El otro conflicto docente de Argentina
Los profesores universitarios se suman a las demandas salariales de los maestros de educaci¨®n inicial
La semana que se avecina parece traer otro frente de tormenta para el gobierno de Mauricio Macri. Todav¨ªa resta conocer que pasar¨¢ con el conflicto docente que paraliza las clases de primaria y secundaria en buena parte del pa¨ªs y que lleva m¨¢s de una semana de discusiones entre los sindicatos, el gobierno de la provincia de Buenos Aires y el ministerio de Educaci¨®n nacional. Ahora se suma otro problema: los profesores universitarios. Los sindicatos Conadu y Conadu hist¨®rica, divididas pol¨ªticamente durante la gesti¨®n kirchnerista, se han unido contra Macri y marcharan juntos en una movilizaci¨®n nacional convocada por los maestros para el 21 y 22 de marzo. Esas son las fechas previstas para el inicio de clases en la mayor¨ªa de las facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la m¨¢s importante del pa¨ªs.
¡°M¨¢s de las mitad de las facultades va a adherir a la huelga por encima del 70% y el resto est¨¢n discutiendo. Va a ser una marcha muy masiva¡±, dice Federico Montero, secretario general de la Federaci¨®n de docentes de la UBA (FedUBA) en las facultades de Sociales, Medicina, Filosof¨ªa, Psicolog¨ªa y Ciencias Exactas. Los profesores reclaman un aumento salarial del 35%, que contemple las inflaciones de 2016 y 2017, algo dif¨ªcil de lograr, aunque se debatir¨¢ en un terreno un poco menos ¨¢rido que el que transitan sus colegas de nivel inicial. El plan de lucha tambi¨¦n incluye clases p¨²blicas en parques y calles.
Danya Tavela, subsecretaria de pol¨ªtica universitaria del ministerio de Educaci¨®n, opin¨® a EL PA?S que ¡°el acatamiento (a la doble jornada de huelga) va a ser dispar porque tiene que ver con el grado de afiliaci¨®n que hay en las distintas universidades y las caracter¨ªsticas de cada facultad¡±. Dijo adem¨¢s que entre los objetivos del miniserio ¡°est¨¢ repetir la experiencia del a?o pasado en t¨¦rminos de di¨¢logo y en t¨¦rminos de paritaria, porque el acuerdo que alcanzamos finalmente super¨® en cuatro puntos a la inflaci¨®n¡±.? Montero, en cambio, advierti¨® que ¡°este a?o no s¨®lo estamos discutiendo lo que corresponde al per¨ªodo actual sino tambi¨¦n, lo que perdimos del a?o pasado -entre un 8 y 10%-¡±. ¡°Nosotros proyectamos para este a?o una inflaci¨®n del 25%, muy alejado a lo que dice el gobierno¡±, advirti¨®.
Lo que la mayor¨ªa de los gremios reclaman ¨Cen verdad existen seis organizaciones que representan a los docentes y no todas se pliegan a la protesta- es la activaci¨®n de una ¡°cl¨¢usula gatillo¡±, firmada en el acuerdo anterior y que dej¨® a referencia de las cifras de inflaci¨®n anual una recomposici¨®n salarial que desde el ministerio no creen que deban pagar. ¡°Si la inflaci¨®n superaba el 35% resolvimos ajustar lo que hab¨ªamos perdido por inflaci¨®n. Eso sucedi¨® en septiembre y el gobierno nunca activ¨® esa cl¨¢usula gatillo¡±, recuerda Montero, quien tambi¨¦n es secretario de organizaci¨®n de Conadu. ¡°Para nosotros no hay que reconocer ning¨²n atraso con respecto a la inflaci¨®n de 2016¡±, aclara Tavela. Ese parece que ser¨¢ el principal punto a discutir entre las partes.
La oferta del ministerio para concertar un nuevo salario para los 200.000 docentes reunidos en las 50 universidades nacionales de Argentina no tiene piso ni techo, sino que busca reconocer la inflaci¨®n que la agencia de estad¨ªsticas (Indec) informe mes a mes. ¡°A eso le agregamos un 2% que se pagar¨ªa en noviembre en concepto de jerarquizaci¨®n, una iniciativa que busca ir recuperando el salario hist¨®rico en forma paulatina y por la cual el a?o pasado dimos tres puntos¡±, agrega la funcionaria, y justifica: ¡°Argentina vive una situaci¨®n de d¨¦ficit p¨²blico importante, que el gobierno est¨¢ haciendo esfuerzo para controlar el proceso inflacionario que se desat¨® en los ¨²ltimos cuatro a?os¡±. ¡°Esta paritaria la venimos presionando desde el mes de febrero¡±, advierte Montero, ¡°El gobierno se mantiene en ofrecer un ajuste mes a mes del salario a partir de lo que arroje el ¨ªndice de inflaci¨®n pero eso nos da 10 cuotas de unos 200 pesos por mes para el cargo testigo (promedio)¡±.
Otro problema que ata?e a los docentes universitarios de la UBA es la cantidad de trabajadores ad honorem, una categor¨ªa creada para clases extraordinarias o visitas de jerarqu¨ªa, pero que desde hace d¨¦cadas sirve para evadir el pago de los salarios a maestros de planta permanente y que, en la actualidad afecta a unos 5.000 profesionales. En tanto, las universidades nacionales m¨¢s nuevas tambi¨¦n cuentan con 3.000 docentes contratados, una condici¨®n similar. ¡°A las universidades el presupuesto se los asigna el Congreso¡±, aclara Tavela, ¡°En la UBA, en el a?o 2005, dise?amos un programa de incorporaci¨®n de los ad honorem con un fuerte apoyo econ¨®mico de aquel gobierno. Pero, cinco o seis a?os despu¨¦s, est¨¢n de nuevo colapsados y eso tiene que ver con la propia administraci¨®n de la universidad, que es aut¨®noma. Con los contratados ocurre lo mismo, sin embargo, lo tenemos en agenda y tenemos que discutir con cada universidad como van a llevar adelante ese cambio. Se necesita un compromiso de las tres partes: ministerio, comunidad educativa y los rectorados¡±.
¡°Todos los cient¨ªficos afectados al conflicto de diciembre son adem¨¢s docentes universitarios, por lo que van a marchar la pr¨®xima semana junto a todas las federaciones universitarias y las estudiantiles. Hace 15 a?os que esto no suced¨ªa¡±, se entusiasma Montero. Habr¨¢ que ver si la dilatada negociaci¨®n entre el gobierno y los docentes del sector inicial servir¨¢ o no de lecci¨®n para resolver este nuevo/viejo conflicto.
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