Tres muertos durante la jornada de caos desatada en Charlottesville por una manifestaci¨®n racista
Una persona muere despu¨¦s de que un coche embistiese a una multitud de peatones y dos agentes fallecen en un helic¨®ptero que se ha estrellado a las afueras de la ciudad
El caos se apoder¨® este s¨¢bado de Charlottesville, un tranquilo municipio de 45.000 habitantes en Virginia. La mayor marcha de supremacistas blancos en los ¨²ltimos a?os en Estados Unidos deriv¨® en enfrentamientos con contramanifestantes que dejaron un muerto (una mujer de 32 a?os), al menos 34 heridos y un n¨²mero indeterminado de arrestados. El fallecimiento se produjo despu¨¦s de que un veh¨ªculo arrollase a un grupo de manifestantes de grupos cr¨ªticos con los supremacistas blancos que caminaban por la calle. Lo hizo "de forma premeditada", seg¨²n inform¨® la polic¨ªa.
La polic¨ªa detuvo por la tarde al conductor del veh¨ªculo. Un joven de 20 a?os, natural de Ohio, identificado como James Alex Fields. Est¨¢ acusado de varios delitos, entre ellos asesinato. En paralelo, el Gobierno federal ha abierto una investigaci¨®n sobre una posible violaci¨®n de derechos civiles en el atropello, es decir que estuviera motivado por una discriminaci¨®n racial. Tambi¨¦n por la tarde, un helic¨®ptero de la polic¨ªa que supervisaba los incidentes se estrell¨® a 11 kil¨®metros de Charlottesville y en el siniestro fallecieron dos agentes.
En un recorrido de EL PA?S al atardecer por el lugar de los hechos, resaltaba el nerviosismo general y la ausencia de transe¨²ntes en la normalmente apacible Charlottesville. Muchas vallas y un sinf¨ªn de polic¨ªas y militares armados y con escudos y m¨¢scaras antig¨¢s desplegados en las calles vac¨ªas, tambi¨¦n posicionados en azoteas. "Es muy triste", dec¨ªa Elke, de 53 a?os, una residente que paseaba a su perro cerca del Parque de la Emancipaci¨®n, ahora blindado y donde estall¨® la violencia por la ma?ana.
Elke aseguraba que cree en la ¡°libertad de expresi¨®n¡± pero dec¨ªa sentirse aterrada cuando vio que algunos de los supremacistas blancos iban armados. Y lamentaba, at¨®nita, que se hubiera utilizado un veh¨ªculo para atacar a personas, como ¡°ocurre en Par¨ªs o Londres¡±. El coche del atacante, completamente destrozado, segu¨ªa en el lugar de los hechos, rodeado de polic¨ªas y de un perimetro de seguridad de cinta amarilla. En la calzada donde tuvo lugar el atropello, hab¨ªa muestras de una escena interrumpida: botellas de agua, papeles, hojas de ¨¢rboles...
El presidente estadounidense, Donald Trump, conden¨® los sucesos, pero sin se?alar la responsabilidad principal de los supremacistas, repartiendo impl¨ªcitamente las culpas entre ellos y los contramanifestantes: "Condenamos en los t¨¦rminos m¨¢s en¨¦rgicos esta indignante manifestaci¨®n de intolerancia, odio y violencia en muchos lados", dijo desde sus vacaciones en Nueva Jersey.
Su primera reacci¨®n hab¨ªa sido un mensaje en Twitter en el que afirm¨®: "TODOS debemos estar unidos y condenar todas las posturas de odio. No hay lugar para este tipo de violencia en Am¨¦rica. ?Junt¨¦monos todos a una!". Miembros de su Partido Republicano. como el senador Jeff Flake o la congresista Illeana Ros, a diferencia del presidente, quisieron dejar claro su repudio al supremacismo blanco. Este domingo a primera hora, con el debate sobre la tibieza de Trump ante los radicales de derecha al rojo, su hija Ivanka Trump adopt¨® el papel de portavoz de lo que parece que a su padre por cuestiones de c¨¢lculo electoral le cuesta decir. Tuite¨® Ivanka: "No debe haber lugar para el racismo en esta sociedad, el supremacismo blanco y los neonazis". Corto y claro.
We ALL must be united & condemn all that hate stands for. There is no place for this kind of violence in America. Lets come together as one!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 12, 2017
El detonante de la violencia
La protesta y contraprotesta de este s¨¢bado fue la culminaci¨®n de meses de tensi¨®n en Charlottesville por la decisi¨®n del Ayuntamiento, paralizada temporalmente por la justicia, de retirar un monumento de la Guerra Civil. Es el ¨²ltimo ejemplo del revisionismo hist¨®rico que ha reabierto heridas raciales en los ¨²ltimos a?os en el sur de EE UU.
El Ayuntamiento hab¨ªa declarado ilegal el acto antes de su inicio. Bajo el lema Unir a la derecha, cientos de miembros de la ultraderecha racista americana se preparaban para reunirse en el Parque de la Emancipaci¨®n para protestar por el plan de retirada de una estatua en homenaje a Robert E. Lee (1807-1870), general del Ej¨¦rcito Confederado durante la Guerra Civil; la estatua ecuestre est¨¢ en este mismo parque, que se llamaba Parque Lee antes de que el ayuntamiento lo renombrase en el proceso de debate sobre la retirada del bronce del comandante a caballo. Los extremistas de derecha reivindican como un s¨ªmbolo hist¨®rico del poder blanco sure?o que luch¨® contra los Estados del Norte sin ¨¦xito por mantener el sistema de esclavitud de los negros. Los defensores de la retirada de la estatua la consideran la preservaci¨®n de un s¨ªmbolo racista.
Los supremacistas blancos, incluidos elementos del Ku Klux Klan, mostraban banderas confederadas y coreaban consignas nazis. Al toparse en el parque con los contramanifestantes, entre ellos la agrupaci¨®n antirracista Black Lives Matter (Las vidas negras importan), rompi¨® la violencia, con los antidisturbios de por medio tratando de despejar la plaza en un ambiente de ira. En ambos bandos, hab¨ªa individuos pertrechado con cascos y palos. Hubo intercambios de golpes e incluso se utilizaron gases pimienta y lacrim¨®genos en las agresiones. El Gobierno estatal activ¨® el estado de emergencia y despleg¨® un fuerte contingente de cuerpos antidisturbios y llam¨® a la Guardia Nacional, el Ej¨¦rcito de reserva del Estado.
I am heartbroken that a life has been lost here. I urge all people of good will--go home.
— Mike Signer (@MikeSigner) August 12, 2017
Entre los asistentes a la marcha supremacista, estaba David Duke, el exl¨ªder del Ku Klux Klan. Antes de los disturbios, Duke dijo a la prensa que los manifestantes ¡°iban a cumplir las promesas de Donald Trump¡± de ¡°recuperar de vuelta nuestro pa¨ªs¡±. Durante la campa?a electoral, Duke elogi¨® a Trump y el republicano rechaz¨® inicialmente desmarcarse de ese apoyo, lo que le vali¨® un alud de cr¨ªticas.
El movimiento supremacista blanco, conformado por una constelaci¨®n de distintos grup¨²sculos cuya presencia es m¨¢s significativa en estados sure?os como Virginia, ha experimentado un repunte de actividad y visibilidad en los ¨²ltimos tiempos al calor de la controversia en torno a los planteamientos de corte xen¨®fobo y nacionalistas de Trump.
El concepto de alt-right (derecha alternativa) ha salido de las cloacas y se ha afianzado en los ¨²ltimos meses con el auge de Trump. El republicano ha lanzado gui?os a la derecha racista, que se siente reforzada tras su ¨¦xito electoral por las coincidencias con su ret¨®rica contra la inmigraci¨®n y la correcci¨®n pol¨ªtica. El estratega jefe del presidente es Steve Bannon, un connotado agitador de la extrema derecha.
El suceso en Charlottesville, una localidad rodeada de colinas verdes y conocida por acoger la Universidad de Virginia, es el incidente racial m¨¢s grave en sus siete meses de presidencia. Su pacata condena de lo sucedido, sin culpar a los racistas, indica que Trump se ha encontrado con un problema nuevo de doble filo: ?c¨®mo deslindar su verborrea pol¨ªticamente incorrecta de la violencia at¨¢vica de algunos americanos que creen ver en sus discursos luz verde para romper el tablero pol¨ªtico a pu?etazos?
Tensiones previas
La situaci¨®n en Charlottesville se hab¨ªa comenzado a caldear ya el viernes por la noche cuando los primeros centenares de manifestantes supremacistas llegados a la ciudad se juntaron en el campus de la Universidad de Virginia, junto a una estatua de Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de EE UU, para lanzar sus primeros c¨¢nticos de protesta, con proclamas como "Las vidas de los blancos importan" o "No nos sustituir¨¦is". Muchos llevaban pancartas a favor de Trump. Y como ya hicieron en mayo, protagonizaron un tenebroso desfile en la noche con antorchas llameantes.
Un grupo de contramanifestantes acudi¨® a repudiar la concentraci¨®n de la v¨ªspera y all¨ª tambi¨¦n tuvieron lugar instantes de tensi¨®n entre un bando y otro. La polic¨ªa tuvo que intervenir y al menos una persona sali¨® esposada del lugar.
La polic¨ªa estatal de Virginia se prepar¨® para la jornada del s¨¢bado con m¨¢s de 1,000 agentes. El Gobierno del Estado pidi¨® a los ciudadanos que no se acercasen al punto m¨¢s caliente, el Parque de la Emancipaci¨®n, y muchos de los locales de la zona cerraron para evitar incidentes y en protesta por la presencia de grupos supremacistas.
El alcalde Charlottesville, Mike Signer, rechaz¨® de antemano el acto como "un desfile cobarde de odio e intolerancia". No era su primer mal trago con los racistas ultramontanos. Hace un mes la ciudad vivi¨® otra jornada similar con una manifestaci¨®n del Ku Klux Klan, motivada tambi¨¦n por su oposici¨®n al proyecto de retirada de la estatua del general Lee, que termin¨® con 23 arrestados pero con escasos altercados con los grupos de contramanifestantes.
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