La larga sombra del ¨¦xito de Ruanda
La estabilidad y el crecimiento refuerzan a Paul Kagame, que busca la reelecci¨®n tras 17 a?os de poder
El mensaje se puede leer en cada pueblo, ciudad, plaza, estaci¨®n de autob¨²s o incluso sobre alguna loma: ¡°Vota Kagame¡±. Ruanda se prepara para elegir este viernes a su pr¨®ximo jefe de Estado en unos comicios en los que no se prev¨¦n grandes sorpresas. Paul Kagame, presidente del pa¨ªs de las mil colinas desde 2000 y candidato a la reelecci¨®n para un tercer mandato ¡ªposible tras una reforma constitucional propuesta por el propio presidente¡ª ha mostrado en el ¨²ltimo mes su poder de convocatoria y de m¨²sculo propagand¨ªstico en cada rinc¨®n de este Estado de ?frica central. La noche del mi¨¦rcoles, cientos de miembros del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR) de Kagame se encargaban de recoger los restos de la campa?a, que ha decorado de azul, blanco y rojo ¡ªlos colores del partido¡ª toda Ruanda. Una se?al de que la contestaci¨®n pol¨ªtica frente al mandatario es una mera ficci¨®n en uno de los pa¨ªses emergentes del continente.
Ser¨¢ la tercera elecci¨®n presidencial multipartidista del pa¨ªs desde el genocidio de 1994, que aniquil¨® a 800.000 personas entre tutsis (grupo al que pertenece el actual presidente) y hutus moderados. Desde entonces, Ruanda (12 millones de habitantes) ha estado dominada por un hombre y un partido.
Para Emmanuel, que tiene 24 a?os y estas ser¨¢n sus primeras elecciones presidenciales, solo cuenta Kagame. Pasea con su c¨¢mara por Gisenyi, en el oeste en la frontera ruandesa con la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo, tomando fotos de j¨®venes que se intercambian ropa. R¨ªen cuando se les pregunta por los nombres de los otros candidatos. ¡°?Hay otros? No sabemos ni c¨®mo se llaman. Amamos a Kagame y todo lo que est¨¢ haciendo por nuestra naci¨®n¡±, afirma Emmanuel.
Bajo el mandatario, que en octubre cumplir¨¢ 60 a?os, y su partido, el pa¨ªs se ha transformado en uno de los m¨¢s estables de ?frica, controlado por un Gobierno considerado de los menos corruptos. Vallas publicitarias recuerdan la ¡°tolerancia 0¡± al fraude o la prohibici¨®n del uso de bolsas de pl¨¢stico; las calles y avenidas est¨¢n limpias, las luces de las carreteras entre localidades alumbran las monta?as en las que se cultivan bananas, mandioca, papayas, o los campos de t¨¦ que perfuman la noche. Patrullas de polic¨ªas armados vigilan los lugares estrat¨¦gicos las 24 horas, un detalle que explica que los robos sean casi una excepci¨®n y el pa¨ªs un oasis para los turistas.
Ruanda presume del Parlamento con el mayor porcentaje de mujeres del mundo, el 61%, y una econom¨ªa en expansi¨®n que incluso utiliza drones para esquivar la complicada orograf¨ªa y enviar material sanitario, un m¨¦todo de transporte que est¨¢ revolucionando el sector. Hay Internet de alta velocidad instalado en todo el pa¨ªs, aunque en la pr¨¢ctica, la conexi¨®n sea irregular en las zonas rurales, y Ruanda tambi¨¦n se est¨¢ posicionando como un ejemplo en el uso de energ¨ªas renovables. Seg¨²n el reciente informe del Banco Mundial Africa doing business, Ruanda es el tercer pa¨ªs del continente en la clasificaci¨®n para emprender un negocio.
Pero sobre estos ¨¦xitos se abate tambi¨¦n una sombra. Expertos en conflictos como la danesa Ingrid Samset, de la Universidad de Leiden, explican que esa calma y paz que disfruta Ruanda tras el genocidio se ha construido a costa de las libertades civiles y de elecciones no competitivas. La ONG Human Rights Watch ha denunciado en repetidas ocasiones que algunos de los rivales pol¨ªticos del FPR han desaparecido o incluso han terminado muertos.
Contradicciones
A pesar de que el acceso al pa¨ªs de periodistas internacionales se realiza con normalidad, el a?o pasado el periodista Anjan Sundaram, que inform¨® durante cuatro a?os para The New York Times y la agencia norteamericana Associated Press, public¨® Bad News: Last Journalists in a Dictatorship (Malas noticias: los ¨²ltimos periodistas en una dictadura), donde ofrece una visi¨®n pesimista sobre la profesi¨®n en el pa¨ªs africano. En el libro incluye historias de periodistas que han sufrido censura y amenazas en los ¨²ltimos a?os. El propio servicio de la BBC en kinyaruanda (la lengua oficial) est¨¢ bloqueado desde 2014 por la emisi¨®n de un documental que cuestionaba el informe del Gobierno sobre el genocidio de 1994.
Los comicios de este viernes reflejar¨¢n algunas de las contradicciones de Ruanda. Por un lado, en t¨¦rminos geoestrat¨¦gicos, la necesidad de estabilidad que cotiza al alza en la regi¨®n y cuenta con el apoyo de Francia, Estados Unidos y China, que poco a poco adquiere m¨¢s peso empresarial en la zona. La frontera ruandesa con el Congo (las provincias de Kivu del norte y Kivu del sur), rica en recursos naturales, siguen siendo un foco de violencia que puede alterar el statu quo de la peque?a Ruanda, conocido como la Suiza africana. No obstante, el peso de la ayuda al desarrollo es todav¨ªa enorme. Para sacudirse esa dependencia, el pa¨ªs tiene que afrontar la diversificaci¨®n de la econom¨ªa, basada en la agricultura y el turismo.
Por otro lado, la apariencia de pluralidad democr¨¢tica se diluye por la falta de recursos econ¨®micos para hacer frente al m¨²sculo del FPR. El ¨²nico candidato que puede obtener este viernes alguna representaci¨®n, aunque escasa, es el l¨ªder del Partido Democr¨¢tico Verde, Frank Habineza, quien estar¨¢ en las papeletas despu¨¦s de a?os de luchar por registrar al partido que fund¨® en 2009.
El reto del desempleo
La juventud ha estado en el ¨²ltimo mes fuertemente movilizada, pero encontrar el sentir de queja es complicado. No obstante, las voces opositoras por la represi¨®n del pa¨ªs son m¨¢s evidentes en la di¨¢spora que vot¨® el jueves. Uno de los desaf¨ªos para los pr¨®ximos a?os ser¨¢ sin duda la de hacer frente a la tasa de desempleo juvenil a la que se enfrenta el pa¨ªs: un 23% de los que han acabado secundaria y un 18% de los que han terminado la universidad no encuentran trabajo y optan por el camino de hacer las maletas. Un 16% de los ruandeses que dependen de la agricultura como medio de subsistencia tambi¨¦n est¨¢n desempleados.
Habineza ha criticado abiertamente las pol¨ªticas del FPR relacionadas con el sistema agr¨ªcola, que obliga a los campesinos al monocultivo para vender a las cooperativas locales productos espec¨ªficos, en lugar de elegir por s¨ª mismos qu¨¦ plantan. Seg¨²n el pol¨ªtico verde, de 40 a?os, esta pol¨ªtica no ayuda a combatir la inseguridad alimentaria en algunas partes del pa¨ªs que se enfrentan a una sequ¨ªa extrema.
Philippe Mpayimana, de 47 a?os, es el tercer oponente, un candidato independiente que lleva como estandarte una pol¨ªtica de control de la natalidad que pretende que las mujeres no den a luz a m¨¢s de tres hijos. Patrick, un joven emprendedor de 24 a?os, bromea en Kigali sobre las posibilidades de estos aspirantes a plantar cara a Kagame en las elecciones: ¡°Es probable que la cuerda del bol¨ªgrafo no te d¨¦ para poder marcar la cruz de los otros candidatos¡±.
La mayor¨ªa de los observadores ven la victoria de Kagame como una conclusi¨®n inevitable que se ciment¨® a finales de 2015 durante un refer¨¦ndum para enmendar la Constituci¨®n y permitirle permanecer m¨¢s tiempo en el cargo. La victoria entonces de la propuesta del presidente por un 98,3% casi supone un avance de lo que pueda ocurrir en estos comicios, en los que se prev¨¦ que los votos dejados en las urnas consoliden a¨²n m¨¢s al FPR, y sobre todo a su l¨ªder.
Paul Kagame, cuyo mandato habr¨ªa terminado a finales de este a?o, podr¨ªa permanecer en el cargo hasta 2034. Y ya se encuentra entre los 10 l¨ªderes m¨¢s longevos de todo el continente africano. En las elecciones de 2003 y en 2010 ya arras¨® con m¨¢s del 90% de los votos.
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