Un callej¨®n sin salida
Para el gobierno, la nueva Constituci¨®n debe ser un manual para el ejercicio legal de la represi¨®n
La revoluci¨®n bolivariana ya solo es una ficci¨®n narrativa, un relato que cada vez se cuenta peor y resulta m¨¢s inveros¨ªmil. No hay manera de que el oficialismo esgrima un argumento m¨¢s o menos coherente que pueda ser cre¨ªble, que tenga alg¨²n gramo de dignidad. Cuando, en el acto de instalaci¨®n de la nueva Asamblea Nacional Constituyente, Delcy Rodr¨ªguez pregunta:¡°?Juran ustedes defendernos de las agresiones imperialistas de la derecha traidora?¡±, es imposible no recordar que su gobierno don¨® medio mill¨®n de d¨®lares para el evento de la toma de posesi¨®n de Donald Trump. Cuando invoca a la democracia y al ¡°poder originario¡±, es imposible no pensar en todas las denuncias sobre el reciente proceso electoral, empezando por el se?alamiento de la agencia Reuters que asegura que en la elecci¨®n del domingo 30 de julio no llegaron a votar cuatro millones de venezolanos. Cuando Rodr¨ªguez sentencia que la Constituyente lleg¨® ¡°para hacer justicia¡±, es imposible no traer a la memoria todas las im¨¢genes de la represi¨®n salvaje que los militares han ejercido sobre los ciudadanos en los ¨²ltimos meses¡Ya es evidente que, para ¡°los hijos de Ch¨¢vez¡±, la ideolog¨ªa no es m¨¢s que una puesta en escena. Ni son revolucionarios, ni son dem¨®cratas, ni siquiera son de izquierda. El oficialismo no solo se ha quedado sin pueblo. Tambi¨¦n se qued¨® sin discurso.
De hecho, Ch¨¢vez ha pasado a ser ahora un personaje secundario. El intento de crear un suceso simb¨®lico, trayendo de vuelta su retrato al edificio del Parlamento tampoco tuvo impacto, resonancia. El Comandante eterno?ya funciona como espect¨¢culo. En los ¨²ltimos dos a?os, Ch¨¢vez tambi¨¦n ha ido perdiendo presencia y fuerza en la ret¨®rica del oficialismo. Solo es un fetiche comercial, al parecer cada vez menos eficaz. La desideologizaci¨®n del oficialismo es una de las consecuencias m¨¢s palpables de todo este proceso. Tanto nacional como internacionalmente, se asume que ahora el chavismo es, en esencia, una corporaci¨®n mafiosa a la que le faltan ideas y le sobran armas.
El proyecto de la Constituyente forma de parte de esta misma fantas¨ªa hueca. La nueva Asamblea no existe para resolver los problemas del pa¨ªs sino los problemas del partido. Pero los conflictos de la mayor¨ªa de los venezolanos, esa tragedia que llamamos ¡°realidad¡±, contin¨²an aumentando, cada d¨ªa est¨¢n peor. La Constituyente no lograr¨¢ que baje la inflaci¨®n, que se termine la escasez. Su fin es otro y ha sido delatado con demasiada obviedad por el propio Maduro: enjuiciar y encarcelar a l¨ªderes de oposici¨®n; desactivar a la fiscal que ya no es c¨®mplice y que, entre otras cosas, puede sacar a la luz todos los negocios con Oderbrecht; censurar a los medios que no han sido leales en estos meses, legislar y controlar el uso de las redes sociales¡Est¨¢ claro que, para el Gobierno, la nueva Constituci¨®n debe ser un manual para el ejercicio legal de la represi¨®n. Nada m¨¢s.
El chavismo es, en esencia, una corporaci¨®n mafiosa a la que le faltan ideas y le sobran armas
Es verdad que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n vive ahora con una gran sensaci¨®n de derrota. Es verdad que, nuevamente, la dirigencia de la oposici¨®n est¨¢ obligada a reinventarse, a buscar y proponer nuevas formas de resistencia y de lucha en contra de una dictadura no convencional; pero tambi¨¦n es cierto que el oficialismo tiene por delante un panorama muy incierto y complicado. Sus l¨ªderes no tienen popularidad, su discurso pol¨ªtico est¨¢ totalmente devaluado, su v¨ªnculo con Ch¨¢vez se desvanece cada d¨ªa m¨¢s; han sacrificado las instituciones y la credibilidad del sistema, han perdido legitimidad internacional¡y siguen enfrentados al mismo pa¨ªs, un pa¨ªs que no los quiere, que no les cree.
Rechazar la negociaci¨®n e imponer la Constituyente ha llevado al oficialismo a un callej¨®n sin salida. Su gran enemigo sigue siendo la realidad y, frente a ella, la Constituyente no har¨¢ ning¨²n milagro. El conflicto sigue ah¨ª, en la gente, en las ansias de cambio. La multiplicaci¨®n de las c¨¢rceles no es una salida. Es un suicidio pol¨ªtico.
Alberto Barrera Tyszka es escritor venezolano.
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