª ni en ning¨²n lado, si por previsi¨®n entendemos decir anticipadamente una hora y un d¨ªa en un lugar preciso con cifra de magnitud. Los sism¨®logos hacen previsiones probabil¨ªsticas a largo plazo (la carta de peligrosidad) que son fundamentales para construir bien y adecuar los edificios antiguos. Es el instrumento m¨¢s eficaz.
?Siempre habr¨¢ terremotos en la zona de Amatrice?
S¨ª, siempre. Cuando termine esta secuencia s¨ªsmica es razonable pensar la sismicidad de la tierra ser¨¢ menor. Pero los Apeninos son una cadena geol¨®gica activa y est¨¢n atravesados por muchas fallas, que pueden moverse de manera imprevisible con terremotos en cualquier momento.
?Cu¨¢ntas veces ha temblado la tierra desde el 24 de agosto?
La Red S¨ªsmica Nacional del Instituto de Geof¨ªsica y Vulcanolog¨ªa ha localizado desde agosto otros 56.000 terremotos en la zona. Los terremotos se suceden todav¨ªa ahora a un ritmo de 100-200 al d¨ªa, una tasa todav¨ªa superior a la del a?o pasado. Pero no se puede excluir la posibilidad que alguna otra falla en la zona lim¨ªtrofe se active, como sucedi¨® de octubre de 2016 a enero de 2017. Pero eso sirve para todas las zonas s¨ªsmicas del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.