Contra la impunidad de los ¡®ecocidios¡¯
Juristas proponen que los cr¨ªmenes medioambientales sean juzgados por la Corte Penal Internacional
El fiscal ecuatoriano Fidel Jaramillo no duda. "Es un caso de impunidad", concluye sobre los vertidos de Texaco (que ahora forma parte de la estadounidense Chevron) en la amazonia ecuatoriana entre 1964 y 1992. Unas 500.000 hect¨¢reas y la salud de miles de personas se vieron afectadas por los vertidos continuados de residuos durante las actividades extractivas de petr¨®leo que la compa?¨ªa, junto a la empresa nacional de hidrocarburos, mantuvo hasta los noventa.
Un grupo de ind¨ªgenas ha emprendido una larga guerra en los tribunales. Jaramillo recuerda que son ya "24 a?os de lucha", desde que la empresa estadounidense dej¨® Ecuador. "Pero a¨²n no se ha logrado justicia y reparaci¨®n".
En 2013, consiguieron una importante victoria: un tribunal de Ecuador conden¨® a Chevron a pagar 9.500 millones de d¨®lares. Pero la fase m¨¢s complicada es en la que est¨¢n ahora. Cobrar. Porque Chevron desapareci¨® de Ecuador y ha sido imposible ejecutar la sentencia. "Tienen dinero para perpetuar este caso", se?ala Jaramillo sobre las decenas de millones que gasta la compa?¨ªa en abogados. Ecuador intenta que otros pa¨ªses, como Brasil, Argentina y Canad¨¢, bloqueen a la compa?¨ªa sus activos para ejecutar la sentencia. "Ser¨¢n diez a?os m¨¢s de lucha", vaticina Jaramillo. ?Y se lograr¨¢ ejecutar? "Tarde o temprano alg¨²n pa¨ªs tendr¨¢ que animarse¡ Pero es ponerse en contra de un gigante".
El caso de Chevron recuerda, aunque en una escala menor, al de la balsa de la mina Aznac¨®llar (Sevilla) que revent¨® en 1998. El Gobierno y la Junta de Andaluc¨ªa llevan a?os intentando recuperar los m¨¢s de 133 millones de euros que cost¨® descontaminar la zona tras el vertido de lodos t¨®xicos. Boliden, que explotaba la mina, cerr¨® su filial tras el desastre y se march¨® de Espa?a.
"No hay estructuras internacionales fuertes. Se deber¨ªa exigir la responsabilidad en el pa¨ªs del que es la matriz", opina el jurista Baltasar Garz¨®n. El exjuez de la Audiencia Nacional, a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Internacional Baltasar Garz¨®n, impulsa los llamados Principios de Madrid-Buenos Aires de Jurisdicci¨®n Universal, que persiguen que se incluyan los cr¨ªmenes medioambientales en el Estatuto de Roma, con el que se cre¨® la Corte Penal Internacional. "Hoy sabemos que si hay un genocidio habr¨¢ una respuesta nacional o en la Corte Penal Internacional; esa respuesta internacional es lo que hace falta en los casos de los cr¨ªmenes contra el medio ambiente", apunta Garz¨®n. "Reforzar¨ªa nuestra labor, ojal¨¢ se incluyeran", a?ade Antonio Vercher, coordinador de la Fiscal¨ªa de Medio Ambiente de Espa?a.
Los cr¨ªmenes medioambientales y su persecuci¨®n han centrado uno de los cursos de verano organizados por la Fundaci¨®n Internacional Baltasar Garz¨®n y la Universidad de Ja¨¦n, celebrados la semana pasada en el municipio jiennense de Torres.
La abogada escocesa Polly Higgins, otra de las participantes en el seminario, prefiere hablar de "ecocidios". Higgins, una de las letradas ambientalistas internacionales m¨¢s reconocidas, recuerda que el debate sobre el Estatuto de Roma (firmado en 1998) no es nuevo. En 1996, cuando se estaba discutiendo su redacci¨®n, los borradores incluyeron un apartado sobre cr¨ªmenes medioambientales. "Pero se elimin¨® del Estatuto de Roma y se cerraron las puertas", apunta Higgins, que achaca su desaparici¨®n a "las presiones" de varias potencias ¡ªcomo EE?UU, Reino Unido y Francia¡ª y de grandes corporaciones multinacionales dedicadas a la agricultura, la energ¨ªa nuclear y los combustibles f¨®siles. "Nos toca ahora incluir aquello que se perdi¨® en el Estatuto de Roma", propone esta abogada.
El derecho internacional ya cuenta con algunas experiencias de persecuci¨®n de estos delitos medioambientales, aunque ligadas a los "cr¨ªmenes de guerra", indica el abogado experto en derechos humanos Manuel Vergara. Como el caso 7150-496 de los juicios de Nuremberg tras la II Guerra Mundial. "Nueve oficiales alemanes fueron acusados de extraer madera de los bosques polacos durante la ocupaci¨®n", recuerda Vergara.
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