Excursiones por el B¨®sforo para ense?ar un nuevo mundo a las mujeres turcas
Un ayuntamiento de Estambul organiza paseos por el estrecho mar¨ªtimo para que amas de casa que habitualmente no salen de su c¨ªrculo familiar tomen conciencia de sus derechos y sus posibilidades
?Conocen a alg¨²n barcelon¨¦s que jam¨¢s haya pisado La Rambla o a alg¨²n madrile?o que no haya visto la Puerta del Sol? En Estambul, una urbe mastod¨®ntica de m¨¢s de 15 millones de habitantes que se extiende a lo largo de setenta kil¨®metros, hay habitantes que en su vida han visto el B¨®sforo, la lengua marina que separa los continentes de Asia y Europa y divide la ciudad en dos mitades. Por ejemplo G¨¹lsen, una mujer de cuarenta a?os procedente de Sivas (centro de Turqu¨ªa), que, pese a haber residido durante cinco lustros en Estambul, jam¨¢s se hab¨ªa acercado al B¨®sforo. Hasta esta semana, cuando particip¨® en una excursi¨®n organizada por el Ayuntamiento de Maltepe. ¡°Estoy entusiasmada, esto es muy bonito¡±, asegura emocionada desde la cubierta del barco que la introduce en el famoso estrecho y le permite deleitarse observando por primera vez los monumentales palacios y mansiones que pueblan sus orillas.
Esta es la raz¨®n por la cual, hace dos a?os, la alcald¨ªa de Maltepe -un distrito asi¨¢tico de Estambul de medio mill¨®n de habitantes- decidi¨® comenzar a organizar estos recorridos en barco por el B¨®sforo. Durante este mes de agosto se han organizado 18 excursiones en las que han participado m¨¢s de 5.000 vecinas de los diferentes barrios del distrito. ¡°Hay muchas amas de casa que pasan todo el d¨ªa atendiendo su hogar, cocinando, limpiando... S¨®lo salen para hacer la compra y algunas ni siquiera han ido m¨¢s all¨¢ de su barrio o incluso de su calle durante a?os¡±, explica un funcionario municipal. ¡°Nuestro objetivo es que estas mujeres puedan disfrutar tambi¨¦n de las bellezas de Estambul¡±, a?ade. Es el caso de Nazife Tun?, de 67 a?os, que ha dedicado toda su vida a la familia: primero a criar a sus cuatro hijos, ahora a cuidar de sus nietos. Cada d¨ªa se levanta a las siete de la ma?ana y entre adecentar la casa y preparar comida para las cuatro familias -todas viven en el mismo bloque de apartamentos- se le echa la noche encima. ¡°Hoy no he cocinado. Si quieren, que coman fuera. Hoy me reservo el d¨ªa para m¨ª¡±, afirma satisfecha, mientras las olas del mar zarandean la embarcaci¨®n. Es toda una declaraci¨®n de intenciones para una mujer que no se concede un d¨ªa de asueto en una buena temporada: hace una d¨¦cada desde sus ¨²ltimas vacaciones; 13 a?os desde la ¨²ltima vez que visit¨® el B¨®sforo.
El paseo por el estrecho estambul¨ª, pasar un d¨ªa ¡°alejadas de las penurias cotidianas¡±, entre amigas y vecinas, charlando, riendo, bailando sobre cubierta, sin preocuparse por los quehaceres del hogar o las exigencias del marido, son s¨®lo una excusa. ¡°El objetivo es mostrarles que fuera del hogar, fuera del cuidado de los ni?os y del marido, hay todo otro mundo. Y que ellas tambi¨¦n pueden participar en ¨¦l. Pueden participar en la vida social, pueden trabajar...¡±, afirma Canan D?ner, directora de Servicios a la Mujer, la Familia y los Discapacitados de esta alcald¨ªa controlada por el partido socialdem¨®crata CHP. Una actividad tan aparentemente sencilla como una excursi¨®n por el B¨®sforo puede abrir muchas puertas y servir para poner un granito de arena en la liberaci¨®n de la mujer en un contexto dominado por una abrumadora mentalidad patriarcal.
Entre canciones y bailes -un d¨²o musical ameniza el paseo en barco-, las funcionarias municipales explican a las asistentes los servicios que tienen a su disposici¨®n y les informan de sus derechos. En su mayor¨ªa, quienes participan en estas actividades son, seg¨²n D?ner, mujeres de ¡°bajos niveles econ¨®micos y de estudios, que dependen de los ingresos de sus maridos¡±. Algunas, que acuden por primera vez, se muestran reacias incluso a hablar con otras vecinas o a dejarse fotografiar, por miedo al qu¨¦ pensar¨¢n sus esposos. ¡°Pero despu¨¦s de un poco de charla, comienzan a abrirse, nos piden y proponen cosas¡±, apunta. De hecho, en el barco viajan tambi¨¦n tres psic¨®logas municipales que reparten encuestas y aprovechan as¨ª para estudiar la situaci¨®n de las familias de Maltepe y sus necesidades, adem¨¢s de preguntar a las mujeres qu¨¦ actividades les gustar¨ªa que ofertase el Ayuntamiento. ¡°Esto nos permite afinar nuestras pol¨ªticas¡±, arguye la directora municipal.
G¨¹lsen, por ejemplo, pasados los primeros apuros de hablar con unos desconocidos, afirma que despu¨¦s de esta, le gustar¨ªa participar en otras actividades del Ayuntamiento. Por ejemplo en las fiestas entre semana que organiza para que las mujeres del distrito ¡°entren en contacto entre s¨ª y socialicen¡±; en los cursos de alfabetizaci¨®n y educaci¨®n o en los talleres en los que se ense?an oficios, desde la fabricaci¨®n de vidrio a cocina y pasteler¨ªa, cuya producci¨®n luego llega al p¨²blico a trav¨¦s de restaurantes y tiendas con los que la alcald¨ªa mantiene acuerdos.
En Turqu¨ªa, s¨®lo trabajan fuera del hogar un 30 % de las mujeres, y personas como Canan D?ner est¨¢n dispuestas a revertir esta cifra tan baja: ¡°Una mujer que gana dinero, no s¨®lo contribuye a la econom¨ªa familiar, sino que aumenta la confianza en s¨ª misma y esto lo transmite tambi¨¦n en la educaci¨®n de sus hijos¡±. La se?ora Nazife Tun? concuerda con ello: ¡°Ahora las mujeres son m¨¢s libres, no como en mi ¨¦poca. Si pudiese volver atr¨¢s, estudiar¨ªa y buscar¨ªa un empleo. En lo que fuese. Porque as¨ª, ahora tendr¨ªa una pensi¨®n y podr¨ªa gastarme el dinero en lo que me diese la gana¡±.
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