M¨¢s trumpismo que diplomacia en la primera gira de Donald Trump
El presidente de EE UU exhibe complicidad con l¨ªderes de Oriente Pr¨®ximo y fricciones con los europeos
La primera gira internacional de Donald Trump ha dado para acuerdos multimillonarios, revolcones a la tradicional diplomacia americana y un rosario de extravagancias: desde su participaci¨®n en una danza de sables en Arabia Saud¨ª a su maleducado empuj¨®n al primer ministro de Montenegro en Bruselas, pasando por un singular apret¨®n de manos con el nuevo presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, que lo prolong¨® hasta parecer un duelo. Aquello hizo fortuna entre los traductores de gestos: el pol¨ªtico de moda en Europa plant¨¢ndole cara al nuevo poli malo americano.
Se interprete por gestos o en los discursos, en este viaje de una semana se present¨® el Donald Trump m¨¢s conocido, el hombre que usa el mismo insulto ¡ª¡°perdedor¡±¡ª para un asesino yihadista que para un periodista impertinente o que al visitar el Museo del Holocausto en Jerusal¨¦n se despide con un c¨¢ndido: ¡°?Qu¨¦ incre¨ªble!¡±. El pragmatismo desplegado en Riad, donde no mencion¨® los derechos humanos, la escasa complicidad mostrada en Europa y el complejo de paganini con la OTAN cumplieron con el guion trumpista, sin descafeinar. La primera gira del presidente republicano, pese a lo gaseoso de sus mensajes, confirma el giro en la pol¨ªtica exterior de EE UU.
Hay quien no ve giro, sencillamente pol¨ªtica. El viernes, precisamente durante el G7 en Italia, muri¨® Zbigniew Brzezinski, el consejero de Seguridad Nacional con Jimmy Carter y, junto a Henry Kissinger, uno de esos ¨²ltimos sabios de la Guerra Fr¨ªa. ¡°?Tiene Am¨¦rica pol¨ªtica exterior ahora mismo?¡±, se hab¨ªa preguntado en su cuenta de Twitter a primeros de febrero. Dos meses despu¨¦s, en su ¨²ltimo tuit, lo ve¨ªa m¨¢s claro y no le gustaba: ¡°Un liderazgo estadounidense sofisticado en la condici¨®n sine qua non para un orden mundial estable. Sin embargo, no tenemos lo primero y lo segundo est¨¢ empeorando¡±.
En la OTAN y el G7 cristaliz¨® el choque de trenes. A los Estados de la Alianza Atl¨¢ntica les afe¨® su escasa contribuci¨®n ¡ª23 de 28 miembros dedican menos del 2% al gasto militar¡ª y no les ratific¨® de forma expl¨ªcita su compromiso con el art¨ªculo 5 del tratado, el que establece que un ataque contra un integrante de ese grupo es considerado como un ataque contra todos y que se ha invocado una sola vez en la historia: en los atentados del 11-S. Y al grupo de los siete en la ciudad siciliana de Taormina los dej¨® como al G20 del pasado abril en Washington, sin saber a¨²n a qu¨¦ atenerse en comercio o cambio clim¨¢tico.
M¨¢s tensi¨®n
¡°Los l¨ªderes europeos se quejaban a veces de que Obama era demasiado fr¨ªo y no se tomaba las cumbres europeas en serio, pero Trump ha generado hostilidad con sus aliados¡±, opina Richard Gowan, experto del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. ¡°Francia y Alemania no tienen los recursos militares para reemplazar a EE UU, pero en t¨¦rminos pol¨ªticos muchos de los l¨ªderes europeos van a mirar a la alianza Macron-Merkel como directriz para navegar en la era Trump¡±, a?ade.
Al comenzar el viaje, Julian Zelizer, profesor de Princeton, vaticinaba que Trump podr¨ªa tener ¡°cierto ¨¦xito si saca provecho de esa faceta de negociador, de impulsor de tratos¡±, si bien resultar¨ªa dif¨ªcil ¡°cambiar la conversaci¨®n dominante [sobre la trama rusa] dentro de unos d¨ªas en funci¨®n de que salgan nuevas revelaciones¡±. El viernes, con la gira casi concluida, Zelizer conclu¨ªa que Trump ¡°no ha cometido errores enormes, pero ha agravado las tensiones con la OTAN, un asunto clave que seguir¨¢ su curso, y se ha visto en el disparadero por las [nuevas] filtraciones¡±.
El Trump negociador se impuso en la primera parte del periplo. Firm¨® en Riad el que ser¨ªa el mayor contrato de venta de armamento de la historia estadounidense ¡ª110.000 millones de d¨®lares, unos 98.380 millones de euros¡ª y sent¨® las bases para pactos comerciales por otros 270.000 millones. Enterr¨® el discurso de Barack Obama, quien ocho a?os atr¨¢s en El Cairo reclam¨® reformas democr¨¢ticas, y dijo ante l¨ªderes religiosos cosas como que ¡°nuestras hijas pueden contribuir tanto a la sociedad como nuestros hijos¡±. El presidente, quien un a?o antes hablaba de prohibir la entrada de musulmanes en EE UU y lleg¨® a decir: ¡°El islam nos odia¡±, defendi¨® ante un p¨²blico formado principalmente por aut¨®cratas ¡°avanzar a trav¨¦s de la seguridad y la estabilidad, no mediante radicales rupturas¡±.
En Jerusal¨¦n rompi¨® otro tab¨² como primer presidente en visitar el Muro de las Lamentaciones y lleg¨® a Europa para entrar en combusti¨®n. ¡°Su comportamiento en Europa ha agravado la desconfianza hacia ¨¦l de los expertos en pol¨ªtica internacional. Quiz¨¢ piensa que, m¨¢s all¨¢ de Washington, sus partidarios admirar¨¢n el trato duro que ha dispensado a los europeos¡±, apunta Gowan.
Si Obama se afanaba en su legado internacional, Trump usa la pol¨ªtica exterior en clave dom¨¦stica. Necesitar¨¢ esa y otras armas. Parti¨® asediado por la investigaci¨®n de la trama rusa y regresa con una bomba informativa que apunta a su yerno, Jared Kushner, quien podr¨ªa haber tratado de abrir un canal de comunicaci¨®n confidencial con el Kremlin, algo que Zbigniew Brzezinski, dentro de su estupefacci¨®n, dif¨ªcilmente podr¨ªa haber imaginado.
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