Los republicanos vuelven a fracasar en su intento de reformar la ley sanitaria de Obama
Tres senadores conservadores rechazan la ¨²ltima propuesta, lo que imposibilita su aprobaci¨®n
El Partido Republicano tira la toalla. La c¨²pula conservadora del Senado anunci¨® este martes que pospone indefinidamente su intento de aprobar una propuesta de ley que acabar¨ªa con la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama. Tras siete a?os prometiendo derogar Obamacare, las divisiones internas han vuelto a impedir la aprobaci¨®n de una contrarreforma. Ya hab¨ªa habido dos intentos fallidos desde que Donald Trump asumi¨® la presidencia en enero.
Los republicanos tienen hasta el 30 de septiembre para aprobar por mayor¨ªa simple su iniciativa sanitaria. Pero tres de sus senadores anunciaron que se opon¨ªan a la ¨²ltima propuesta de ley, impulsada por Lindsey Graham y Bill Cassidy, por lo que el partido carece de apoyos para un voto por mayor¨ªa simple. Tras descartar celebrar un voto esta semana, los conservadores no tienen otra alternativa que buscar una soluci¨®n consensuada con los dem¨®cratas en las pr¨®ximas semanas o esperar a m¨¢s adelante.
Los republicanos controlan 52 de los 100 esca?os de la C¨¢mara Alta. Solo pod¨ªan permitirse perder a dos senadores dado que el vicepresidente, Mike Pence, romper¨ªa un empate a 50 en su calidad de presidente del Senado. A partir de octubre, necesitar¨ªan 60 votos a favor para aprobar su propuesta de ley, seg¨²n el reglamento de la C¨¢mara, lo cual ser¨ªa imposible dado el rechazo un¨¢nime de los dem¨®cratas.
Dos republicanos, el veterano John McCain y el libertario Rand Paul, ya hab¨ªan avanzado su oposici¨®n a la ¨²ltima norma. La moderada Susan Collins, de Maine, lo hizo el lunes. Y los senadores Ted Cruz y Mike Lee, del ala m¨¢s derechista, han sugerido lo mismo. Incluso Trump hab¨ªa parecido dar por muerta la ley al insistir en que su prioridad es aprobar una rebaja fiscal.
Los motivos de rechazo son diversos. Revelan el equilibrismo que debe llevar a cabo el partido para atajar su brecha interna y la enorme dificultad de modificar el complejo y caro sistema sanitario estadounidense. Algunos legisladores, como McCain y Collins, se oponen a la propuesta de ley (como ya hicieron en julio a una iniciativa parecida) porque consideran demasiado severos los recortes que causar¨ªa. Otros, como Paul o Cruz, lo hacen porque no va lo suficientemente lejos en eliminar burocracia y bajar costes.
La esencia de la ¨²ltima propuesta de Graham y Cassidy es la misma que las anteriores: reduce la expansi¨®n de Medicaid, el programa de asistencia p¨²blica para personas pobres o discapacitadas, y tambi¨¦n de ayudas fiscales para la compra de seguros en el mercado creado por Obamacare.
M¨¢s recortes y menos requisitos
Pero va m¨¢s all¨¢ en esos recortes y elimina muchos de los requisitos establecidos por la ley de Obama. Da dinero a los Estados para que decidan qu¨¦ ayudas p¨²blicas dan a sus ciudadanos y les permite fijar sus propias condiciones de cobertura. La ley de Obama establece una asistencia m¨ªnima, por ejemplo en maternidad o servicios de psicolog¨ªa, y un m¨¢ximo de gasto sanitario por paciente.
Sin embargo, la oposici¨®n dem¨®crata, los Estados y asociaciones m¨¦dicas y aseguradoras han criticado la iniciativa de Graham y Cassidy al considerar que disparar¨¢ el n¨²mero de personas sin seguro y dilapidar¨¢ protecciones.
Obamacare, aprobada en 2010, impuso cambios estructurales al modelo sanitario estadounidense y dio cobertura m¨¦dica a 20 millones de personas que no la ten¨ªan. Cre¨® un mercado de compra de seguros para el 7% de la poblaci¨®n (21,8 millones) que no obtiene asistencia m¨¦dica a trav¨¦s de sus empleos o el Gobierno. Tambi¨¦n expandi¨® Medicaid y cre¨® reglas para impedir abusos.
Los republicanos consideran la ley actual un adalid de una excesiva burocracia e intervencionismo p¨²blico. Esgrimen que el objetivo de su contrarreforma es bajar el coste de los seguros y aumentar la competencia. Con Obamacare, han subido los precios y ha ca¨ªdo la oferta de planes.
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