Miles de personas piden la dimisi¨®n del alcalde de Mosc¨² por el derribo masivo de viviendas
La pol¨¦mica ley de ¡°renovaci¨®n¡± contemplaba inicialmente el derribo de 8.000 viviendas, pero el Ayuntamiento lo ha rebajado a 4.500
Decenas de miles de personas se manifestaron el domingo en Mosc¨² en contra de los derribos masivos de viviendas y reasentamientos forzosos planeados por la alcald¨ªa de la ciudad. La concentraci¨®n fue el mayor evento de protesta autorizado que se ha registrado en la capital de Rusia desde los m¨ªtines contra el fraude electoral que se celebraron desde el oto?o de 2011 hasta la primavera de 2012.
Entonces, al escenario sub¨ªan l¨ªderes conocidos de la oposici¨®n; este domingo la mayor¨ªa de los protagonistas del mitin fueron moscovitas no politizados que en pocas semanas se han transformado en activistas urbanos, tras constatar que la propiedad de sus viviendas ¡ªalgo que cre¨ªan intocable¡ª?est¨¢ amenazada por unos proyectos fara¨®nicos, opacos y cortados a medida de las grandes constructoras afectadas por la crisis.
"!Sobianin, dimisi¨®n!". Esta exigencia se propag¨® de forma atronadora sobre las cabezas y las pancartas que llevaban los manifestantes. La consigna exhortando a la dimisi¨®n del alcalde de Mosc¨², Sergu¨¦i Sobianin, fue sin duda la m¨¢s coreada por la multitud que llenaba totalmente la avenida S¨¢jarov. Los manifestantes hab¨ªan llegado de todos los puntos cardinales en esta urbe de m¨¢s de 15 millones de habitantes. Seg¨²n los organizadores, el mitin reuni¨® a 60.000 personas, pero la polic¨ªa dio la cifra de 8.000. La entidad Contador Blanco, especializada en c¨¢lculos de asistencia, estim¨® que eran 20.000, un n¨²mero que coincid¨ªa con las valoraciones a ojo de espectadores veteranos.
Los organizadores del acto insistieron en que se trataba solo de una concentraci¨®n c¨ªvica, sin la presencia de pol¨ªticos. Sin embargo, una de las responsables invit¨® al activista de la oposici¨®n Alex¨¦i Navalni a intervenir desde la tribuna. Sin embargo, y consecuencia del desacuerdo que imperaba entre los responsables del acto, los agentes de seguridad rodearon a Navalni cuando, junto con su mujer y su hijo, se dirig¨ªa al escenario y le obligaron a marcharse.
¡°Basta de mentir¡± fue otra de las consignas coreadas por el mitin, especialmente cuando una enviada del alcalde intent¨® argumentar desde la tribuna a favor del plan de ¡°renovaci¨®n¡± del ayuntamiento. Silbada y abucheada por la multitud, la funcionaria tuvo que callarse. ¡°Nos mienten a la cara¡±, le dijeron y, desde el escenario, se pidi¨® el ¡°cese del Gobierno de Sobianin que destruye nuestra ciudad¡±.
La pol¨¦mica ley de ¡°renovaci¨®n¡±, que contemplaba inicialmente el derribo de 8.000 viviendas y el reasentamiento de 1,6 millones de personas, fue aprobada en primera lectura por la Duma Estatal (la c¨¢mara baja del Parlamento) el 22 de abril.
Para entrar en vigor, la ley debe pasar a¨²n dos lecturas en la c¨¢mara, tras lo cual se env¨ªa a la c¨¢mara alta y debe ser firmada por el presidente, Vlad¨ªmir Putin, quien ha insistido en que el documento debe elaborarse para respetar los derechos de los ciudadanos. Sin esperar a las enmiendas, que se debatir¨¢n a principios de julio en el Parlamento estatal, y como si estas no fueran con ella, la alcald¨ªa de Mosc¨² ha distribuido ya las listas de edificios a demoler y ha dado a sus propietarios un plazo de un mes, a partir del 15 de mayo, para que voten sobre los derribos.
El plan del Ayuntamiento se presentaba de entrada como el derribo de las denominadas jruschovki (bloques de cinco pisos edificados en el primer gran programa de vivienda social de la URSS, en ¨¦poca de Nikita Jruschov). No obstante, las intenciones municipales van m¨¢s lejos y afectan a viviendas de distintas ¨¦pocas, al margen del estado de las construcciones. La ley, en su estado inicial, no daba garant¨ªas de que los reasentados obtengan una vivienda del mismo valor o en la misma zona donde residen ahora.
La alcald¨ªa ha rebajado el n¨²mero de edificios a demoler a la mitad (cerca de 4.500) y promete compensaciones monetarias, pero hasta ahora no ha explicado por qu¨¦ van a ser demolidas tambi¨¦n viviendas que est¨¢n en buen estado y, en cambio, no contemplan la demolici¨®n de numerosos edificios ruinosos y viviendas colectivas. Los canales de la televisi¨®n estatal boicotean el movimiento en contra de los derribos y dan la palabra a los partidarios del mismo, entre ellos residentes en viviendas irrecuperables.
En Mosc¨², las colas de habitantes de casas averiadas se prolongan durante a?os sin que los afectados reciban vivienda, mientras el Ayuntamiento ha destinado 96.500 millones de rublos extras (m¨¢s de 1.500 millones de euros) a ¡°un programa especial basado en una ley que no existe y de forma arbitraria¡±, manifest¨® la diputada municipal Elena Shuv¨¢lova, quien calific¨® de ¡°deportaci¨®n¡± los planes. ¡°En Mosc¨² hay una enorme cantidad de edificios no vendidos y quieren darle nuestro dinero a los constructores para que paguen los cr¨¦ditos y edifiquen pisos que no necesitamos¡±, manifest¨® Elena Rusakova. ¡°Esto es una pir¨¢mide para el lobby de la construcci¨®n. Creen que les pertenecemos, pero estamos dispuestos a luchar por nuestras casas¡±, se?al¨®. ¡°Cuando a la gente le quitan lo ¨²ltimo que tienen, entonces comienzan a rebelarse los que no han ido nunca a un mitin¡±, se?al¨®. Para demoler los edificios averiados o ruinosos la legislaci¨®n actual es suficiente, constat¨® una activista desde la tribuna.
Para amortizar el derribo previsto se necesita construir hasta cinco veces m¨¢s en el mismo territorio, lo que supone convertir a Mosc¨² en ¡°una jungla de piedra¡± y un ¡°infierno clim¨¢tico¡±, seg¨²n el arquitecto Mark Gurari, de la Uni¨®n de Arquitectos de Mosc¨², entidad que no fue consultada sobre los planes del consistorio. Estos no solo amenazan con la destrucci¨®n de la vida de barrio en la capital, sino que pueden distanciar a¨²n m¨¢s a Mosc¨² del resto de Rusia, donde ¡°m¨¢s de 40 millones de personas tienen los servicios en el patio, se?al¨® Gurari. Por televisi¨®n, estas personas ven como ¡°Mosc¨² derriba casas de ladrillo en perfectas condiciones y con todas las comodidades¡±. ¡°Es un gran error que no contribuir¨¢ a la mejora de la situaci¨®n social¡±¡¤, sentenci¨®.
Efectivamente, la propaganda a favor del derribo en Mosc¨² irrita a los rusos de provincias que viven en precarias condiciones y que, bas¨¢ndose en el mensaje de la televisi¨®n estatal, consideran a los moscovitas como unos caprichosos privilegiados sin entender el entramado de lo que est¨¢ ocurriendo.
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