Macron I el rupturista impone su ley
El l¨ªder franc¨¦s utiliza su enorme poder para restringir ventajas de la clase pol¨ªtica
Emmanuel Macron demuestra d¨ªa tras d¨ªa que sabe interpretar muy bien ¡°el mandato del pueblo¡± al que este lunes ha prometido devolver su ¡°plena soberan¨ªa¡±. Por eso, el joven mandatario ha concentrado m¨¢s poder que ning¨²n otro presidente franc¨¦s desde la II Guerra Mundial y, a la vez, utiliza su indiscutible mando para recortar ventajas y prebendas de los pol¨ªticos. Para los populistas de izquierda y derecha, era el candidato del sistema. Los hechos indican, por el contrario, que resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil mantener esa tesis.
Tras haberse llevado por delante en las elecciones a toda la clase pol¨ªtica dominante de las ¨²ltimas d¨¦cadas, Macron ha arrancado la legislatura parlamentaria con otra emblem¨¢tica exhibici¨®n de poder¨ªo al convocar al Congreso ¡ªlas dos c¨¢maras¡ª en el palacio de Versalles.
Esa acumulaci¨®n de poder es en buena parte consecuencia directa de los errores del resto de partidos durante y despu¨¦s de la campa?a. Durante, porque fueron incapaces de movilizar al electorado. Y despu¨¦s, porque han aireado y culminado sus divisiones y rencillas. El peor ejemplo se da en el ya cad¨¢ver Partido Socialista. Lo acaban de abandonar el ganador de las primarias, Benoit Hamon, y el finalista y ex primer ministro Manuel Valls.
Pero esa concentraci¨®n de poder es lo que desean los franceses. Lo dice en Le Monde el profesor Pascal Perrineau, quien recuerda que el 88% considera que Francia quiere al frente ¡°un verdadero jefe¡±. Por tanto, al boicotear el acto de Versalles, ha cometido otro error el exsocialista Jean-Luc M¨¦lenchon, que por la m¨ªnima ha conseguido grupo parlamentario con desechos de la izquierda.
En esa h¨¢bil interpretaci¨®n del sentir ¡°del pueblo¡±, Macron ha desvelado en Versalles todo un programa regenerador de la vida pol¨ªtica que va mucho m¨¢s lejos de los prometidos en su d¨ªa por supuestos antisistema como M¨¦lenchon o la ultraderechista Marine Le Pen. El nuevo presidente recortar¨¢ un tercio los esca?os en ambas c¨¢maras (de 577 a 385 en la Asamblea y de 348 a 232 en el Senado), suprimir¨¢ el tribunal especial reservado para juzgar a miembros del Gobierno, introducir¨¢ dosis de proporcionalidad en la injusta ley electoral (que perjudicar¨¢ a los grandes partidos) y evaluar¨¢ cada ley a los dos a?os de aprobarse.
Ante las previsibles resistencias, Macron, ese que dicen era candidato del sistema, ha lanzado su amenaza propia del antisistema: si fuera necesario para sacar adelante esas reformas, convocar¨¢ consultas populares. Para que ¡°el pueblo¡± decida.
Macron ha expuesto en Versalles un rumbo: el poder ejercido con autoridad, el control f¨¦rreo de los pol¨ªticos y una apuesta sin matices por Europa. ¡°Un pueblo se deja guiar solo cuando se le ense?a un porvenir¡±, dec¨ªa Napole¨®n. En el palacio de Luis XIV, Macron ha dicho a los franceses que su plan pasa por romper con el pasado. Por ahora, le creen.
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