El colectivo LGBTI, v¨ªctima del conflicto en Colombia, reclama un trato diferencial
Un informe registra m¨¢s de 2.000 hechos violentos contra esta poblaci¨®n durante medio siglo de guerra


Darla Cristina Gonz¨¢lez vivi¨® el conflicto colombiano por dentro y por fuera de la guerrilla. Cuando ten¨ªa 13 a?os fue reclutada por las FARC. Siempre estuvo en riesgo de ir a un consejo de guerra y morir fusilada. Es transexual y se vol¨® del grupo guerrillero por miedo. Ahora tiene 32 a?os y es la coordinadora de la mesa de v¨ªctimas en Nari?o (Sur), desde donde reclama un trato diferencial para la poblaci¨®n LGBTI que sufri¨® la guerra que por m¨¢s de 50 a?os desangr¨® al pa¨ªs.
¡°En esto todos tienen responsabilidad. Por el lado de la guerrilla se deber¨ªa empezar, al menos, porque el secretariado de las FARC permita de su gente salga del closet. Con la entrega de armas los milicianos empiezan un nuevo camino, pero siguen estando bajo una estructura de obediencia de mando, en donde est¨¢ prohibido ser gay, lesbiana o transexual¡±, dice Darla Cristina Gonz¨¢lez, una de las m¨¢s de 1.800 personas que aparecen en el registro de v¨ªctimas bajo la categor¨ªa LGBTI en m¨¢s de 2.000 hechos violentos contabilizados durante el enfrentamiento entre la insurgencia y el Estado. La necesidad de que exista un trato diferencial para esta poblaci¨®n en la implementaci¨®n del acuerdo de paz ha sido retratada por la ONG Colombia Diversa en el informe Vivir bajo sospecha, que se presenta este mi¨¦rcoles en Bogot¨¢.
En los casos que relata el documento se evidencia que el detonante para ser objeto de la violencia en medio del conflicto era simplemente ser o parecer diferente. Los hechos m¨¢s denunciados son el desplazamiento forzado (73,3%), las intimidaci¨®n (14,2%), los homicidios (5,3) y la violencia sexual (2,4%). Los victimarios fueron todos. Los golpes ven¨ªan de la izquierda y la derecha. Las historias hablan de las FARC, los paramilitares, los agentes estatales.
En 2003, en Sucre, en el norte del pa¨ªs, alias El oso, uno de los l¨ªderes del bloque Montes de Mar¨ªa de las Autodefensas Unidas de Colombia (grupo paramilitar de derecha extrema) oblig¨® a varios hombres gais a participar en peleas de boxeo en honor de su comandante. Fue en la plaza p¨²blica, delante de todo el pueblo ¡°Este evento constituye un hecho de violencia por prejuicio que se demuestra por un trato discriminatorio donde las personas LGBT estuvieron forzadas al rid¨ªculo, la burla en su dignidad y la humillaci¨®n p¨²blica¡±, se?ala el informe que pretende llamar la atenci¨®n sobre la falta de reconocimiento de estas v¨ªctimas.
En el a?o 2000, un l¨ªder del frente 27 de la FARC oblig¨® a Ver¨®nica (activista transexual) a revelar los nombres de todos los hombres gais y transexuales que conociera. Era una lista negra en donde deb¨ªa se?alar adem¨¢s con quienes hab¨ªa tenido relaciones sexuales. La orden fue seguida por la advertencia de abandonar el pueblo, en el Meta (en pleno centro del pa¨ªs). Ver¨®nica y su familia fueron desplazados.
Marcela S¨¢nchez, directora de Colombia Diversa, habla de las preocupaciones que persisten. ¡°Para muchos no es claro que la discriminaci¨®n es una violaci¨®n a los derechos humanos y se ha naturalizado ese tipo de comportamientos¡±. Dice que el Estado no ha hecho el esfuerzo suficiente para que la condici¨®n de pertenecer a la comunidad LGBTI sea tomada como una clara motivaci¨®n de homicidios y amenazas. Estos delitos -asegura- deben estar sujetos a otros criterios que no sean los mismos que se aplican a la poblaci¨®n en general.
Se denuncia poco y hay un subregistro que est¨¢ motivado justamente por esa falta de claridad que se?ala S¨¢nchez, quien reitera las recomendaciones que seg¨²n la organizaci¨®n que lidera deber¨ªa tener en cuenta la jurisdicci¨®n especial para la paz. Menciona la reparaci¨®n integral como clave para transformar las condiciones del contexto que permitieron que ocurrieran los hechos violentos y la implementaci¨®n de medidas para la memoria como forma de garant¨ªa de no repetici¨®n, que visibilice la violencia por prejuicio hacia esta poblaci¨®n.
¡°Necesitamos una pol¨ªtica p¨²blica en ese sentido. Llevamos seis a?os trabajando en su construcci¨®n, pero no ha habido voluntad para sacarla adelante. Hay una polarizaci¨®n en el pa¨ªs que utiliza este debate como bandera, los intereses electorales parecen estar por encima de nosotros¡±, reclama Darla Cristina Gonz¨¢lez, que recuerda que tras los cambios que se le hicieron al acuerdo de paz despu¨¦s de ganar el no en el plebiscito, los LGBTI fueron borrados de varios puntos. "Lo que se acord¨® qued¨® sobre todo en t¨¦rminos de hombres y mujeres. Nos quitaron mucho de lo que hab¨ªamos logrado", lamenta. Pr¨¢cticamente quedaron solamente en el punto 5, el de las v¨ªctimas.
Reconocer p¨²blicamente la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero en las zonas de conflicto armado sigue siendo para las personas que sienten diferente una sentencia de muerte, persecuci¨®n o desplazamiento. Colombia Diversa recuerda que los grupos al margen de la ley arrasaron con poblaciones enteras y por la fuerza impusieron la heterosexualidad como la ¨²nica forma de orientaci¨®n sexual posible. ¡°Como consecuencia de esa doctrina todav¨ªa muchas personas estar siendo rechazados", dice la exguerrillera que ahora lidera la pol¨ªtica publica de diversidad de g¨¦nero en Nari?o, en donde se mueve rodeada de escoltas. El pa¨ªs no le ha podido garantizar vivir como quiere. ¡°El acuerdo con las FARC es una oportunidad para demostrar la responsabilidad de la sociedad. La discriminaci¨®n no puede seguir estando en el juego pol¨ªtico¡±.
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