C¨®mo protegemos nuestras democracias en la era digital
Entender la complejidad de las nuevas tecnolog¨ªas es crucial para garantizar la integridad de las elecciones
En los ¨²ltimos a?os, las democracias han sido objeto de ataques cibern¨¦ticos. El blanco de este nuevo tipo de amenaza son los procesos electorales, como han sido los casos de las elecciones presidenciales de Francia y Estados Unidos y del referendo en Reino Unido.
C¨®mo ocurre a menudo, la tecnolog¨ªa es una oportunidad y un reto. Oportunidad porque las tecnolog¨ªas fomentan nuevas formas de participaci¨®n ciudadana, movilizaci¨®n pol¨ªtica e inclusi¨®n social. Y es un reto porque estas tecnolog¨ªas tambi¨¦n permiten la desinformaci¨®n y la polarizaci¨®n del debate pol¨ªtico.
No es sencillo encontrar el justo equilibrio. ?C¨®mo preservamos la integridad de la democracia en la era digital? Una comisi¨®n de reflexi¨®n encabezada por el expresidente de Estonia, Toomas Ilves, empez¨® a analizar este desaf¨ªo. Los intentos por vulnerar la integridad de procesos electorales y de la democracia pueden clasificarse en tres grandes categor¨ªas.
La primera y m¨¢s directa de dichas formas es el hackeo?electoral, procedimiento a trav¨¦s cual los hackers y sus phishing?vulneran los sistemas de comunicaci¨®n de figuras pol¨ªticas (como sucedi¨® en Francia en la segunda vuelta de las ¨²ltimas elecciones presidenciales), de partidos pol¨ªticos (como fue el caso de Estados Unidos cuando el hacker?ruso "Fancy Bear" atac¨® los servidores del partido Dem¨®crata) y de Parlamentos (ejemplo de ello, los ataques perpetrados en Alemania y en Reino Unido). M¨¢s que espionaje pol¨ªtico, el hackeo?es una vulneraci¨®n deliberada de la integridad de elecciones democr¨¢ticas que tiene como objetivo favorecer a un candidato sobre otro. De hecho, la difusi¨®n de informaciones distorsionadas ¡ªconocido como doxing¡ª es un procedimiento selectivo y estrat¨¦gico que tiene por objeto inclinar la balanza electoral en favor de un candidato.
La segunda forma de ataque a la integridad de procesos electorales es m¨¢s discreta, pero no por eso menos nefasta. Se trata de la polarizaci¨®n pol¨ªtica que generan las noticias falsas (o fake news). En las redes sociales, estas noticias falsas se difunden a gran velocidad, sin ning¨²n tipo de control ni contrapeso, y muchas veces son amplificadas en Twitter por cuentas automatizadas o robots conocidos como bots. Asimismo, en la era digital, el flujo de contenido personalizado de Facebook (o news feed) es una importante fuente de informaci¨®n para los ciudadanos. La consecuencia perversa es que las opiniones pol¨ªticas se polarizan, exacerbadas por los algoritmos de las redes sociales que nos llevan hacia informaciones que coinciden con las nuestras. En este sentido, nuestro news feed debilita la deliberaci¨®n democr¨¢tica y radicaliza las convicciones.?
La tercera forma de ataque a la integridad de procesos electorales se vincula a la usurpaci¨®n de identidad, al hacking?de registros electorales y la intervenci¨®n de los resultados electorales. Si bien estos ataques han sido espor¨¢dicos hasta ahora, se han vuelto m¨¢s frecuentes a medida que los procesos elecciones que se realizan cada vez m¨¢s en l¨ªnea y la generalizaci¨®n de la identidad digital. Hemos visto estos riesgos en las elecciones de Ucrania en 2014 y m¨¢s recientemente en Kenia.
En este contexto, innovaciones tecnol¨®gicas est¨¢n surgiendo para "blindar" los procesos electorales. Por ejemplo, la start-up estadounidense de voto electr¨®nico Follow My Vote propone aumentar la transparencia de los resultados de las elecciones estadounidenses al permitir a los electores realizar una verificaci¨®n independiente de sus boletas electorales. En Colombia, la iniciativa Plebiscito Digital apalanc¨® la tecnolog¨ªa de cadena de bloques o blockchain?para permitir a los colombianos del exterior no-registrados en el registro electoral expresaran su opini¨®n en el plebiscito por la paz en 2016.
No obstante, si bien tales soluciones se basan en tecnolog¨ªas de punta, como son la criptograf¨ªa y la tecnolog¨ªa blockchain, se ven obstaculizadas por la reticencia de los electores a confiar informaci¨®n de identificaci¨®n personal a un registro de datos. Estonia es el ¨²nico pa¨ªs donde la casi totalidad de las comunicaciones con los servicios p¨²blicos se realiza en forma virtual y donde la identidad digital permite a los ciudadanos votar en l¨ªnea. La criptograf¨ªa impide la falsificaci¨®n de las boletas electorales al mantener la integridad de los datos y garantizar que los votos sean an¨®nimos y no susceptibles de intervenci¨®n ni alteraci¨®n. En Filipinas se est¨¢ llevando a cabo a prueba un m¨¦todo h¨ªbrido donde si bien los electores deben todav¨ªa concurrir f¨ªsicamente a los lugares de votaci¨®n, los registros electorales est¨¢n protegidos mediante la tecnolog¨ªa blockchain.
En el mundo digital, es imperativo que las autoridades electorales sean capaces de controlar la complejidad de las nuevas tecnolog¨ªas para garantizar la integridad de los procesos de votaci¨®n. Esto, junto con una nueva gobernanza cibern¨¦tica internacional, nos permitir¨¢ evitar una crisis de confianza de los ciudadanos en las instituciones democr¨¢ticas.
Carlos Santiso es el jefe de la Divisi¨®n de Innovaci¨®n para Servir al Ciudadano del Banco Interamericano de Desarrollo y Mariana Dahan es la fundadora del World Identity Network y miembro del Global Blockchain Business Council.
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