La econom¨ªa se convierte en la gran baza de la presidencia de Trump
La gesti¨®n econ¨®mica es el ¨²nico cap¨ªtulo en el que republicano, con los ¨ªndices de popularidad por los suelos, recibe m¨¢s aprobaci¨®n que rechazo entre los estadounidenses. Las grandes cifras muestran la fortaleza econ¨®mica y sus promesas de menor regulaci¨®n y menos impuestos han entusiasmado al mercado.
Donald Trump ha saltado de incendio en incendio durante sus cinco primeras semanas de presidencia: de tramas de espionaje a una batalla judicial por su pol¨ªtica migratoria o trifulcas cada vez m¨¢s subidas de tono con la prensa. Pero si algo sonr¨ªe al republicano es la econom¨ªa. Es el ¨²nico cap¨ªtulo en el que Trump, con los ¨ªndices de popularidad por los suelos, recibe m¨¢s aprobaci¨®n que rechazo entre los estadounidenses. Las grandes cifras muestran la fortaleza econ¨®mica, herencia de Obama, y sus promesas de menor regulaci¨®n y menos impuestos han entusiasmado al mercado. En medio del ruido, la nave avanza.
¡°Es la econom¨ªa, est¨²pido¡± es una frase citada hasta la n¨¢usea que populariz¨® un asesor de Bill Clinton y que ven¨ªa a decir que, al final, lo que importaba en la pol¨ªtica americana era la marcha de la econom¨ªa, y que, pese a cualquier logro en otros terrenos, como la pol¨ªtica exterior, el votante necesitaba ver que la caja registradora de su tienda o la hucha que guardaba en la cocina iban bien. Para Donald Trump puede significar la gran baza de su mandato. Para sus adversarios dem¨®cratas puede resultar un verdadero quebradero de cabeza.
Un primer borrador de presupuesto
La Administraci¨®n de Donald Trump ha sacado pecho con que la suya va a ser la mayor reducci¨®n de regulaci¨®n econ¨®mica desde la emprendida por el tambi¨¦n republicano Ronald Reagan, en los a?os ochenta. Entre otras cosas, ha revertido las normas sobre la banca que impuso su predecesor Barack Obama tras la debacle financiera de 2008 y ha promulgado una norma por la que no se puede aprobar ninguna directiva sin eliminar previamente otras dos. Esta pol¨ªtica, sin embargo, se combina con un discurso intervencionista en cuestiones relacionadas con el comercio o la inversi¨®n industrial. Adem¨¢s, el incremento del gasto p¨²blico prometido en infraestructuras o la inversi¨®n militar, combinado con la rebaja de impuestos, pueden poner en aprietos la promesa de poner en orden las cuentas p¨²blicas.
Este domingo se dieron a conocer algunos elementos del primer presupuesto que prepara el equipo de Trump. En una entrevista televisiva, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, se?al¨® que los programas sociales como el Medicare o la Seguridad Social se librar¨¢n? de recortes, en l¨ªnea con lo que Trump prometi¨® durante la campa?a. M¨¢s tarde, fuentes de la Administraci¨®n citadas por The New York Times se?alaron que otras agencias federales como la medioambiental s¨ª sufrir¨¢n ajustes.
El prespuesto con el que trabaja la Casa Blanca, seg¨²n el mismo rotativo, contempla un crecimiento econ¨®mico para este a?o del 2,4%, por debajo del 3% del que el presidente hablaba en campa?a.
Desde que gan¨® las elecciones, la Bolsa de Nueva York ha subido m¨¢s de un 10% y ha convertido los r¨¦cords en costumbre. La prometida reforma fiscal y los primeros decretos para reducir la carga regulatoria de los negocios (sobre todo de la banca) se han combinado con la buena marcha de eso que se llama la econom¨ªa real. Algunos s¨ªntomas de ello son los permisos para construir nuevas viviendas, que han subido un 4,6%, o las peticiones de subsidios de paro, que est¨¢n en m¨ªnimos de 40 a?os. El tiempo tambi¨¦n se ha conjurado con Trump, regalando un c¨¢lido invierno y animando un consumo que por estas fechas suele retraerse a golpe de nevadas.
As¨ª que mientras la crispaci¨®n pol¨ªtica y social ocupan los principales titulares de la prensa, la econom¨ªa m¨¢s potente del planeta ha ganado eso que a los estadounidenses les gusta llamar momentum. Tal vez ninguno de estos n¨²meros espec¨ªficos est¨¦ en la cabeza de ese votante de Pensilvania que le dio la victoria en noviembre, pero explican su ¨¢nimo.
Gallup, la firma de an¨¢lisis y encuestas dedicada a medir la temperatura de la sociedad estadounidense, pregunt¨® la opini¨®n sobre el papel de Trump en cuatro aspectos que han marcado sus primeras semanas (econom¨ªa, comercio exterior, inmigraci¨®n y relaciones exteriores), y el ¨²nico terreno en el que el republicano ha logrado un mayor ¨ªndice de aprobaci¨®n (48%) que de rechazo (47%) es la econom¨ªa. Y Pew, otro instituto de referencia, tambi¨¦n ha detectado un salto de optimismo: el porcentaje de adultos que considera las condiciones econ¨®micas buenas o excelentes se sit¨²a en el 42%, 11 puntos m¨¢s que el pasado diciembre. Los analistas John Sides y Lynn Vavreck explican en un libro, The Gamble, que desde el New Deal los presidentes que se presentan a las elecciones cuando la econom¨ªa crece ganan y los que lo hacen cuando cae, pierden.
¡°La econom¨ªa hab¨ªa estado creciendo de forma estable durante varios a?os y los pron¨®sticos se?alaban a un crecimiento continuado tambi¨¦n cuando se esperaba que Hillary Clinton fuera la pr¨®xima presidenta¡±, apunta Josep Gagnon, economista del Instituto Peterson.
Trump ha dicho que hab¨ªa heredado ¡°un desastre¡± del Gobierno de Barack Obama, pero lo cierto es que en econom¨ªa ser¨ªa al rev¨¦s. El dem¨®crata lleg¨® a la Casa Blanca en 2009 con la peor crisis desde el crash del 29 y se fue con pleno empleo. Hay muchos peros ¡ªla desigualdad, el d¨¦bil crecimiento y los problemas estructurales¡ª, pero Estados Unidos ha experimentado la recuperaci¨®n m¨¢s s¨®lida de los grandes pa¨ªses desarrollados y las rentas familiares ya han empezado a mejorar. En esas aguas va a navegar el trumpismo, cuyas primeras directrices tambi¨¦n han favorecido las expectativas de crecimiento.
Para Gagnon, las promesas de Trump deber¨ªan cumplirse r¨¢pidamente para evitar un efecto adverso. ¡°Esas expectativas han afectado a la rentabilidad de la deuda p¨²blica y han revalorizado el d¨®lar, algo que ahoga un poco el crecimiento, as¨ª que si la rebaja de impuestos y la desregulaci¨®n no llega pronto, el resultados puede ser la ralentizaci¨®n del crecimiento¡±, explica.
El giro proteccionista del discurso de Trump despert¨® temores en medio mundo y cr¨ªticas en organismos internacionales como el FMI, pero los mercados le quitan hierro y, al menos de momento, lo ven compensado por la liberalizaci¨®n econ¨®mica que trae la nueva Casa Blanca. Stan A. Veuger, del conservador American Enterprise Institute, recuerda que los tratados comerciales de los que el presidente se ha desmarcado (el del Pac¨ªfico y el de Europa) no iban a salir adelante y cree que los republicanos en el Congreso vetar¨ªan medidas m¨¢s aislacionistas. S¨ª advierte contra un exceso de optimismo en torno a la trumpeconom¨ªa: ¡°Una reforma fiscal profunda no se pone en marcha en menos de un a?o o m¨¢s¡± y ese retraso puede frenar el crecimiento. Muy poco del optimismo tiene que ver con esa vuelta a la Am¨¦rica fabril prometida.
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