S?o Paulo captura a su ladr¨®n ilustrado
La polic¨ªa de It¨¢polis detiene a un joven por apropiarse de 384 libros de las bibliotecas p¨²blicas con el af¨¢n de leerlos
En la biblioteca municipal de It¨¢polis, un modesto municipio en el estado de S?o Paulo, estaban desapareciendo libros. Tantos, y a tanta velocidad, que la direcci¨®n resolvi¨® instalar unas c¨¢maras para encontrar a los responsables de la sangr¨ªa. La semana pasada la polic¨ªa municipal descubri¨® que en realidad era solo uno, un adolescente al que vieron sacar prestados dos t¨ªtulos mientras se llevaba otros cuatro escondidos en la mochila. Una vez en comisar¨ªa, el joven, Flavio Fernando de Oliveira, de 18 a?os, confes¨® que ten¨ªa en su casa m¨¢s ejemplares robados.
"Mi impresi¨®n personal es que puede tener alg¨²n tipo de trastorno psicol¨®gico, pero la familia dice que ¨¦l es normal", se?ala la polic¨ªa
Cuando los agentes fueron a confiscarlos al domicilio, una vivienda modesta a las afueras de It¨¢polis, se encontraron mucho m¨¢s. Hab¨ªa monta?as de libros en el cuarto de aquel chaval. Decenas de t¨ªtulos, de diferentes g¨¦neros y tem¨¢ticas, provenientes de las cinco bibliotecas de la ciudad. En total, 384 ejemplares robados, ordenados y esmeradamente cuidados, un alijo acumulado a base de incontables delitos pero tambi¨¦n un monumento a la pasi¨®n por la lectura de un adolescente solitario que prefer¨ªa las p¨¢ginas a la calle. Al ser preguntado qu¨¦ hac¨ªa con tantos tomos, que no hab¨ªa devuelto pero tampoco vendido, Flavio replic¨®: "Sobre todo, los le¨ªa".
Su hermana, Mar¨ªa de Oliveira, le cont¨® al diario Estad?o que el gusto por la lectura siempre hab¨ªa definido la personalidad de su hermano. "Desde peque?o, pasaba horas encerrado en su cuarto pasando p¨¢ginas", explica. "Hoy es muy ecl¨¦ctico, lee de todo. Yo siempre le veo leyendo. Es mejor que estar todo el d¨ªa en la calle, haciendo Dios sabe qu¨¦".
Esa pasi¨®n hab¨ªa crecido desmedidamente en los ¨²ltimos meses. Flavio hab¨ªa terminado el instituto y estaba esperando estudiar psicolog¨ªa en alguna universidad: la m¨¢s cercana est¨¢ a casi cien kil¨®metros de complicado transporte p¨²blico. El chico necesitaba un trabajo y la oportunidad no llegaba. Con tanto tiempo libre, se dispar¨® la demanda de libros con los que llenar el d¨ªa. As¨ª que comenz¨® a sisar de las bibliotecas, escuelas incluidas, como la ni?a Liesel Meminger de La ladrona de libros. "Me los llevaba para leerlos y pensaba devolverlos luego, pero acab¨¦ dej¨¢ndolos en casa", explica el chico. Cuando se le pregunta por qu¨¦ no lo hizo, se excusa: "Lo siento, no me encuentro muy bien. Hay mucha gente llamando, haciendo bromas, diciendo cosas. La situaci¨®n se ha vuelto desagradable". Su hermana tambi¨¦n insiste en la versi¨®n m¨¢s inocente posible de la historia: "No sab¨ªamos que consegu¨ªa los libros as¨ª. Siempre dec¨ªa que eran prestados o regalados".
La polic¨ªa maneja una teor¨ªa m¨¢s retorcida. "Mi impresi¨®n personal es que puede tener alg¨²n tipo de trastorno psicol¨®gico, pero la familia dice que ¨¦l es normal", valora el delegado de la polic¨ªa Daniel do Prado Gon?alves. "Voy a hacer una investigaci¨®n por hurto simple y mand¨¢rselo al juez, que sabr¨¢ qu¨¦ castigo imponerle", a?ade. Su madre, L¨²cia, ya ha contactado con un abogado para la futura defensa del joven.
De momento, Flavio se ha quedado sin los ejemplares. Los tiene la polic¨ªa, que los devolver¨¢ a las bibliotecas de donde fueron robados. Y aquel tendr¨ªa que haber sido el fin de la historia, con el cuarto vac¨ªo y el juicio pendiente. Pero d¨ªas despu¨¦s, cuando el caso se fue conociendo en los medios, la radio 104 FM recibi¨® una llamada. Era L¨²cia, alarmada por un giro imprevisto: "Est¨¢ preocupada por una nueva situaci¨®n", explic¨® en su nombre el presentador, Valcir Amaral. "Hay una romer¨ªa de personas que van hasta su casa con libros nuevos para regal¨¢rselos al chico".
S¨ªguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.