La larga traves¨ªa de una pareja gay que huy¨® de Irak para conseguir asilo en Holanda
Las autoridades consideran que Sahir, uno de los dos integrantes, no ha podido demostrar que es homosexual y su abogado apelar¨¢ al Supremo para evitar ser devuelto a su pa¨ªs
Sahir y Mushtak son de Irak, pareja gay y refugiados. De 29 y 23 a?os, respectivamente, han pedido asilo en Holanda en virtud de su inclinaci¨®n sexual, un desaf¨ªo en su pa¨ªs, donde est¨¢ penada con la muerte en las zonas regidas por la sharia (ley isl¨¢mica). "Llegamos cruzando ocho pa¨ªses hace 1 a?o, 6 meses y 27 d¨ªas, pero seguimos viviendo entre cuatro paredes [en un centro de acogida provisional], sin privacidad y con gente que nos mira como si fu¨¦ramos delincuentes y culpables. Estamos en Holanda, y sin embargo quieren que uno de nosotros regrese a casa. Cuando [Irak] ya no es un hogar, ni siquiera, para los heterosexuales¡±.
Mushtak da la imagen de lo que nosotros calificar¨ªamos como gay. Sahir, en cambio, es un tipo grande y fuerte que se expresa peor, y eso en una entrevista cuenta, aunque nadie lo admita¡±, se?ala Hagenaars
Son palabras de ambos, que afrontan una situaci¨®n con la que no contaban: el rechazo de las autoridades holandesas a admitir que Sahir haya interiorizado su condici¨®n. ¡°Que sea capaz de hacer introspecci¨®n de sus actos y ¨¢nimo, y sepa qui¨¦n es y c¨®mo vivirla¡±, repite su abogado, Erik Hagenaars, que apelar¨¢ al Tribunal Supremo, porque el enfoque oficial le parece poco realista y menos cient¨ªfico. De momento, Sahir deber¨¢ esperar la decisi¨®n oficial en otra residencia. Mushtak puede solicitar de nuevo asilo: le fallaban los papeles y ha podido reunir sus documentos legales de identidad.
Mushtak y Sahir no se han separado en los ¨²ltimos tres a?os y cruzaron juntos el Mediterr¨¢neo en una de las precarias lanchas que los traficantes de personas llenan en cada viaje clandestino a Europa. All¨ª mismo se hicieron un selfie, sonrientes y con esperanza en el futuro. Parad¨®jicamente, las fotos para las que acceden a posar una vez en Holanda son mucho m¨¢s contenidas. ¡°Hay gente que nos ayuda y apoya y estamos muy agradecidos. Nos sentimos m¨¢s unidos que nunca. Solo esperamos que las autoridades entiendan nuestra situaci¨®n¡±, dicen, a trav¨¦s de Sandro Kortekaas, que traduce sus palabras.
Es el presidente del grupo de apoyo a los asilados de la asociaci¨®n holandesa de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT). Como el abogado, ¨¦l lamenta el m¨¦todo de selecci¨®n de este grupo. ¡°Es evidente que el Servicio de Inmigraci¨®n y Naturalizaci¨®n debe comprobar su identidad e inclinaci¨®n. Pero cuando vienen de pa¨ªses como Irak, sin puntos de referencia y obligados a reprimirse, poner en duda su homosexualidad es descorazonador¡±, asegura.
Mushtak se expresa mejor y sabe algo de ingl¨¦s. Resulta m¨¢s convincente al conversar. A Sahir, por el contrario, le cuesta mucho hablar de su relaci¨®n en t¨¦rminos ¡°intelectuales, acad¨¦micos casi¡±, a?ade Kortekaas. ¡°Tiene que demostrar que hay amor de verdad. No solo lujuria, porque las relaciones homosexuales no son desconocidas en la tradici¨®n ¨¢rabe. Pero ese es un punto de vista europeo aplicado a unos refugiados forzados a esconderse¡±, a?ade, para apuntar que lo ideal ser¨ªa contar con una comisi¨®n independiente para estos expedientes.
Hagenaars, el letrado, no repara en adjetivos al hablar de la pareja. ¡°Es absurdo: se espera que Sahir sea capaz de mostrar su proceso de aceptaci¨®n personal cuando cada pa¨ªs aborda la sexualidad de forma distinta. Y luego est¨¢n las apariencias. Mushtak da la imagen de lo que nosotros calificar¨ªamos como gay. Sahir, en cambio, es un tipo grande y fuerte que se expresa peor, y eso en una entrevista cuenta, aunque nadie lo admita¡±, se?ala. En su opini¨®n, ¡°hay que hacer preguntas, sin duda, pero tambi¨¦n reflexionar, porque desde 2016 he notado el aumento de refugiados homosexuales llegados de Siria. Muchos tienen estudios y saben c¨®mo explicarse¡±.
El Servicio de Inmigraci¨®n holand¨¦s no habla de casos concretos, y remite a la documentaci¨®n de su p¨¢gina web, recopilada por el ministerio de Justicia. All¨ª, reconoce que ¡°no es f¨¢cil constatar si una persona es homosexual, pero se debe evaluar la credibilidad de la historia de cada solicitante de asilo, y la situaci¨®n en sus pa¨ªses¡±. ¡°Ellos tienen que lograr que su relato sea cre¨ªble, porque no hacemos pruebas m¨¦dicas ni psicol¨®gicas, tampoco v¨ªdeos para demostrar la homosexualidad. Es preciso comprobar que la inclinaci¨®n sexual no se usa para obtener el permiso de residencia¡±, concluyen.
De momento, la separaci¨®n temporal de Sahir y Mushtak parece inevitable. Esta semana, el partido ecologista y los socialistas radicales preguntar¨¢n por ellos, en el Parlamento, al ministerio de Justicia.
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