Cientos de neonazis desfilan en Berl¨ªn en honor a un lugarteniente de Hitler
La autorizaci¨®n de la marcha en el aniversario de la muerte de Rudolf Hess ha sido fruto de un tira y afloja judicial
El verano oto?al berlin¨¦s dio tregua y el s¨¢bado amaneci¨® soleado a las afueras de la ciudad. Algo menos de medio millar de neonazis decidi¨® dedicar la esplendorosa ma?ana a manifestarse para glorificar la figura de Rudolf Hess. El objetivo confesado y autorizado de la marcha era conmemorar el 30 aniversario de la muerte de lugarteniente de Adolf Hitler que con 93 a?os se suicid¨® en la c¨¢rcel de Spandau, al oeste de Berl¨ªn en 1987.
La autorizaci¨®n de la marcha ha sido fruto de un tira y afloja judicial que ha marcado hasta el ¨²ltimo detalle del desfile. A los participantes se les advirti¨® que no pod¨ªan mostrar simbolog¨ªa nazi, como proh¨ªbe el c¨®digo penal alem¨¢n ni hacer saludos hitlerianos. No les permitieron tampoco glorificar la imagen de Hess ni de palabra ni con im¨¢genes. A los asistentes a la marcha se les fue controlando una por una las banderas y s¨ªmbolos que llevaban encima.?
Andreas Geisel, senador berlin¨¦s para asuntos de Interior, expres¨® sin tapujos las contradicciones que tuvieron que sopesar los responsables de la autorizaci¨®n de la marcha en declaraciones a la cadena de radio RBB. ¡°Me hubiera gustado mucho prohibirla¡±, asegur¨®. ¡°Hemos estudiado el caso de cerca y concluido que desafortunadamente el orden democr¨¢tico constitucional tambi¨¦n se aplica a los gilipollas¡±.?
Los neonazis que este s¨¢bado desfilaron en el distrito de Spandau eran en su gran mayor¨ªa hombres, vestidos de negro y blanco y entregados a las teor¨ªas conspirativas. Los activistas de extrema derecha sostienen que Hess no se suicid¨®, sino que fueron esp¨ªas brit¨¢nicos los que acabaron con la vida del estrecho colaborador de Hitler.
Poco antes de las doce de la ma?ana, grupos de hombres corpulentos, con cuellos tatuados y cara de muy pocos amigos fueron llegando a la estaci¨®n central de Spandau en medio de un impresionante despliegue policial. Los agentes habilitaron una de las salidas de la estaci¨®n para que los neonazis accedieran a la concentraci¨®n, rodeada por decenas de furgones policiales.
Sobre la una y media de la tarde arranc¨® la marcha encabezada por una pancarta blanca y negra en la que se le¨ªa: ¡°No nos arrepentimos de nada¡±. Un neonazi, con pantal¨®n negro y camisa blanca ¡ª¡°estoy de luto¡±¡ª, la cara perforada con anillos y la piel decorada con tatuajes de explicaba por qu¨¦ hab¨ªa venido este s¨¢bado a Spandau desde Baviera. ¡°Hess no muri¨®, lo mataron los ingleses. No quieren reabrir el caso, pero es necesario que lo hagan¡±, explica sin querer dar su nombre. Un rato m¨¢s tarde llega una joven con una amiga; ambas han venido a manifestarse y est¨¢n entregadas a las teor¨ªas conspiranoides. ¡°No puede ser que no abran el dossier¡±. Preguntada por qu¨¦ opini¨®n le merece Hess ofrece una respuesta sorprendente: ¡°Aqu¨ª en Alemania es mucho m¨¢s querido de lo que se piensa¡±.?
Grupos antifascistas hab¨ªan convocado una contramarcha a la misma hora y en el mismo lugar. Los furgones policiales y un millar de agentes ejercieron de parapeto. Los activistas de izquierdas trataron de bloquear la marcha y flanquearon a los manifestantes de extrema derecha al grito de ¡°nazis fuera¡±.?
La c¨¢rcel donde muri¨® Hess fue m¨¢s tarde destruida para evitar que se convirtiera en un lugar de peregrinaci¨®n
Hess cumpl¨ªa cadena perpetua en Spandau tras ser condenado en el proceso de N¨²remberg hasta su suicidio en agosto de 1987. La c¨¢rcel de este suburbio berlin¨¦s fue m¨¢s tarde destruida para evitar que se convirtiera en un lugar de peregrinaci¨®n.?
A las autoridades alemanas les preocupa las actividades de los extremistas de extrema derecha, presentes en todo el pa¨ªs y autores de numerosos cr¨ªmenes contra inmigrantes y refugiados. Los servicios de inteligencia interior alemana cifran en 24.350 extremistas de extrema derecha. Un total 12.100 de ellos estar¨ªan dispuestos a cometer actos violentos. ?
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