Trump provoca a los peri¨®dicos: ¡°La gente ya no les cree¡±
EE UU s¨®lo conseguir¨¢ domesticar a la prensa con un r¨¦gimen autoritario
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se ha buscado el peor de los enemigos al enfrentarse con los medios de comunicaci¨®n que los brit¨¢nicos acu?aron como ¡°cuarto poder¡±. Ha sido mordaz y contundente: ¡°La gente ya no les cree¡±. Y a?ade: ¡°Son enemigos del pueblo¡±.
Es curioso que todos los caudillos populistas de izquierdas o derechas, presentan una misma obsesi¨®n por el pueblo y la misma pretensi¨®n de denigrar la informaci¨®n que les gustar¨ªa controlar.
Trump deber¨ªa saber que enfrentarse con los medios es jugar con fuego. El nuevo l¨ªder americano s¨®lo conseguir¨ªa domesticar a la prensa americana dando paso a un r¨¦gimen autoritario.
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Nada, sin embargo, m¨¢s ajeno a un pa¨ªs como los Estados Unidos, que ha cultivado al extremo el culto a la libertad de expresi¨®n y donde surgieron la mayor¨ªa de los movimiento libertadores del Planeta, desde la pol¨ªtica a la ciencia, pasando por las artes.
Yuval Noah, en su reciente obra, Homo Deus. Una breve historia del ma?ana, afirma que si los Estados Unidos ¡°crecieron m¨¢s que la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡±, y que los americanos son ¡°m¨¢s sanos, ricos y felices que los nigerianos¡±, por ejemplo, fue gracias a la ¡°libertad de informaci¨®n¡± que siempre fue la bandera de los Estados Unidos.
Pertenezco a los periodistas que sufri¨® la censura, cuando personajes muchas veces iletrados, esbirros del gobierno, se arrogaban, durante la dictadura franquista, el derecho de corregir o censurar mis art¨ªculos.
Nunca partidos o pol¨ªticos han salido, sin embargo, ilesos de sus intentos de amordazar a los peri¨®dicos. Aqu¨ª mismo en Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT), est¨¢ pagando hoy el precio de haber intentado, durante sus gobiernos, imponer un ambiguo ¡°control social de los medios¡±. No funcion¨®. Los medios acabaron ganando la batalla.
La expresidenta Dilma Rousseff, debi¨® haberlo notado y cuando gan¨® por vez primera las elecciones afirm¨® en su primer discurso: ¡°Prefiero el ruido de los peri¨®dicos, al silencio de las dictaduras¡±. Una afirmaci¨®n que se le fue deshilachando por el camino, sobretodo en su segundo mandato, quiz¨¢s presionada por su propio partido.
Y el actual y liberal Presidente, Michel Temer, acaba de dar tambi¨¦n un resbal¨®n contra el derecho sagrado a la informaci¨®n, al prohibir a algunos diarios brasile?os publicar una noticia que ata?¨ªa a su esposa.
La afirmaci¨®n de Trump de que la gente ya no cree en los peri¨®dicos, aunque falsa, deber¨ªa hacernos, sin embargo, reflexionar a la categor¨ªa ya que hasta los mejores peri¨®dicos pueden perder su credibilidad, algo que se conquista cada d¨ªa.
El periodismo tampoco est¨¢ inmune a las cr¨ªticas que sufren hoy las instituciones. Como ha escrito sobre los peri¨®dicos, Victor Sampedro, Catedr¨¢tico de Ciencias de la Comunicaci¨®n: ¡°Estamos en tr¨¢nsito. No es f¨¢cil ver hacia donde se va¡±. Se refiere al nuevo protagonismo que est¨¢n adquiriendo en las redes sociales, donde los ciudadanos ¡° tambi¨¦n crean noticias¡±.
?Habr¨¢, entonces, que reinventar el periodismo o deber¨ªa ser esta la hora de reivindicar la idea p¨¦trea para la que naci¨®?
Pueden cambiar los soportes, las formas de escribir y las nuevas sensibilidades del ciudadano moderno. Lo que permanecer¨¢ inmutable son los principios de la informaci¨®n que exigen contar la verdad sin manipularla.
?No son las redes sociales las que se alimentan en buena parte de los peri¨®dicos de referencia del mundo? Cuantas veces encuentro noticias en el Facebook en las que se puntualiza, por ejemplo: ¡°lo ha publicado el New York Times¡±, o ¡°Le Monde¡±, como cu?o de credibilidad.
El griter¨ªo de Trump contra los peri¨®dicos es posible que acabe en una tormenta de verano. La prensa no es, sin embargo, ¡°enemiga del pueblo¡±, como ¨¦l dice. Al rev¨¦s, son los poderes autoritarios quienes prefieren que ese ¡°pueblo¡±, tan idolatrado por ellos, siga sin leer los peri¨®dicos.
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