Una nueva detenci¨®n aviva el debate sobre los cultivadores de cannabis en Argentina
La persecuci¨®n a los cultivadores se ha hecho m¨¢s cruenta. La ley que regula la provisi¨®n de aceite tiene media sanci¨®n pero s¨®lo contempla la importaci¨®n
Todas las ma?anas, o al caer la tarde, cientos de personas desperdigadas por todo el territorio argentino se llevan a la boca una gota de aceite de cannabis. Son ni?os que sufren epilepsia a los que medican sus madres, pacientes con VIH que buscan evitar las n¨¢useas que le provocan el coctel de medicamentos o enfermos de c¨¢ncer que necesitan recuperar el apetito. Pero claro, las flores de cannabis, materia prima para conseguir el aceite, no caen del cielo. La soluci¨®n que hasta el momento encontraron los legisladores es la importaci¨®n de una sola cepa del producto, una posibilidad que no abarca a todo el universo de usuarios y que no evita la dependencia que los cuerpos generan hacia la sustancia con el paso de las semanas. En ese sentido muchos ciudadanos ven indispensable proteger a los cultivadores, el ¨²nico eslab¨®n que ha quedado fuera del proyecto de ley que recibi¨® media sanci¨®n en noviembre.
En los ¨²ltimos meses, la persecuci¨®n a los cultivadores se ha hecho m¨¢s cruenta. El pasado lunes le toc¨® el turno a Adriana Funaro, una reconocida activista de Argentina que por una denuncia de un vecino muy particular recibi¨® la inesperada visita de la polic¨ªa en su casa de la localidad de Ezeiza (a casi 40 kil¨®metros de Buenos Aires). A la mujer le incautaron 36 plantas, semillas y varios goteros de aceite que ten¨ªa preparados para distribuir a pacientes, entre ellos una ni?a llamada Delfina que sufre de microcefalia y que ha dejado de convulsionar desde que toma aceite. Funaro fue detenida y confinada en la comisar¨ªa de la mujer de Ezeiza, donde pas¨® la noche. No es el primer trago amargo de la mujer, quien en 2012 sufri¨® el robo de sus plantas y a la hora de hacer la denuncia a la polic¨ªa, se encontr¨® con la extorsi¨®n de un agente que le pidi¨® 900 pesos a cambio de su silencio.
En medio del allanamiento, un vecino identificado como H¨¦ctor Osvaldo Laporta ¨Cel presunto denunciante- sali¨® de su casa y comenz¨® a insultar a los presentes, entre ellos activistas, vecinos y familiares de los ni?os a los que Adriana les provee gratuitamente el aceite de cannabis con el que llevan adelante sus tratamientos. Dijo que tiene ¡°contactos con el intendente¡± de Ezeiza y exministro de seguridad bonaerense Alejandro Granados, exhibi¨® un arma con la que dispar¨® al suelo y amenaz¨® a la periodista de la revista THC, L¨²cia de Souza Madeira. Asimismo, golpe¨® al activista Nicol¨¢s Breg de la Asociaci¨®n Cultural El Jard¨ªn del Unicornio, que tambi¨¦n asiste a una docena de pacientes. Seg¨²n el bolet¨ªn oficial, Laporta solicit¨® un arma de fuego el 23 de mayo de 2014 y que le fue concedida la portaci¨®n de un revolver calibre 22 que solo puede tener en el interior de su domicilio.
En di¨¢logo con EL PA?S, Breg cont¨® que ¡°al concurrir a la comisar¨ªa local con L¨²cia y Juli¨¢n Per¨¦ (tambi¨¦n integrante de El Jard¨ªn del Unicornio) nos dijeron que no nos pueden tomar la denuncia porque hay una orden de la Unidad Fiscal de Investigaci¨®n 2 (a cargo de Carlos Hassan) de no hacerlo y nos informan que est¨¢bamos los tres imputados por coacci¨®n y que deb¨ªamos presentarnos al d¨ªa siguiente en Tribunales¡±. Las tres personas quedaron procesadas por el supuesto delito de invasi¨®n a la propiedad en grado de tentativa.
Micaela, la hija de Funaro, cont¨® a FM La Tribu que ¡°esto es producto de la impunidad y la ciza?a. Todo empez¨® porque mi mam¨¢ quiso levantar una medianera y el vecino se neg¨® a esa obra. Hace m¨¢s de un a?o que tenemos este problema y termin¨® con lo peor que nos pod¨ªa pasar. El nos ven¨ªa amenazando desde hace meses que la iba a denunciar. Cuando la polic¨ªa entr¨®, le apunt¨® a mi mam¨¢ con el arma y la tiraron al suelo, luego revolvieron toda la casa¡±. ¡°Ezeiza funciona como un feudo que lo maneja la polic¨ªa provincial en connivencia con las dos fiscal¨ªas¡±, opina el abogado de Funaro, Federico Paruolo, a este diario. ¡°La polic¨ªa hace lo que quiere y se maneja como quiere y suele pasar que se hacen allanamientos para sacar a la competencia porque es la polic¨ªa la que termina comercializando, por eso yo estoy convencido que no sab¨ªan qui¨¦n era Adriana¡±, suma.
El 5 de octubre del a?o pasado, otros dos cultivadores llamados Eric Pascottini y Nicol¨¢s Tverdovsky fueron detenidos durante un mes y 20 d¨ªas en una c¨¢rcel de la localidad cordobesa de Cruz del Eje, donde les cortaron las rastas y los pelaron. En el sorpresivo allanamiento les incautaron cinco plantas de marihuana y algunos frascos con flores. Al d¨ªa de hoy est¨¢n libres pero contin¨²an procesados por ¡°comercio de estupefacientes¡±, la misma car¨¢tula que ahora pesa sobre Funaro. Seg¨²n datos no oficiales, durante el 2014 y 2015 en Argentina se secuestraron 25.211 plantas de marihuana por violaci¨®n a la ley 23.737.
¡°La jurisprudencia respecto de la inconstitucionalidad de penalizar el consumo personal de estupefacientes, se encuentra muy avanzada y avalada en precedentes de la Corte Suprema a partir de los fallos Bazterrica, de 1986 y Arriola, de 2009. De all¨ª a que varios tribunales apliquen dicho criterio y hayan sobrese¨ªdo a personas por plantaciones de hasta m¨¢s de 100 unidades¡±, indica el abogado penalista Mariano Fusero, de la Asociaci¨®n de Pensamiento Penal (APP). ¡°Lamentablemente, otros juzgados no aplican dichos antecedentes -no tienen obligaci¨®n de hacerlo- y han condenado a personas a penas de casi cinco a?os de prisi¨®n por apenas cinco plantas¡±, agrega.
La situaci¨®n procesal de Funaro seguir¨¢ su camino en los pr¨®ximos d¨ªas, mientras tanto, a ¨²ltima hora de este mi¨¦rcoles se iba a definir su libertad. En caso contrario, la defensa evaluaba pedir una excarcelaci¨®n extraordinaria dado que la mujer sufre de artrosis y ataques de p¨¢nico. La familia de la peque?a Delfina, mientras tanto, rezan para que la ni?a no vuelva a sufrir convulsiones ante la falta de su medicina.
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