Kenia vota en unas elecciones clave con el temor a una nueva ola de violencia
Casi 20 millones de ciudadanos acuden este martes a las urnas en la principal potencia de ?frica del Este
Kenia, la tierra de safaris, monta?as nevadas, costa cristalina y su activo y emergente rugir emprendedor acude a las urnas este martes polarizada y peligrosamente dividida entre las dos principales fuerzas pol¨ªticas: la del actual presidente Uhuru Kenyatta, candidato del partido Jubilee, y la de la coalici¨®n S¨²per Alianza Nacional (NASA, en sus siglas en ingl¨¦s), liderada por el opositor Raila Odinga que optar¨¢ por cuarta vez al sill¨®n presidencial. 19,6 millones de kenianos est¨¢n llamados a mantener su lealtad pol¨ªtica a estos dos oponentes o zarandear los desaf¨ªos de un pa¨ªs que sigue siendo la principal econom¨ªa en la regi¨®n de ?frica del Este.
Todas las miradas est¨¢n puestas en Kenia, ya que simboliza una piedra angular en el escenario de la lucha contra el terrorismo o como agente estabilizador de los vecinos Sud¨¢n del Sur y Somalia. El exsecretario de Estado estadounidense, John Kerry, quien dirige una delegaci¨®n de observadores del Carter Center, manifestaba?a unas horas de la apertura de los colegios electorales que conf¨ªa en que el pa¨ªs se levantar¨¢ despu¨¦s de las elecciones y pidi¨® a los l¨ªderes que favorecieran un proceso pac¨ªfico. ?
Los comicios de 2007 derivaron en un enfrentamiento que mat¨® a 1.100 personas y forz¨® a 600.000 a dejar sus hogares. Por temor a una nueva oleada de violencia poselectoral, algunas zonas del pa¨ªs ¡ªen especial los m¨¢s de 100 slums, o favelas, de Nairobi, como la gigantesca Kibera, hogar de un mill¨®n de personas¡ª hac¨ªan este lunes acopio de alimentos y agua, mientras la polic¨ªa acaparaba todos los kits de primeros auxilios
Noticias falsas
Pero adem¨¢s, hay otro temor que preocupa a los analistas: la propagaci¨®n de noticias falsas en las redes sociales como Facebook o en servicios de mensajer¨ªa instant¨¢nea como WhatsApp. Y sabiendo de la importancia de Internet para conquistar el voto indeciso, el Jubilee ha contratado los servicios de la compa?¨ªa de datos Cambridge Analytica que ha reclamado como ¨¦xitos la elecci¨®n de Donald Trump o el Brexit. La firma brit¨¢nica BTP Advisers, que colabor¨® en la campa?a de 2013, ser¨¢ el otro de los comodines de Kenyatta.
La campa?a electoral, la m¨¢s cara de la historia reciente con un coste de 400 millones de euros, seg¨²n la informaci¨®n suministrada por el propio Estado, ha estado dominada por un clima cargado de tensi¨®n. A una semana de que comenzara la votaci¨®n, Chris Msando, el responsable de administrar los sistemas inform¨¢ticos del voto electr¨®nico fue encontrado muerto a las afueras de Nairobi con uno de sus brazos cortados. Un hombre armado con un machete tambi¨¦n atac¨® la casa del vicepresidente William Ruto aunque se pudo resolver sin incidentes. El temor est¨¢ en el ambiente acrecentado por las declaraciones del l¨ªder opositor Odinga, quien hace unos d¨ªas subrayaba que la ¨²nica manera que tiene de ganar el partido en el poder es ama?ando los resultados.
La clave es reconocer la derrota
Kenia es un pa¨ªs de feudos ¨¦tnicos. La composici¨®n de sus condados y la propia distribuci¨®n de diputados desde las primeras elecciones multipartidistas de 1992 son buena muestra de ello.
En 2007, Raila Odinga, de la etnia l¨²o, perdi¨® frente al presidente, Mwai Kibaki (kikuyu), por muy pocos votos y se neg¨® a aceptar los resultados. Su rechazo deriv¨® en un enfrentamiento entre etnias por el que el actual jefe de Estado, Uhuru Kenyatta ¡ªentonces viceprimer ministro¡ª, fue llevado ante la Corte Penal Internacional. La causa qued¨® archivada por falta de pruebas.
Por eso, el ajustado margen que para este martes pronostican las encuestas hace que el discurso del odio pueda volver a prender. Por ello, ser¨¢ clave el papel de los dos principales l¨ªderes pol¨ªticos, y en especial el del que resulte derrotado, al aceptar, o no, el resultado que arrojen este martes las urnas.
Sin embargo, las sextas elecciones multipartidistas se tienen que leer tambi¨¦n en clave estructural. En los ¨²ltimos meses, Kenia ha visibilizado un malestar social creciente que ha conseguido poner contra las cuerdas a la Administraci¨®n de Kenyatta. Prueba de ello ha sido la sequ¨ªa de febrero declarada de ¡°desastre nacional¡± y que encareci¨® los precios de los alimentos, las huelgas prolongadas de m¨¦dicos y profesores, o los altos niveles de desempleo entre los j¨®venes despu¨¦s de la promesa incumplida del presidente de crear un mill¨®n de trabajos anuales desde 2013. La guinda es que seg¨²n un informe de 2016 de la consultora PricewaterhouseCoopers, Kenia es el tercer pa¨ªs m¨¢s corrupto del mundo.
A pesar de que se presentan ocho candidatos a la presidencia, las encuestas apuntan a un empate que podr¨ªa llevar al pa¨ªs a una segunda vuelta entre el Jubilee y el NASA. Por un lado, Kenyatta ha prometido educaci¨®n secundaria gratuita a partir de enero de 2018 o proporcionar atenci¨®n m¨¦dica libre de costos a personas mayores de 70 a?os. Parte de la pol¨ªtica implementada en estos ¨²ltimos cinco a?os ha consistido en una inversi¨®n masiva en infraestructura que ha contribuido a mantener el crecimiento econ¨®mico de m¨¢s del 5% desde 2013. La inauguraci¨®n de la l¨ªnea f¨¦rrea entre Mombasa y Nairobi construida por China a comienzos de junio ha desatado tambi¨¦n el debate sobre el papel que est¨¢ jugando el gigante asi¨¢tico en el desarrollo del pa¨ªs.
Odinga, por su parte, ha prometido entre otras medidas atajar ¡°el c¨¢ncer end¨¦mico de la corrupci¨®n¡±, garantizar una naci¨®n segura de alimentos, defender la libertad de prensa, o frenar la deuda p¨²blica que actualmente supone unos 33.000 millones de euros (53% del PIB). En junio de 2013, la deuda p¨²blica era de 16.000 millones.
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